Última noche antes de llegar a la casa del señor feudal. Hemos decido, no... mas bien Sasuke ha decidido que es mejor que descanzemos y mañana lleguemos a la casa del señor feudal. Y como yo no sé donde queda, debo acatar su decision.
Sentada frente a una fogata que Sasuke se esmeró en preparar, observo como las llamas se mueven en todas direcciones, es como si pelearan entre ellas por sobrevivir al viento. Pérdida en mi contemplación, Sasuke interrumpe mis pensamientos.
Te entiendo- dice.
¿Que?- pregunto volviendo a la realidad y encontrándome con sus ojos también perdidos en las llamas, su rostro siendo iluminado levemente por ellas.
Entiendo que no me puedas perdonar- me repite- yo tampoco puedo hacerlo.
Me quedo en silencio por unos minutos. Pienso que esta bien lo que acaba de decir, pero luego me arrepiento y hablo.
No se trata de perdonarte o no- le explico- yo tampoco he hechos las cosas del todo bien.
Pero tu...
Traté de vengarme- le corto- y siento que todavía quiero que sufras...eso... no es ser buena persona. Así que, no me hables de perdón cuando todos nos hemos equivocado.
Aún así, lo siento- dice mirándome a los ojos.
¿Que sientes?- quiero saber- ¿el haberme mentido, dañarme o ambas?
Solo haberte dañado- responde con seriedad- si no te hubiese mentido estarías muerta y eso jamás me lo perdonaría.
A mi me duele que no hayas confiado lo suficiente en mi como para decirme lo que planeabas- le comento.
Si te decía la verdad...no habrías aceptado irte con Daisuke- explica.
¡Por supuesto que no habría aceptado! y si, seguramente me hubiese muerto, pero me hubiese muerto segura de que alguien me amaba igual que yo a él y no con esta duda constante que me carcome. Ahora vivo pensando si debo o no confiar en las demás personas.
Tienes razón- le digo- pero aún así... duele.
De manera no intencional mis ojos se humedecen, no me había percatado de que mis heridas aun no están cerradas hasta este momento en que hablamos abiertamente y con sinceridad de lo ocurrido.
Miro hacia abajo y oculto mi rostro en mis rodillas para evitar que Sasuke me vea. Pero es demasiado tarde.
Sasuke se levanta para sentarse a mi espalda y abrazarme.
¡No, no me abrazes!- me quejo y revuelvo en sus brazos.
¿Por qué?- pregunta.
¡Porque me haces sentir protegida cuando es de ti de quien debo protejerme!- exclamo aún luchando contra su abrazo, pero sigue manteniéndose firme.
No debes protegerte de mi- habla a mi oído con mucha calma- te amo, no te voy a lastimar.
Dejo de luchar contra su abrazo y me dedico a mirarlo. Sus ojos reflejan honestidad. Le creo, pero...nada es como antes. Yo no soy la misma.
¿ Puedes amar a una chica que intentó matarte?- le pregunto.
Sé que no era tu intención- me responde- no tengo reproches contra ti.
¿Aun sabiendo que me dejé llevar por mi enojo y maté a dos personas sin pensarlo dos veces?
Si no lo hubieses hecho tu, lo habría hecho yo o Naruto- me explica- no debes sentirte culpable por la muerte de Daisuke ni de Megumi. La vida ninja es así: uno muere por sus ideales.
