Belinda Mcmurffie ©

Capítulo 3

El piso era estilo rococó moderno, casi todo era o marrón oscuro, o negro, o morado, o gris, o blanco.

Nada más entrar estaba el salón, como en las típicas casas americanas.
En el techo se podía apreciar un precioso candelabro negro y las escaleras plateadas que conducían al piso de arriba. El salón constaba con dos sofás modernos blancos con unos cojines color café.
Una alfombra blanca, que a penas se notaba por que el suelo era de madera clarita.
Una tele plana en la pared, casi de última generación.
Un ventanal con vistas a unas gárgolas y la ciudad. Y que del ventanal colgaban unas cortinas moradas con encajes blancos.

La habitación estaba muy iluminada, como toda la casa en si.

La cocina. A la cocina, con paredes blancas, se podía aceder al atravesar un arco de piedra situado en el salón.
La cocina constaba de muchas encimeras negras y blancas formando la típica barra de bar, con taburetes naranjas incluidos.
También tenía un gran ventanal con vistas a más gargolas y a la ciudad, pero esta vez las cortinas eran de un rojo pasión.

Luego estaba el comedor, nada interesante pero era elegante, tenía paredes de un color grisaceo claro.
Tenía una mesa de cristal grande con seis sillas plateadas. Y otro ventanal con vistas a lo mismo que los otros,con cortinas rojas. Y en el techo colgaba un candelabro café.

El baño estaba situado a la izquierda del salón.
Tenía unos azulejos lilas, por lo demás era normal y corriente.

También en el lado izquierdo del salón había un despacho,con paredes blancas, donde la tía Verónica trabajaba.
Constaba de un gran escritorio marrón oscuro con un portátil violeta,y muchos papeles encima del escritorio, montones de papeles.

En el piso de arriba se encontraban los dormitorios y otro baño.
El baño era idéntico al otro pero esta vez con azulejos color aqua.

Los dormitorios tenían grandes vistas y paredes negras, pepera pesar del color tan oscuro de la pared, las habitaciones estaban bien iluminadas.
Cada uno constaba con una cama de matrimonio estilo rococó, con sábanas blancas con encajes negros. Las habitaciones tenían una alfombra color menta, un armario de pared blanco y un baúl para guardar objetos y algún que otro adorno y cojines, muchos cojines y almuadones.

─ ¿Te gusta? ─ Dijo con su típica sonrisa Tía Verónica.

Sin palabras se quedó la pobre Belinda, ¡el piso era impresionante!