─¿Bajas a desayunar?─ dijo Tía Verónica rompiendo el silencio que había en la habitación.
─Claro...─Respondió Belinda con la garganta un poco seca.
─Mañana empiezas el instituto─ dijo Tía Verónica bebiéndose su café.
─Ah...
─¿No estás feliz? Pensé que querías estar con Sara.
─Sí, pero tampoco me importa mucho.
─¿Sabes...? Me alegra mucho de que hayas conocido a gente, Sara es una chica encantadora. Por otra parte...
─No empecemos a hablar otra vez de eso─ Interrumpió Belinda.
Tía Verónica terminó de beberse el café de un solo sorbo. Se levantó y dejó la taza en el fragadero. Luego, se acercó al ventanal que había en la cocina. Resultó ser un balcón. Abrió la puerta de cristal y salió a tomar el aire fresco.
Era un balcón pequeño, tenía dos gárgolas observando la ciudad, o más bien, lo que era básicamente Escarlata. Las barandillas del balcón eran de hierro, pero estaban decoradas, el hierro formaba flores, unas grandes y otras más pequeñas.
Belinda terminó de tomarse su tostada con mermelada de arándanos, dio un sorbo a su zumo de naranja, puso también los platos y en el fregadero, y fue junto a su tía.
─¿Pasa algo? ─le preguntó Belinda a su tía mientras las dos observaban el paisaje.
─No, nada─ suspiró ─Simplemente me gusta venir aquí, relajarme y pensar.
─¿Pensar? ¿En qué?
─En cosas...
─¿Qué clase de cosas?─ insistió Belinda.
─Me gusta pensar en como cambian las cosas, en como pasa el tiempo.
─Y ¿por qué?
─No sé...
─Bonitas vistas─ dijo Belinda cambiando el tema de conversación.
─Lo sé─ dijo sonriéndole
─¿Éste es tu sitio favorito?
─Sí, se podría decir que sí. ¿Y cual es el tuyo?
─Me gusta parsar el tiempo en tu despacho...
─¿Mi despacho? ¿Qué tiene de especial?
─Me gusta rebuscar entre papeles. Ver documentos, facturas, y encontrarme con algún que otro objeto. Lo que más me gusta es encontrar cartas. Algunas dirigidas hacia ti. Y otras que escribiste tú, pero que nunca enviaste.
─¿Y cuándo se supone que haces eso?─ dijo Tía Veronica impresionada.
─A veces, por las noches, otras veces cuando no estás─ contestó Belinda tranquilamente, como si nada, no le molestaba decir la verdad.
─¿Y luego qué haces con todos esos papeles?
─Los dejo todos en el mismo lugar donde estaban.
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Belinda Mcmurffie ©
Misterio / SuspensoBelinda es una chica rara de 15 años con pelo blanco que llega a Escarlata, un pueblecito. Nadie sabe quién es, ni de dónde viene. Belinda vive en la casa su tía. Consigue hacer dos amigos que le acompañan en sus aventuras. Al principio todo es raro...