16. Máteme si quiere...

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Desperté con el sonido de una explosión. Estaban atacando el barco. Era imposible que estuviera sucediendo esto. Esperaba despertar de un sueño y desperté en otro.
-Juls, debemos abandonar la nave. -Era la señora Turner.
-¿Quién nos ataca?
-No lo sé. Venga conmigo.
Fui corriendo hasta un barco salvavidas, Jack disparaba con su pistola y estallaban cañones de ambos barcos. James peleaba con su espada y el joven Gibbs ayudaba a su padre a cargar los cañones. Algunos hombres del barco de la señora Turner estaban en el piso otros seguían luchando y cargando los cañones. Pero ¿Quién nos atacaba?
-Estamos cerca de tierra, debemos llegar a allá. Ayúdame a bajar el bote.
-Pero ¿Qué pasará con ellos?
En ese momento sentí a alguien que me tomó del cuello por la espalda. La señora sacó una espada y apuntó al hombre.
-Suéltala, muchacho, si no quieres salir herido.
El chico rió.
-¿Y tu quién eres?
-Elizabeth Turner, la reina de los piratas, por si no lo sabes. -Exclamó Jack detrás del chico. -Suelta a la chica. -Se escuchó el arma cargarse.
-Joven Dubois, por favor, no le haga daño a ellos, yo tengo la culpa de todo, nunca debí llevarlos a Tortuga. Debí advertirles... Nunca quise que su hermano muriera.
-Ah no pero está muerto por su culpa.
-Máteme si quiere, si cree que eso le va a devolver a su hermano, hágalo.
-Juliette ¿Qué estás diciendo? -Exclamó Jack.
-Cree usted que no pienso hacerlo aún sabiendo que él no va a volver.
-Debería asesinarme a mi, entonces. -Exclamó Jack caminando frente a nosotros.
-Lo haré uno por uno.
En ese momento el mástil del barco fue derribado. El joven Dubois me soltó al caer al suelo. y Jack me haló con fuerza, empezó chocar su espada con la del chico. La señora Turner había caído al suelo así que la ayudé. Hubieron unos cuantos disparos, Jack gritaba a Gibbs. Me sentía muy asustada.
-Salta Juls. -Me gritó la señora Turner.
-¿Qué? No... no sé nadar.
-No es cierto. -Hubo un par de estallidos muy cerca. -Salte conmigo.
-No puedo. -Grité. -Tengo mucho miedo.
Había imaginado que sería una aventura pero jamás pensé en morir en la travesía, miré a la señora Turner saltar con su hijo, James. Luego sentí la mano fuerte del joven Gibbs en mi brazo. Me haló a su cuerpo para protegerme de una fuerte explosión que nos impulsó a caer al agua.
Abrí mis ojos bajo el agua y traté de subir a flote. Estaba muy asustada no sabía nadar o no recordaba como hacerlo.
Cuando puede sacar mi cabeza y tomar aire vi a la señora Turner nadar hacia un bote con James, traté de mantenerme a flote lo suficiente para observar que el joven Gibbs no estaba. Me sumergí para buscarlo, estaba luchando para salir del agua, fui a él como pude, el joven Gibbs me tomó de las manos y traté de subir a la superficie pero era imposible, él chico había perdido la consciencia.
Salí a la superficie para tomar aire y vi a Jack nadando hacia a mi. Volví a sumergirme y Jack me ayudó a sacarlo a flote. El joven Turner había acercado el bote salvavidas, Gibbs ayudó a subir a Isaac, Jack me ayudó a mi y luego él subió.
Vimos dos botes más acercarse a nosotros. Eran marinos del barco de la señora Turner que por cierto se hundía poco a poco.
-Isaac, hijo. Responde. -Gibbs lo golpeaba levemente en el rostro.
-Yo me encargo. -Exclamó Elizabeth.
Jack estaba a la espera de que el muchacho despertara.
-Joven Gibbs, responda. -Exclamé muy asustada. Él me había salvado la vida protegiéndome de la explosión, no quería que muriera por mi culpa. James observaba angustiado.
Luego de algunos intentos por reanimarlo, Isaac volvió en sí. Sentí un gran alivio, sin darme cuenta le había tomado la mano. El observó a su padre, a la señora Turner y por último a mi, luego cerró los ojos nuevamente.
Habíamos naufragado. Gibbs estaba muy pendiente de su hijo. Jack había sacado una botella de una bolsa, al parecer había un barco dentro de ésta. James remaba junto a otro de los marinos.
-A este paso no llegaremos a Port Royal hoy. -Era Jack.
-Si no te gusta rema tu. -Exclamó Elizabeth furiosa.
-Tranquila Lizzy. Es sólo que...
Vi a Jack mirarme, yo le di una mirada de odio y seguí pendiente del joven Gibbs. Al atardecer llegamos a Port Royal. Jack y Gibbs se habían quedado en una playa cercana por obvias razones.
Isaac se bajó del bote con ayudan de James y otro hombre. Elizabeth nos llevó a su casa, ahí pude tomar un baño y usar ropa limpia de ella, una de sus mucamas me había arreglado el cabello. Necesitaba mucho de esto.

La hija de Jack SparrowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora