-La verdad no sé como tengo el valor de sentarme aquí contigo pero después de todo eres mi hija.
-Jack... -él me interrumpió.
-No, quiero que hablemos y necesito que me perdones en nombre de tu madre.
-Yo... -Me volvió a interrumpir.
-Soy un pirata, linda, no estoy acostumbrado a tener ésta clase de conversaciones. -Lo vi nervioso. -Y sí, tenías razón. Siempre supe que tu madre estaba embarazada por una carta que me envió. La ignoré y decidí olvidarla.
-¿Por qué? -Vi la mirada de Jack perdida en los recuerdos.
-Quizá tuve miedo. -Jack sonrió.
-¿Tú? No lo creo. -le dije no muy convencida.
-No por ser padre, sino por... porque tu no merecías vivir en medio de la necesidad, para mi eres una princesa. Al igual que lo era tu madre. Fui un tonto sí, ella me amaba de verdad y yo me dejé llevar por... -Hubo una pausa. -Ella hizo algo que jamás nadie había hecho por mí.
-Por agradecimiento, te entiendo. Ella era fue muy atrevida.
-Sí. -Hubo un silencio. -Juls, tal vez no creas esto que te voy a decir pero... amé a tu madre, de hecho he amado a todas las mujeres con las que he estado. Y han sido muchas. -Jack sonrió orgulloso.-No tengo necesidad de saber eso... -Jack rió al verme abrir los ojos muy grandes y negar con la cabeza. Luego él llevó su mano a un pequeño baúl que yo ya conocía, era donde se encontraban las cartas de mi madre.
-Jack yo no quise romper el cierre es sólo que...
-¡Shh! Tomé tiempo para leerlas estos días, ahora quiero que las conserves. -Sacó todas las cartas y me tomó de la mano para que yo las tomara. -En todos estos años no quise romper el sello de ninguna otra porque no quería tener una razón para buscarla. Era suficiente con saber que ella había tenido un hijo mío. En este caso una bella hija. -Jack me sonrió.
-¿Y por qué ahora sí?
-En ellas hablaba de tí, de tus primeras palabras, de tus primeros pasos, de cuando empezaste a usar corsé, de todos tus logros, de tus travesuras. Juls, pude vivir todo el tiempo que no estuve ahí con cada palabra que tu madre me escribió, la imaginé a ella enseñándote a tocar el piano, aunque dijo que lo odiabas. -yo sonreí. -Y no me arrepiento porque sé que fuiste una niña feliz, no me necesitaste, la tenías a ella.
-Sí. -Le dije.
-Ella siempre creyó en mí. Por eso quiero que me perdones. Por ella. Así podré irme en mi amado Perla en paz y tu casarte con el mocoso de Gibbs.
-Isaac.
-Sí, ese.Miré sus enormes y expresivos ojos marrones, me dio una de sus sonrisas repugnantes y asentí.
-Claro que te perdono, papá.
Jack se acercó y me dio un abrazo, su olor a ron me causaba nauseas pero no me importó, era mi padre, ambos necesitábamos ese abrazo.
-Entonces ¿Qué harás al volver? ¿Te casarás con el muchacho?
-Aún no me lo ha propuesto.
-Tu lo quieres ¿cierto?Asentí y luego él se sacó uno de sus anillos, lo puso en mi mano.
-Es una esmeralda, la llevo hace muchos años, puedes venderlo si quieres, quizá puedas comprar un lindo vestido. Es mi regalo de bodas.
-Jack, papá. Yo no...
-Bueno, puedes comprar ron entonces. -Ambos reímos.
-¡Gracias! -Sonreí al verlo, tenía unas calaveras talladas a los lados.
-Sé que no lo necesitas pero desearía que lo conservaras, sé que nunca seré un buen padre pero quiero que no me olvides.
-Jamás lo haría.
-Bien, siendo así, te invito a un trago de ron.
-Mmm, lo creo.
-Sólo uno. Por mí.
-De acuerdo.Esa noche tomé ron con mi padre hasta emborracharnos, jamás pensé que me gustara tanto el ron. Reímos y bailamos, contamos anécdotas, les conté que el Perla era el segundo barco que robaba, de verdad que era una pirata. Elizabeth y Jack cantaron una canción de piratas muy divertida. Isaac también se divirtió con su padre. Y mi abuelo se acercó para decirme cuán feliz estaba de conocerme.
Me despedí de él con tristeza, a pesar de todo fue agradable conocerlo, me dio unos hermosos pendientes de oro. Quizá eran robados pero mi abuelo me los había obsequiado, no podía rechazarlos.
Al subir al Perla, me ofrecí a hacer el turno, saqué la brújula mágica de mi padre y pensé en lo que deseaba. ¿Quería volver a casa realmente? Cerré mis ojos y sentí la brisa cálida en mi rostro. Sabía que iba a extrañar todo esto pero necesitaba volver.
Pasaron mis cuatro horas al mando, el monito me hacía compañía en el timón. Gibbs se encargaba de los aparejos con Isaac, Elizabeth conversaba con Jack a estribor.
-Vengo a relevarla capitana Roxton. -Era Isaac.
-Es una lástima, mozo Gibbs. -le dije.
-¿Por qué?
-Le iba a decir que tomara el té conmigo y con Jack.El monito le dio una sonrisa a Isaac.
-Sería un placer pero creo estaré libre hasta dentro de cuatro horas.
-Maestre Gibbs.
-Sí, señorita. -me respondió el padre de Isaac.
-¿Podría encargarse del timón un momento?
-Sí.Isaac y yo fuimos al plan, servimos té y nos miramos sin decir una palabra. Luego de un tiempo él rompió el silencio.
-Juls, quiero decirte...
-Isaac. Ya lo pensé bien, voy a volver a Port Melbourne.Él me miró serio.
-Debo ir a ver a mis hermanos, a mi padre y debo saber cuál va ser mi destino ahora que sé que soy hija de un pirata. Tal vez deje de tener el apellido del Comodoro y tenga que irme a vivir con mi tía Clementine a Bruselas. -Le dije con mucha preocupación.
-¿Bruselas? he escuchado que es lindo.Miré a Isaac perpleja. Pensé que se iba a enojar y me diría que soy una señorita refinada que no sabe lo que quiere en parte era así, siempre fui muy indecisa pero sabía que tenía que ir a casa y también que lo amaba pero debía hacer las cosas una a una, comenzando por mi familia.
-Pasé muchos años esperando conocer a mi padre, pensé que él era un buen hombre y lo afirmé, es un pirata, uno noble que aunque tiene un grave problema con el ron no deja de ser gran padre, ahora no me importa a dónde vayas, quiero ir contigo. Eso sí tu quieres. -Sonreí al escucharlo.
-Había pensado en robar el barco de Jack nuevamente y escapar juntos pero creo que eso no va a ser falta. Puedo ayudarte a conseguir un trabajo con mi padre Clarence si eso lo que deseas.
-Haría lo que fuera por estar cerca de ti. -Isaac tomó mi mano sobre la mesa vio mi anillo de esmeralda y frunció el ceño. -¿Esas son calaveras? -señalando el anillo.Reí al ver su rostro.
-Sí, un obsequio de bodas de mi padre.
-¿Bodas? -Preguntó confundido.Sonreí a Isaac y él se levantó de la silla. Caminó hacia un extremo se plan. ¿Qué había dicho que le molestó? Lo vi regresar con algo en sus manos.
-Una boda no se puede llevar a cabo si no hay una propuesta.
-Así es.Isaac se acomodó el cabello y se arrodilló.
-Juls, mi dulce Juliette. Sé que no es el lugar más hermoso, ni el momento adecuado para pedirte que...
-Acepto. Si quiero ser tu esposa.No pude contenerme, amaba a Isaac, no me importaba si tenía o no dinero, sabía también que tenía muy poco de conocerlo pero supe que lo amaba desde que lo besé por primera vez. Él me había dado una enorme sonrisa, colocó un hermoso anillo de diamante en mi anular, luego se puso en pie, me haló a su cuerpo, me dio una enorme sonrisa y me besó suavemente, sus brazos musculosos me rodearon y...
-Es suficiente. Ya dio el sí, apártate de mi hija. -Era Jack, se había asomado junto con Elizabeth y Gibbs por las escaleras.
-Pero señor, ya hablé con usted de esto.
-De pedirle la mano sí, pero no de besarla de esa forma.
-Jack, déjalos. -Era Elizabeth.Ambos reímos. Miré sus ojos color miel, me decían lo feliz que era. Y yo, me sentí tranquila, llegaría a Port Melbourne con una gran noticia.
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La hija de Jack Sparrow
FanfictionAventurero, mentiroso y bribón, aún así robó más de un corazón. Jack Sparrow o que diga el Capitán Jack Sparrow, uno de los más famosos piratas del Caribe es buscado por su hija Juliette, quien por cierto él no sabe que existe, la chica se lamenta d...