40. ¡Ganamos!

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Jack y sus amigos habían conseguido sus armas antes de salir de la cueva. Las sacaron sin dudar al verme amenazada.

-Bien, deme todos los rubíes que trae señorita Roxton. -Era el viejo.
-Yo no traigo nada, señor Jacobs.
-Suéltala, ella no trae nada. -Era Isaac.
-¿Y tú sí, muchacho?

Miré a Isaac y le hice una seña, llevé mis ojos a la espada que llevaba él.  Asentí y él me la lanzó muy rápidamente. Mi suerte no podía ir peor, la espada cayó al suelo, ya que, el tiro no fue lo suficientemente fuerte. Ahora la espada estaba a mis pies. 

-Lo siento linda. -me dijo él muy avergonzado.
-Descuida. -le dije.

Los hombres rieron y se detuvieron al escuchar un disparo,  Jack había acertado a la mano del señor Lankaster. Yo fui al suelo por la espada y me enfrenté Perkins que estaba junto Lankaster lamentándose. 

Inició un enfrentamiento entre él y yo. Los demás observaban mis movimientos, sabía que él era muy bueno, pensé en que yo no estaría muy lejos de soltar la espada y estar nuevamente con el filo al cuello. Teague y sus hombres rodearon a Lankaster con sus armas, Jacobs tenía el arma apuntando a Isaac. Mientras, yo seguía en combate con Perkins.

Hubo un roce de la espada de Perkins en mi brazo. Lo miré furiosa. Los hombres de Barbossa llegaron a luchar con Jack y sus amigos. Me distraje al ver a Isaac en problemas. Perkins cortó un mechón de mi cabello, eso me enfado demasiado.

Me enfrenté con enojo y hubo un fuerte choque de la espada que me hizo soltarla. Caí al suelo y vi al joven Perkins llevar el filo a mi cuello.

-Usted no es capaz de lastimarme, joven Perkins.
-Quizá no pero que tal el capitán del Venganza. -me contestó.
-Mira muchacho, ningún mocoso debería apuntar con un arma a una señorita, menos si se trata de mi hija. -Era Jack que había sacado su espada.

Jack peleó con el chico, mientras yo corría con mi espada a rescatar a Isaac. En una historia normal sería él quien debería rescatarme pero saben, yo soy la hija de Jack Sparrow.

Llegué hasta el hombre que golpeaba a Isaac, lo pateé en el rostro y lo derribe. Le ofrecí la mano a Isaac para ponerlo en pie. Un hombre se acercó por detrás y me golpeó por la cabeza.

No supe qué sucedió, sólo desperté en el bote salvavidas del capitán Teague, Isaac me llevaba en su regazo, el monito estaba en su hombro, estabamos llegando al Perla. Jack, Elizabeth y Gibbs venían atrás en el otro bote con otros hombres de la tripulación. 

-Debemos avanzar rápidamente, Barbossa desplegó las velas de su navío. -Era Teague.
-¿Qué sucede? -dije aturdida.
-Temo que ya se dio cuenta. -Me contestó el hombre.
-¿De qué? -Exclamó Isaac.
-Ayuda a mi nieta a subir al barco. -Teague repuso. 
-Sí, señor.  -Isaac contestó.
-¿Qué? -Dije confundida.
-No me había presentado, lo siento. Soy Edward Teague, guardián del código pirata y el padre de Jack. Soy tu abuelo.

¿Reí por la contusión en mi cabeza o por lo que había dicho el pirata? Tenía un abuelo, y  también era pirata, que novedad. Isaac me ayudó a levantarme para subir al barco. Lo peor no fue que me dejara caer al agua si no que saltara a rescatarme. 

Estaba empezando a dudar en el amor que sentía por Isaac. Ese torpe terminaría matándome un día. Me sentía tan débil,  sin fuerzas para subir a la superficie, vi a Isaac nadar hacia mi. ¿Estaba nadando? Era como el sueño que había tenido semanas atrás. Era extraño. 

Subimos a la superficie y pude tomar aire con algo de dificultad, Isaac subió al barco y me sentó en las escaleras. El capitán Teague o que diga mi abuelo subió a su nave y dio órdenes al igual que Jack en el Perla Negra, parte de la tripulación eran hombres de Teague. Pero faltaba algo.

-¿Dónde está James? -Pregunté a Elizabeth.
-Al parecer se ha ido con su padre. -Ella estaba confundida.
-Se acercan con rapidez. -un hombre de la tripulación habló. 
-Señor, creo que van a atacar. -Era Gibbs.
-Desplieguen las velas debemos alejarnos. -Dijo Jack.
-Pero señor... -Gibbs lo miró extrañado.
-Gibbs, no quiero que mi hija corra peligro. Es mejor huir y que todos estemos a salvo, incluyendo a tu hijo.

Gibbs llevó su vista a Isaac, él lo miraba también. 

-Sí, cap' podemos hacer que el Perla vaya más rápido.  -Gibbs corrió.
-Cómo en los viejos tiempos Gibbs. -Jack sonrió.
-¿Por qué Barbossa quiere atacarnos? -Pregunté a Jack.
-El ritual de los rubíes no funcionó, sólo fue un tipo de ilusión, las rocas se convierten en rubíes reales con el sacrificio de una doncella. -Dijo Jack.
-Hubo un sacrificio pero no era en de una doncella, los rubíes dejan su apariencia de piedra preciosa para convertirse en simples rocas al salir de la isla. -Relató Gibbs.  
-Es magia, no se puede engañar. -Agregó Jack, hubo una pausa. -Jamás me perdonaría perder a mi hija por unas rocas embrujadas. -El me dio una media luna en sus labios.

Eso me enterneció. Jack sentía algo por mí. Además tenía un abuelo y él sí se veía cuerdo. Bueno, un poco nada más. Observé a Jack en la borda. Estaba ido viendo el navío de Barbossa que se acercaba con rapidez. 

-Hay que atacar el Venganza. -Dije decidida. 
-No, ya tomé la decisión Juls, no voy a poner tu vida en riesgo.  -Jack dijo sin mirarme.
-Es mi decisión... -hice una pausa. -Por ti padre.
-Yo estoy de acuerdo. Debemos luchar contra el Venganza y salir victoriosos, somos piratas, los piratas no huyen. -Exclamó Isaac muy convencido.
-En realidad sí, Isaac y no eres un pirata, hijo. No aún. -Era Gibbs.
-Bueno, ésta vez no tiene que ser así. -Agregó el muchacho un poco tímido.

Jack puso su sonrisa repugnante y se dirigió a Gibbs. 

-Maestre Gibbs,  preparen los cañones.  -Todos se miraron confundidos y luego sonrieron.
-Ya escucharon al capitán, todos a sus posiciones. -gritó Gibbs a la tripulación.

Jack dirigió el barco cerca del de Barbossa, también Teague estaba cerca.

-¡Isaac! -susurré y caminé hacia él.
-¡Juls! - me dijo.

Ambos nos acercamos lo suficiente. Sus ojos brillaban con la luz del atardecer. Lucía cansado y su piel estaba bronceada por el sol. Su cabello era un desorden y aun se veía apuesto.

-¿Me vas a decir ahora que significó? -me preguntó. 

Yo asentí y luego sonreí. 

-Al igual que tú, fue mi primer beso, Isaac y fue hermoso aunque extraño pero lo amé. 

Isaac se acercó para besarme y en eso escuchamos a Jack gritar.

-¡FUEGO!

Jack dio la orden al tener el barco a babor. Sus amigos gritaron también y los cañones se detonaron. Las explosiones se dieron una tras otra. Isaac y yo nos habíamos refugiado. Las explosiones cesaron y Isaac y yo nos miramos confundidos. Salimos para ver que había sucedido. El Venganza había huido, ni siquiera había atacado. Teague sonreía triunfante a su hijo.

-¿Qué sucedió? -preguntó Isaac.

-Ganamos. -Jack dijo feliz.
-¿Ganamos? -Le pregunté.

Observé junto al barco del capitán Teague el Holandés Errante, James estaba en la cubierta junto a su padre. Al parecer Barbossa había preferido huir antes de ser atacado por tres barcos, era mejor perder los rubíes que perder su barco. Fue muy extraño, era un navío potente que había acabado con varios barcos de la flota de Inglaterra. ¿Qué lo había atemorizado?

Isaac me abrazó, reía de felicidad. Al separarnos él me vio a los ojos, me iba a besar lo sabía, llevó sus manos a mi rostro y se acercó, yo cerré los ojos y esperé que nuestros labios se rozaran. Jack se aclaró la garganta en ese momento, abrí los ojos y lo vi de pie junto a nosotros. Muy cerca diría. Isaac sonrió.

-Yo que tu no haría eso muchacho. Soy un padre muy celoso y no dejo que mi pequeña se bese con piratas.  -Jack dijo con autoridad. 
-Lo siento capitán Sparrow creo usted y yo tenemos una conversación pendiente. -Isaac contestó.  

Ambos sonreímos mientras Isaac me tomaba de la mano y la besaba. 

La hija de Jack SparrowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora