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"Érase una vez un Ángel guerrero que vivió engañado, un día quiso saber la verdad, y  volverion a mentirle"

¿Que sabemos de guerras? Supongo que bastante, claro,  pues bien hemos sido víctimas de varias de ellas,  sin embargo, hay guerras ocultas a los ojos humanos.

El Cielo y el inframundo llevaban varios siglos en guerra, los demonios estaban hartos de vivir en las profundidades y trataron de tomar el territorio de los Ángeles, pero el cielo tenía al mejor guerrero e impidió que ésto pasara. 

El Ángel del que voy a hablarles era Taiga, había recibido ese nombre por que era tan fiero como un tigre, sin embargo un día Taiga comenzó a cuestionar toda su vida, el no había sido criado como los otros, el había crecido y sido educado por el mismo dios.

Taiga era el guerrero que lideraba todo el ejército de los ángeles,  debo aclarar que no todos tenían un mismo puesto, unos eran guerreros, otros eran recolectores, otros eran los juzgadores y otros más  los llamados guardianes. 

Es cierto que cada día de  guerra los Ángeles morían al igual que los demonios, pero, está guerra llevaba
más de un siglo vigente ¿cómo era esto posible? Los Ángeles y demonios (desde el punto de vista que se mire) recolectores, como su nombre lo dice, recolectaban las almas de los guerreros caídos para así evitar perderlas por completo, luego construían otro cuerpo para albergar a esa alma y así no tener bajas en sus ejércitos, en pocas palabras no los dejaban morir.

Muchos guerreros habían muerto hasta 6 veces, pero Taiga no, el jamás había sido si quiera lastimado en alguna batalla.

Taiga era alguien bastante solitario,  inclusive los ángeles le temían por su monstruosa fuerza, sólo tenía un amigo, un recolector tan flacucho y con poca presencia que a penas y era notado por muchos, su nombre era Kuroko Tetsuya.

Siendo francos eran un buen dúo, cada uno hacía su trabajo de forma excepcional, pero hubo un día en que rompieron las reglas.

El campo de batalla de Sarcuom se había convertido en  un río de sangre, los cadáveres de los guerreros caídos estaban por todas partes, este asalto lo habian ganado los Ángeles. Como era de esperarse , los demonios emprendieron la retirada y los Ángeles recolectores pudieron hacer su trabajo.

-Kuroko, no es por apresurarte pero ¿no podrías hacer tu trabajo más rápido?- .un Angel pelirrojo y uno peliceleste se encontraban hablando en aquel escenario tan sangriento -Lo siento Taiga-kun, esto debe hacerse bien o las almas se perderán- el pequeño recolector explicaba con tranquilidad. -Bien pero...  ¿escuchas eso? - el ángel pelirrojo se interrumpió a si mismo, el pequeño peliceleste guardo silencio y después dijo -Es un alma en agonía, se rehúsa a irse de su cuerpo- explicó el mismo - ¿Pues que esperas? ¿no es tu tabajo salvar almas a caso?- el interrogado asintió con algo de pesar y comenzó a caminar a donde el sonido nacía, cuando llegaron se dieron cuenta que no era el alma de uno de lo suyos, era un demonio agonizante en su lecho de muerte.

Ambos se miraron cuestionandose uno al otro con la mirada que es lo que deberían hacer.

-¿Vas a salvarlo? - preguntó el pelirrojo - Si lo hago y me descubren no me irá bien- argumentó Kuroko -Tampoco puedes matarlo, Hasta para atacar al enemigo debemos tener Honor- explicó Kagami, Kuroko lo pensó un rato y luego aceptó cerrar la ruptura impidiendo que el alma del demonio escapara.

Terminando su trabajo extendieron sus alas  y volaron de regreso a lo que llamaban hogar, sin saber que salvaron al demonio que los destruiría luego.

"La vida de los angeles siempre se mantiene en secreto, pero la vida de Taiga era todo un anatema, no sabía de donde provenía,  ni quienes eran sus padres, siempre fue criado por el dios mismo, un día, el quiso saber la verdad y le mintieron de forma errónea."

El Llanto Del Cielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora