IX

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"No juegues con fuego esperando no quemarte"

Taiga había llegado al lugar donde su "padre" lo había citado, una  hora tarde pero había llegado a fin de cuentas, corrió lo más a prisa que pudo todo el camino y no se detuvo hasta que hubo llegado; Con la respiración agitada se abrió paso por los salones de aquel lugar, y sin vergüenza irrumpió empujando la puerta con ambas manos haciendo un ruido estruendoso que se extendió por toda la sala creando un horrible eco que resultaba terriblemente molesto a los oídos de todos por lo pequeño del lugar.

  — Llegas tarde—  habló su "padre" con severidad — Sí, lo sé, lo lamento muchísimo.—  A penas podía hablar por lo agitado que había estado, nerviosamente y por lo bajo miró por toda la sala, los representantes de cada tipo de ángel estaban ahí y el conocía varios de los rostros presentes, incluso su pequeño amigo Tetsuya estaba ahí, lo miraba compasivo por seguramente el gran sermón que estaba por recibir — ¿Qué fue más importante que hizo que te retrasaras  tanto tiempo?—  el corazón de Taiga se detuvo por un momento al recordar a Daiki y el tiempo que había pasado con él, sintió un frío recorriendo su espina dorsal y a duras penas pudo contestar — No fue nada más que mi propia culpa, estaba en casa recostado y olvidé que hoy era día de asamblea— No le gustaba mentir, pero era totalmente necesario y justificable (según él) en éste caso — Lo lamento mucho, creo que merezco una sanción por mi falta de respeto a la asamblea.— No iba a negarlo, estaba muerto de miedo por la respuesta que le darían— Lo dejaremos pasar por ésta vez, sólo por el gran y excelente servicio de su parte a la comunidad—  al escuchar las palabras de su padre Taiga se sentía más tranquilo, miró a su amigo el cual le dio una pequeña sonrisa casi imperceptible.

Después de ésta escena tomó el lugar que le correspondía en aquel salón y sin hacer nada más se dispuso a escuchar sin perderse ni una sola palabra, lo cual resultaba muy difícil por que su mente estaba perdida en una laguna de recuerdos fugaces de los últimos días, comenzaba a intranquilizarse, era extraño, nunca se había sentido así, nunca había pensado tanto en alguien desde ... la verdad no lo recordaba, en sus muchos años de vida no tenía muchas historias de relaciones con conocidos ni nada por el estilo.

Terminó la reunión y como hoja que lleva el viento Taiga salió apresurado a casa sin ninguna dificultad llegó y como normalmente hacía entró en su casa, iba tan distraído que no notó la carta del extraño, la misma carta que le habían enviado a Daiki, se recostó en su sofá y con su antebrazo tapó su cara, soltó un suspiro al tiempo que hacía un mohín con la nariz, y después se quejó consigo mismo, algunas cosas no tenían ni el más mínimo sentido, pero eso lo pasaba por alto, el simplemente quería desahogarse ¿Sobre qué? Eso daba igual.

Se durmió entre quejas propias, y por primera vez en mucho tiempo soñó, Quiero darles un dato curioso, un ángel que sueña es como un cerdo que vuela, o como una piña color rosa o como un caballo con púas de puerco espín, en pocas palabras era sumamente extraño, tiene que ver con cuestiones del alma, y el alma de los ángeles aunque no lo pareciese era un tanto insípida por muchas razones, pero la principal es que vivían privados de muchas cosas, muchos gustos y placeres... tenían que ser perfectos y sin embargo esa noche Taiga soñó.

Era uno de esos sueños raros que en el momento y después de analizarlos te das cuenta de que no tienen sentido, en su sueño había un hombre y una mujer, ambos humanos, vivían juntos pero no eran felices, después cambió, ambos se veían muy complacidos sin embargo éstos ya no estaban juntos, después ésta imagen desaparecía y en el mismo sueño aparecían dos niños, separados por una gran e imponente mano, después veía un guerrero, herido, agonizante, que sin importarle sus heridas corría para alcanzar a alguien, y luego nada, ya no había más, todo había quedado en un fondo extrañamente blanco, en éste punto Taiga despertó empapado en sudor y con la frecuencia cardíaca al ritmo de un son rápido, no podía mantener la respiración calmada, al contrario se cortaba y a veces simplemente no podía soltar el aire, después de eso no pudo volver a conciliar el sueñoasí que no le quedó de otra más que quedarse despierto y entretenerse un rato; iba de un lado a otro de arriba a abajo, de izquierda a derecha y en todas direcciones posibles y en una de sus andadas encontró el sobre sin sello que había pisado y no estaba ni en cuenta, lo cogió y lo abrió sólo para encontrar una amenaza escrita dentro de éste.

El Llanto Del Cielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora