XI

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 ¿Se querían? ¿se habían dicho que se querían? ¿Había pasado en verdad? ¿en qué estaban pensado? ¿estaba bien? 

preguntas eran lo que sobraba en la mente de ambos, ésta vez no solo en la del pelirrojo, ambos se cuestionaban si lo que estaban haciendo era correcto, en realidad eran cuestionamientos retóricos, pues sabían indudablemente que estaba mal.por dónde lo vieran, no se supone que sus bandos deban estar juntos, mucho menos en algo como un romance ¿O si? ¿Quién decía que no podían estarlo? ¿Dios? ¿Quién era Dios para negarles aquel placer? ¿Lucifer? Pfff el solo había hecho frente al ultimátum que le había lanzado Dios hace cientos de años.

Ambos se habían despedido y había  regresado a casa, Taiga ya no quería volver, en ese momento más que nunca odiaba y envidiaba la ignorancia en la que vivían los humanos, los odiaba por poder ser felices de una manera tan fácil, los odiaba porque no tenían que lidiar con lo que él había tenido que sobrellevar desde niño, odiaba sentirse tan egoísta pero ¿Cómo culparlo? Presos del enamoramiento ¿Quién no se frustra con facilidad?

Taiga se recostó en su cama y se acostó en posición fetal, quería sentirse en paz unos momentos, sin embargo, alguien llamó a su puerta. Pensó en no atender, pero se sentía mal al no hacerlo, así que se levantó pesadamente y abrió. Su amigo, Tetsuya se asomó por una rendija.

—Hola Taiga, vine a visitarte ¿Es un mal momento?— preguntó el de manera pacífica— No, claro que no, anda, pasa— contestó y le invitó a pasar —Taiga, quiero hablar de algo contigo y espero que no me odies después de ello.

Kagami se sentía muy nervioso tras lo que su amigo de tantos años le había dicho ¿Era necesario tanto misterio?

—¿Qué es lo que pasa?— preguntó Taiga —Verás...— hizo una pausita —Mejor siéntate, está charla será un poco larga— Taiga le hizo caso y sentó.

—Verás... La otra vez estaba buscándote porque tu padre me lo pidió, y así lo hice, sin embargo no te encontraba.

Taiga comenzaba a sospechar donde pararía todo eso.

—Cuando te encontré estabas casi a las afueras de la ciudad, te llamé pero ¿Sabes? Mi voz no es muy audible, así que no me escuchaste, motivo por el cual decidí seguirte — respiró hondo antes de continuar — En realidad no esperé nada de lo que pasó a continuación, te ví en tu facha humana, eso no me pareció tan extraño, sé que te gusta el mundo humano, pero ....

—Creo que ya sé por dónde va esto...

—Después de eso, lo que verdaderamente me sorprendió fue ver con quién te reunías, en realidad al principio fue complicado reconocerle, pensé que era un simple mortal, pero luego vi que era aquel comandante del bando enemigo y en realidad no sé cómo describirte la confusión que sentí — Taiga estaba sudando en exceso — ¿Por qué estaban ahí los dos? ¿Qué está pasando Taiga?

Kagami se quedó callado unos segundos ¿Debía confesarlo? En realidad, confiaba en Tetsuya, descartó la posibilidad de que el fuera quien enviaba las cartas amenazantes, pues en verdad parecía ser ajeno a cualquier precio encuentro suyo con Daiki. Miró a los ojos a su amigo, respiró profundamente, se armó de valor y decidió confesar.

—Esto... Va más allá de lo que viste

—¿Vas a contarme?

—Eso creo, pero promete que no vas a juzgarme por ello.

Tetsuya asintió con la cabeza

—Sabes que aún en las situaciones más extrañas e inconvencionales estaré ahí para tí.

Kagami sonrió y se sintió seguro.

—Bien, todo empezó por esto — se descubrió la parte de la piel en donde tenía la marca— Esa marca, a la que en realidad nunca le había prestado atención, resulta ser todo un misterio.— Kuroko le miró, conocía esa marca, cuando Taiga murió se había transferido de su cuerpo anterior al que había adoptado, había sido extraño — ¿Qué tiene esa marca?— preguntó — Es ... Una marca complicada, y lo curioso de la historia empieza aquí, porque Daiki, el demonio con el que me viste, tiene la misma marca, y no es una coincidencia, no es algo que pueda imitarse con facilidad — Kuroko se acercó  a mirar la marca  y la vio detenidamente y la reconoció.

—Yo he visto esa marca antes.

—¿En serio?

—Sí, bueno, algo como eso, es la primera vez que la veo en vivo, pero, la he visto antes en libros.

Taiga enmudeció

—En realidad, ignoro si ya conoces su significado, pero aún así te lo diré— Suspiró— ¿Sabes? Los que construimos cuerpos y salvamos almas a veces necesitamos de esos símbolos para ensamblar ambas partes, conocemos muchos simbolos, tantos que a veces es difícil recordarlos, pero, ese símbolo está prohibido, al menos para nosotros, es algo que ninguno de los de mi clase puede usar y poner en práctica.

—¿Por qué no?— interrumpió Taiga

—Son símbolos antiguos que solo pueden realizar ángeles de alto rango o el mismo Dios— se encogió de hombros — Sobre todo por la carga que representa— se tomó un segundo — a Dios no le parece bueno para nuestra guerra el hecho de atar almas, antes solían usarse sellos para imitar sus efectos, tu marca, la marca de Eva, entrelaza almas que deben estar juntas, si una se pierde la otra comienza a debilitarse hasta desvanecerse, esa marca sería buena para el campo de batalla porque al estar atada a otra alma podría ser más sencillo evitar que se perdieran, pues al existir un lazo tardarían un poco más en perderse.

— ¿Hay alguna forma de deshacer la marca?

—La marca genuina no, cuando naces con una marca no puedes deshacerte de ella.

—¿Cómo es que sabes de esto? ¿Mi padre sabe este meollo y te envió a sondearme?

—Nada de eso, te juro que solamente yo lo sé, confía en mí — estaba siendo sincero — y como ya te dije, son conocimientos que encuentras en Grimorios para sanadores, aunque solo ciertos miembros pueden acceder a ellos, necesitas haber destacado en tu formación de sanador para tener el privilegio del conocimiento superior.

—Comprendo... ¿Entonces es algo inevitable? ¿El hecho de que mi alma este unida a la de Daiki?

—Sí, es algo inevitable, y deberían ser más cautelosos en sus encuentros, si alguien que quiera una excusa para sacrificar a alguno del otro bando los ve, no dudará en exponerlos y delatarlos.

—Sobre eso... — Taiga se puso de pie y buscó las cartas de amenaza — las cosas están muy mal— le tendió las cartas y Tetsuya las tomó.

Las leyó el incluso el se sintió en riesgo, las cartas no parecían ser una broma de Taiga.

—Esto es grave, Kagami— obvió — deberías dejar de ver a Daiki, si tú padre se entera sabes que aunque seas tú no te dejará impune, y sabes cuál es el castigo por traición...— Taiga le interrumpió— Lo sé... La muerte definitiva.

Parecía asustado, los ángeles tienen miedo de morir, al llevar tantos años vivos la muerte les asusta ¿Y como culparlos siendo ellos inmortales? 

Los amigos continuaron charlando, Taiga dejó en claro que no dejaría de frecuentar a Daiki, pero prometió hacerlo con más cautela y Tetsuya prometió también actuar como centinela de Taiga.

Kagami se sentía más tranquilo al tener el apoyo de su amigo, pero aún tenía miedo de seguir recibiendo cartas.

«Érase una vez un destino inevitable que quizá podría dar fin a la guerra"

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⏰ Última actualización: May 20, 2019 ⏰

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