A solas

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Sara, oh Sara.

Después de proporcionarme una mirada, esa mirada que desde hace años reconozco tan bien, nos fuimos sin hacer notar mucho nuestra pronta ausencia en aquel pomposo evento. El suave viento helado alborotadonos el cabello y las brillantes luces de los faros nos acompañaron en nuestro trayecto a el auto, fuimos discretas mas al estar una vez dentro de el las miradas directas y ligeras caricias mutuas no cesaron, Sara conducía, y yo, simplemente admiraba la simpleza de su perfección al mirar el camino y de tanto en tanto a mi, no sabia con certeza nuestro destino mas no me importaba, después de todo estaría con ella.
El trayecto fue largo, demasiado para mi gusto, debo admitir que en cierto punto del viaje me alerte un poco ya que entramos a la carretera que llevaba a las afueras de la ciudad, quise preguntarle a Sara el lugar a donde nos dirigiamos más de una vez, pero no me atreví, una parte de mi amaba el misterio en todo esto.

En cuanto desperté, por que sí, me quede dormida, nos encontrábamos a las afueras de una blanca y algo deteriorada casa cercana a la playa, era pequeña, Sara se encontraba fuera del auto mirando las calmadas olas ir y venir humedeciendo la orilla, recargada enseguida de mi ventana, sin duda alguna había paz en su mirar, y podría decirse que alegría por la manera en la cual suspiraba a ratos.

-Oh, despertaste...-

-Si, ¿donde estamos?-

Ella dio media vuelta y me miró con una sutil pero notable sonrisa en su rostro.

-Estamos en la playa Tee, no es difícil de adivinar-

Ahí estaba, la hermana que usaba palabras para hacerme notar que era más lista y por lo tanto más sarcástica que yo.

-Hablaba de el lugar, ¿no estamos cerca de la ciudad, cierto?-

-Ni un poco...-

Dicho esto, su mirada se apartó de mi para enfocarse en aquel tranquilo océano azul profundo al cual comenzó a caminar de una manera casi imnotica, susurraba algo que apenas pude descifrar,"I want the ocean right now, I want the ocean right now...", descalzó sus pies lazando aun lado aquellas botas e hizo notorias las huellas de estos en la arena, continuó caminando y susurrando aquello, mientras yo bajaba del auto sin hacer gran alboroto y comenzaba a seguirla a distancia parándome sobre aquellas delicadas huellas sin perderla ni un segundo de vista, sin imaginarlo ella inició a desvestirse secándose la chaqueta de cuero, luego aquella camisa blanca de pequeños botones, más tarde los jeans negros que al caer a el arena quedaron realmente sucios, mi aliento se alejaba con ella en forma de suspiro al verla entrar a el agua, rápidamente y sin pensarlo me saqué la ropa quedandome en ropa interior solamente, caminé a su lado tomando capturas mentales de lo hermosa que lucía, su pálida piel bajo la luz de la luna, sus movimientos en el cristalina agua eran lentos y delicados como un ala de mariposa, sus ojos se encontraban fijos en la inmensidad del mar, me acerqué a ella, e intentando no desmoronar aquel delicado momento tomé su mano.

-A veces pienso que te iras con lindsey u otra chica, y me abandonarás por la manera en la que suelo tratarte o por algún otro motivo del cual seré totalmente culpable en un futuro no muy lejano, sin embargo, cada que esos pensamientos invaden mi mente recuerdo egoistamente que nunca encontrarás a tu alma gemela lejos de mi, por que yo lo soy, y tu eres la mía-

Sentí mi corazón latir fuertemente contra mi pecho, podría jurar que ella lo escuchó también, me quedé totalmente estática mientras las olas golpeaban despacio nuestros cuerpos.

-Sasa, yo...-

-No digas nada-

En ese instante, todos aquellos fragmentos de mi volvieron a unirse, sentí su tibia y suave piel rozarse contra la mía, sus brazos rodearon delicadamente mi cuello mientras que sus penetrantes ojos me hacían sentir en un hermoso limbo, sus rosados y un tanto húmedos labios cortaron el espacio que había entre ella y yo dándome ese beso que había estado ansiando cada segundo desde que recibí el último, sujeté su cintura fuertemente con el temor de que algo pudiese separarnos en ese momento, el tacto de su piel contra la mía era arte puro, comencé a acariciarla y sentí el como su piel se erizó, sonreí en el beso ante esto, ella se deshizo de mi sostén de una manera demasiado ágil y este terminó en algún lugar bajo el agua, se separó de mi lentamente y se dio su tiempo para mirarme, lentamente bajó su mano izquierda hasta mi cuello y recorrió hasta mis pechos, acariciando delicadamente uno de mis pezones mientras mordía su labio inferior y miraba mis rostro con atención.

-Sa... Sara, entremos a la casa, alguien puede vernos-

Ella soltó una diabólica y provocativa risa con la cual tiró su cabeza hacia atrás.

-Ja... ¿Y que con ello?, yo te quiero aquí y ahora, y eso es lo que pasará-

¿Podría llegar a ser más descarada?, tal vez, pero debo admitir que la deseaba y amaba tanto como para discutir por algo que notablemente quería.
Sujetó firmemente mi mano, y caminamos hacia la orilla donde yacían nuestras ropas, sentí aquel helado viento contra mi piel húmeda, mas el temblor de mi ser no era por el frío sino por los nerviosa que me hacia sentir esta situación, Sara mejor dicho.
Sin más previo aviso ella me lanzó sobre la blanca arena y subió encima mío, continuamos con esa ansía de quedarnos con el sabor de la otra en la boca, ella sostenía mi rostro con sus delicadas manos mientras yo recorría su espalda con mis fríos dedos, con un poco de inquietud ella comenzó a crear un camino de húmedos besos desde mi cuello hasta mi vientre, su cálido aliento chocando contra mi piel hacia que escalofríos atravesaran mi espalda, continuó recorriendo mi cuerpo con su manos, sus dedos rozaron por encima de mi ropa interior.

-¿Se siente bien?...-

Dijo con tono un tanto sádico mientras su mirada se clavaba en la mía.

-Sí Sasa...-

Lamí sus labios provocando un agitado beso que terminaría dejando a mi hermana sin aliento por unos segundos, haciendo que se recostara sobre la arena, miraba su pecho subir y bajar rápidamente con admiración y un poco de miedo.

-T...tienes que descansar un poco...-

-Estoy bien tete...-

No iba a dejar que esto acabará con nuestro momento así que tome sus pequeñas muñecas y llenándolas de besos las llevé hasta la parte superior de su cabeza, su rostro se mostró sorprendido ante esto, mordisqueé y lamí sus pezones cuanto quise mientras que con la mano que me quedaba libre comencé a acariciar su ser, inicié haciendo largos y lentos círculos con mis dedos, la sentía palpitar y esto me enloquecía, miré su rostro el cual se encontraba sonrojado, con sus ojos brillantes fijos en mis movimientos, y sus labios siendo mordidos seductoramente, sus delgadas y hermosas piernas rodearon mis hombros al momento que sentí el como se humedecían mis dedos, sonreí de lado con algo de malicia, me encanta verla así, me deslicé hasta poder sentir el calor de su ser contra mis labios, lentamente adentré mis dedos en ella, su tacto era tan caliente, comencé a lamer lentamente su clítoris y mover mis dedos dentro de ella, sus lindos gemidos escapaban de su boca erizando los vellos de mi nuca haciéndome intensificar mis movimientos provocando que su espalda se encorvara, ¿acaso estaba llegando?, sus manos se liberaron de mi agarre y se dirijeron a mi cabeza, tirando de mi cabello dejó salir el más hermoso de los gemidos demostrándome que efectivamente, la había hecho llegar, me tiré a su lado mientras besaba sus labios lentamente, al separarnos sonreí, realmente estaba a punto de estallar de felicidad, y ella sonrió de vuelta
con una sonrisa tan verdadera como este momento, tan cálida como la sangre que provocaba el rojo de sus mejillas y labios.

-Eso fue muy rápido, ¿no creés?-

-Callate y haslo otra vez...-

×Ghost× -Quincest-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora