Como el sol

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Los cálidos colores de el amanecer comenzaron filtrarse por la gran ventana tiñendo aquella blanca habitación de tonos rosas brillantes, la pálida piel de la espalda de Sara se veía decorada por las sombras que creaba el floral encaje de las cortinas, el aroma dulce de una vela con esencia a vainilla y el sudor aperlado en nuestras pieles envolvía nuestra atmósfera, ella se encontraba despierta, sus selectivos ojos con complejo de dictador miraban detenidamente cada milímetro de mi rostro, sus dedos recorrían dando perezosos paseos por mi pecho formando círculos alrededor de mis senos provocando que mi piel se erizara, nuestras piernas enrolladas y nuestros cabellos que aunque cortos se encontraban enmarañados hacían que todo lo existente y por existir quedara en la definición de feo.
Al menos para mi.

-Buenos días...-

Las arrugas en mi mejilla derecha delataron mi sonrisa, correspondí depositando un simple pero significativo beso en su frente.

Han pasado 6 días ya, sin embargo no hemos salido ni una vez de este nuestro deleitante encierro voluntario, hemos recordado muchos momentos juntas, desdé la primera vez que dormimos separadas hasta el día que decidimos vivir en países distintos, de lo cual hasta el día de hoy no nos arrepentimos, de lo que si, y muchas otras cosas más.
La tarde de ese mismo día decidimos dar una caminata por la playa, ella llevaba una linda y muy floja camisa blanca que le llegaba hasta las rodillas, esta era un poco transparente ya que podía ver con gran facilidad el tono afrodisíaco de sus areolas, un pescador negro y una coleta complementaban su atuendo, por mi parte, una camisa negra con las mangas recortadas y unos improvisados pantalones de mezclilla cortos me parecieron perfectos para la ocasión. Recogíamos pequeñas conchas y estrellas secas que encontrábamos a medida que avanzábamos en nuestro paseo a las orillas del mar, la blanca espuma nos cubría de cuando en cuando los pies, el húmedo pero fresco y delicado viento hacía que pequeños cabellos escaparan del agarre de la coleta de aquella con la cual compartía más que mis rasgos, la luz aclaraba cada uno de ellos haciéndolos lucir como delicados rayos que salían de ella, haciendo que el sol se pusiera tan celoso de aquella indudable e indiscutible belleza que este termino por darse por vencido ocultándose en el ocaso, no pude evitar el hacer un comentario ante esto, con la mano que me quedaba libre, ya que la otra se encontraba adherida de una forma sobrehumana a la suya, acaricié algunos de los "rayitos de luz" que la adornaban.

-Sasa...-

-¿Si?...Tetee-

-Luces como el sol-

Un efímero pero notorio color rojizo entibió sus mejillas de porcelana haciéndome notar que mi cumplido había sido de su agrado.
Después de unos minutos más caminando sin rumbo fijo decidimos descansar sentándonos sobre un tronco ahuecado, a lo lejos logramos ver una pequeña familia, un padre, una madre y dos pequeñas niñas, que aunque no eran gemelas nos recordaron a nosotras por sus cortos y castaños cabellos, estás construían un gran y un tanto deforme castillo de arena, al terminar una de ellas recostó su pequeña cabeza sobre las piernas de su hermana, la otra solo acarició su rostro y le dedicó una mirada llena de amor y entendimiento, mas a pesar de esto noté algo... Esa mirada no era la que yo y mi hermana nos dábamos, debo admitir que esto hizo que un débil escalofrío estremeciera mi cuerpo luego un percibí un pasajero temblar en Sara, la cual se encontraba mirando la misma escena que yo, apretó y clavó un poco sus cortas uñas en mi piel.

-¿Estas bien Sasa?...-

Dije al notar que su semblante empalideció de golpe, mientas tragaba lo que parecían ser palabras agrias que no se dignaron a salir.
Ella no respondió solo se puso de pie, me invitó a que hiciera lo mismo haciendo un pequeño gesto con su mano, correspondí y volvimos a la casa que habíamos habitado desde hace unos días, el camino fue silencioso y debo admitir que algo incómodo, ella esquivaba mis miradas y evitaba con gran precaución el accidental roce de nuestras manos, ¿debí alertarme?, sí, es la respuesta ya que al despertar al día siguiente ella ya no estaba, y tampoco había al menos una evidencia de que había estado ahí... conmigo.

×Ghost× -Quincest-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora