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La mañana llegó con tanta tranquilidad como la que el rostro cansado de Sara reflejaba, nos encontrábamos en una cama mediana con hermosas sabanas blancas cubriéndonos la mitad del cuerpo, ella dormía sobre mi desnudo pecho, con su aterciopelada y cálida piel contra la mía y un inolvidable aroma a agua salada en su cabello a el cual me parecía imposible dejar de acariciar, me encontraba tan cansada pero sin tener suficiente de ella y todo esto, la manera tan pesada en la cual respiraba me tenía simplemente fascinada, aun no sabía con certeza donde estábamos o donde había quedado mi sostén, pero con ella en esta encantadora escena no me interesaba mucho, me sentía tan digna de envidia.

Un par de horas más tarde Sara despertó perezosamente y desayunamos en la cama un simple café de cafetera, pan tostado con crema de avellanas casera y fresas, cosas que había preparado minutos antes con lo que había encontrado en la alacena de aquella pequeña casa.

-Gracias tee, estuvo delicioso, muy simple, pero muy bueno-

Dijo con una pequeña sonrisa que se sumergía en café, "dudo que exista algo o alguien más adorable y perfecto", pensé mientras migajas caían de mis labios y un poco de crema quedaba sobre mi mejilla al morder una rebanada de pan.

-No tienes que agradecer, ¿que te gustaría hacer más tarde?-

Ella se acercó a mi, posó su delicada mano en mi rostro y con un sutil beso limpió la mancha que había en mi mejilla, su mirada se conectó con la mía al punto de sentirme ansiosa.

-Quedarnos aquí, tengo una buena idea...-

Ella se incorporó y dirigió hacía la cocina dando pequeños pasos dejándome una hermosa vista de su trasero a través de la camisa que ayer usaba sin decir nada más, segundos después ella regreso con aquel particular tarro de crema casera, y de manera coqueta se recargó en el marco de la puerta, hablando en ese seductor lenguaje que tiene su mirar.
Una cálida sensación se apoderó de mis mejillas e inevitablemente lamí mis labios al momento que mi imaginación comenzó a dar marcha.

Ella se situó encima de mi, ya que me encontraba recostada, se deshizo de la camisa que traía puesta, tomó un poco de crema y la untó sobre sus aporselanados pechos, mi quijada tal vez estaba a punto de tocar la superficie de la cama, simplemente no podía asimilar lo que estaba pasando.

-Mierda...me ensucie, ¿me ayudas a limpiarme Tee...?-

Vamos, ¿donde estaba Stacy en esté momento?, por que en realidad me hubiese encantado ver su rostro cuando sin pensarlo dos veces miré detenidamente sus pechos, luego su rostro mientras lamía aquel desastre, el sabor dulce de la crema de avellanas con el de su piel se convirtieron rápidamente en mi postre favorito, mis manos se dirigieron a su trasero el cual apreté cuanto quise mientras escuchaba su inquieto y caliente aliento contra mi oreja, ¿podría dejar de sonreír?, no lo creo, tomé su cadera con firmeza y pegué su cuerpo al mio al punto de sentir el ritmo de su pulso contra mi piel, mordí delicadamente uno de sus pezones mientas le susurraba.

-Si que estas sucia pequeña Sasa, creo que tendré que limpiarte toda antes de que mamá y papá lleguen...-

Su piel se erizó al escuchar esto, y se distanció un poco de mi para verme fijamente.

-Tu... ¿Recuerdas eso?-

Asentí, y ella sonrió ampliamente dándome vida con el brillo singular de sus hermosos ojos.

- ¿Cómo iba a olvidar un momento como ese?...-

Ella tomó crema y la untó sobre mi entre pierna acto ante el cual estuve muy sorprendida, luego retiró el resto de la sábana que me cubría.

-Entonces supongo que esta vez es mi turno de limpiarte Tetee...-

Dejó caer una delicada y ardiente gota de saliva en mi entre pierna, luego sentí su aliento contra mi piel haciéndome desearla cada vez más, ella dirigió una inocente mirada hacía mí mientras comenzaba a lamerme lentamente, dejé salir un ligero gemido al sentir su lengua acercarse hacia mi ser, sin una sola palabra ella deslizó frágilmente sus dedos sobre mi clítoris.

-oh Tee, si que estas húmeda...-

No podía apartar mi mirada de ella o hacer siquiera algún movimiento, me tenía totalmente hipnotizada mientras comenzaba a lamer mi interior lentamente, familiares choques iniciaban a viajar por toda mi espina dorsal, acaricié su cabello mientras tanto ella aceleraba su ritmo, comencé a mover mis caderas a destiempo para poder sentirla más dentro y palabras obscenas salían de mi boca en forma de ligeros gemidos.
Minutos más tarde me encontraba montando su boca lo más rápido que podía, el placer que me hacia sentir era simplemente celestial, estoy segura de que si existe un dios esta tan excitado y celoso al vernos, ella golpeaba mi trasero mientras yo simplemente perdía toda pizca de cordura al sentir en todo mi cuerpo un fuerte choque seguido de que mi mente se tornara totalmente en blanco, con una respiración agitada me recoste sobre ella y le besé hasta que el aliento amenazó con abandonar nuestros pulmones por completo, sentía su sudorosa y pegajosa piel contra la mía, su temperatura se podría comparar con el sol de verano, su cabello desordenado la hacia lucir simplemente perfecta.

-"Eso fue muy rápido, ¿no creés?"

Dijo en un tono burlón con una honesta sonrisa en su rostro mientras hacia pequeños círculos en mi espalda.

×Ghost× -Quincest-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora