Prólogo

46 6 0
                                    

Kinder

—Niños, hoy haremos grupos de dos. Jane y Amelie irán juntas —Anunció la profesora, lo cual hizo que dejara de buscar una nueva presa para mi poderosa tirachinas.

Miré alrededor hasta encontrar la niña que la profesora mencionó. Corrí hacia ella mientras extendía los brazos como un avión y me senté a su lado en el suelo.

—¿Cómo te llamas? —le pregunté a esa niña con coletas graciosas.

—Jane —me respondió cortante, sin levantar la vista de su dibujo.

—¿Cómo se escribe tu nombre?

—Todavía no sabemos escribir.

—Ah... Oye, ¿Que dibujas? —le pregunté.

—Un ave.

—Parece una gallina —reí. Ella levantó la vista del dibujo y me miró con el ceño fruncido.

—No es una gallina.

—Sí lo es -dije convencida —, esa cosa esta volando, ¡Y las gallinas vuelan!

—¡Claro que no! —refutó ella.

—¿Quieres ser mi amiga? —le pregunté luego de un largo silencio.

—Sólo si aceptas que las gallinas no vuelan.

—Siempre lo supe —sonreí.

Segundo grado

—¡Corre! ¡Coooorre! —le grité a Jane mientras corría con todos los dulces en nuestros brazos.

—¡No puedo correr más rápido! —Me gritó con la respiración agitada—¡Y el lloriqueo de Marie me esta desesperando!

Jane y yo les habíamos quitado todos sus dulces a nuestros compañeros de curso, y corríamos mientras una multitud de niños enojados (o llorando) nos perseguía.

—¿Dónde está esa puerta? —Murmuré, prestándole atención al muro que dividía la primaria con la secundaria. En esta escuela, había ciertas puertas que conducían a diferentes secciones: Jardín de niños con primaria, primaria con secundaria y así... Pero Jardín de niños estaba en su hora de receso y, si nos veían las profesoras, seríamos arrastradas de nuevo para acá. Así que debíamos ir a la secundaria, el mundo de esos adolescentes. —¡Aquí está!

Le dí un empujón a la puerta, esperé que Jane entrara y luego, con dificultad porque tenía bastantes dulces, la cerré con pestillo.

—¡Whoa! —gritó-susurró Jane— ¡Esto parece otro mundo!

Y era cierto. La secundaria era bastante diferente al jardín de niños y a la primaria. Era dos veces más grande e imaginaba que si nos encontrábamos con algún adolescente por ahí, sería dos veces más grande también.

—¡Busquemos un escondite para comernos estos dulces! —le dije —Luego tendremos más tiempo para explorar.

Quinto grado

—¡Ya estoy harta! —exclamó la Directora— No hay un semana en la que no me lleguen quejas de los profesores sobre las bromas que hace Amelie, ¡A todo el mundo! Esta niña no tiene la menor idea de lo que es la responsabilidad y el deber, no aporta nada al colegio. ¡Solo por la gracia de Dios no he sido yo el blanco de alguna de sus bromitas!

—La broma que le tocaba iba a ser esta semana —Murmuré. Mamá me codeó.

Mamá estaba justo a mi lado, mirando a la Directora con cansancio. Esta no era la primera vez que estaba aquí, simplemente no me expulsaban porque...

—¡No ha sido expulsada porque esta niña es su hija! Y que usted sea la dueña del colegio le da beneficios de los que ella se aprovecha —Apoyé mi cabeza en mi mano, preparándome para caer dormida en cualquier momento. Cuando la Directora mencionaba eso, significaba que esto iba a durar mucho.

—¿Y usted me va a decir que sus hijos, que también están en este colegio, no son igual de molestos y bromistas que mi hija Amelie? —preguntó Elizabeth (mamá) a la Directora con total tranquilidad —¿Me va a decir que ellos no se aprovechan de los beneficios que usted les brinda a mi costa? Tal vez usted piense que yo no me entero de lo que pasa en esta escuela, pero se equivoca. Yo estoy al tanto de todo, hasta de lo que hace usted.

La Directora cerró la boca. Al parecer acababa de recordar que podía ser despedida por mamá.

—Pero como yo no soy usted —empezó mamá —arreglaré un trato. Amelie la ayudará a... —levanté la cabeza de mi mano y presté atención. Yo no iba a ayudar a esa vieja cascarrabias, loca, aburrida, loca, mandona, loca, come niños, loca, insoportable, loca, monstruosa, loca, come Amelies... —Darles una lección a los niños que, como usted dijo, no aportan nada al colegio. Con la condición de que sus bromas no sean tomadas en cuenta.

La Directora me escudriñó con la mirada, como si estuviera analizando sus opciones. Al final, se resignó, se cruzó de brazos y se recostó de la ridículamente cómoda silla que estaba en su despacho. ¿Que cómo sabía que era cómoda? Eso era otra historia.

—Bien —dijo entre dientes la Directora —¡Pero si alguna de esas bromitas va dirigida a mí...!

—¡Nada pasa! —interrumpí sonriente—Como acaba de oír —A menos que aparte de loca también esté sorda dije para mis adentros —las bromas que yo haga no serán tomadas en cuenta, así como usted no toma en cuenta las bromas de sus hijos.

Mamá y yo le habíamos dado en su punto débil, así que no me sorprendió que su siguiente comentario tuviera la misma finalidad.

—Pero antes le quiero sugerir que debería separar a esta niña de Jane Clark —la Directora sonrió con malicia —Jane es una de las más responsables e inteligentes de todo el colegio, y Amelie no tiene el derecho de corromperla.

Estúpida Directora. Nadie se mete con mi mejor amiga sin recibir las consecuencias. Mañana cuando crea que se libró de mi broma, se caerá de esa silla y luego...

—Estoy de acuerdo —miré a mama con la boca abierta —Jane es muy inteligente, y es por eso que le permito ser la mejor amiga de Amelie: Si no fuera tan inteligente, hace bastante tiempo que estaría corrompida.

Sonreí.

—Espero que no causes problemas con todo este "poder" —dijo la directora mirándome sagazmente e inclinándose sobre el escritorio mientras sonreía.

Le iba a responder un "Cáigase de la silla, vieja", pero luego pensé que no era lo correcto.

Wow, tú pensando. Eso es nuevo.

—¡Pero si soy un dulce angelito! —Exclamé con una expresión burlona. La Directora dejo de sonreír —Sólo espere y verá.

Problemas En La Secundaria BravoureDonde viven las historias. Descúbrelo ahora