Capítulo 3.

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Estaba disfrutando de un tiempo pacífico en mi cuarto. Bueno, si pacífico es estarle gritando a la almohada, ya sin dignidad y enviándole flechas imaginarias a ese chico. Jane se encontraba sentada en un sillón ubicado al lado de mi cama, mientras leía (obviamente) un libro.

No tengo la más remota idea de cómo consigue libros tan rápido.

Pero, volviendo al tema: Odio a Joshua Owen.

Ese imbécil manchó el apellido Williams, casi literalmente.

-¿El imbécil subió el video a YouTube? -pregunté en voz alta, para que el sonido no fuera amortiguado por la almohada.

-Noup -respondió Jane mientras leía su libro.

-¿Y cómo sabes que no lo subió si estás leyendo un libro?

-Porque obviamente el libro tiene conexión a WiFi -dijo Jane sarcásticamente.

-¿Puedes entrar a facebook? Quiero revisar mis mensajes -le respondí.

-No creo que suba el video -comentó Jane, ignorando lo que acababa de decir -Lo más probable es que lo deje para después y así chantajearte con el.

-Gracias, mejor amiga. Mira cuanto me alegro -me quité la almohada de la cara y me senté en mi cama. Extendí los brazos y luego exclamé: -¡Woah, que felicidad! ¡Mereces un premio por animar a las personas! ¡¡Un Grammy, un Oscar, un premio Nobel!!

-Acabo de hacer que te quites esa almohada de la cara de una vez por todas, así que dame mi Grammy.

-Te lo daré cuando me gane un Grammy.

-Sí , aja ¿Y cómo te vengarás del chico que te empapó de pintura?

Ya lo olvidaba, esa pintura fue una pesadilla. No se quitaba de mi cabello y mucho menos de mi ropa, sin olvidar a mi preciado teléfono.

-Sencillo. ¡Secuestraré a su madre y le pediré una recompensa! Y si no quiere dármela, secuestraré a toda su familia... No, algo peor... ¡Lo tiraré por un acantilado!

-¿No crees que eso es algo drástico?- Cuestionó Jane.

-Él dañó mi teléfono, me llenó de pintura y destruyó mi dignidad. Estoy siendo demasiado buena con él. Además, arruinó tu libro.

-Creo que lo mejor será que hagamos la broma en la escuela y luego nos excusamos diciendo que fue parte de la lección.

-Tienes razón. ¡Esconderemos a su familia en la escuela y culpamos a otro chico problema!

-Descarta todo lo que nos pueda enviar a la cárcel, Amelie.

-Aburrida... -bufé -Entonces ya no queda ninguna broma que valga la pena.

-¿Recuerdas la vez que pusimos huevos en los zapatos de las chicas de gimnasia? Eso es legal.

-Cierto. O la vez que fingí estar muerta para que un chico problema se desmayara y pudiéramos arrastrarlo al patio y colgarlo en el asta de la bandera.

-¿Ves? Hay bromas que son buenas y legales. No hay necesidad de ir a prisión.

-Pero ya hemos ido a la cárcel.

Jane se llevó las manos a la cara, soltando el libro y yo reí al evocar aquel recuerdo.

-No me lo recuerdes -me mordí el labio para no soltar una carcajada.

-Es que fue muy gracioso cuando la ancianita casi es atropellada por un auto.

Paro de molestar a Jane y giro mi cabeza al escuchar la puerta de mi habitación abrirse. Veo como Alex...andre entra a mi cuarto y se tira en mi cama con toda la confianza del mundo.

Problemas En La Secundaria BravoureDonde viven las historias. Descúbrelo ahora