Problemas En La Secundaria Bravoure

Capítulo 15

Pov Amelie

―¿Entonces, me estás invitando a la fiesta? ―preguntó Izan, tímido.

―¡Pues claro que estás invitado! Por eso te llamé ―le respondí, esperando a que aceptara la invitación, viniera a la fiesta y…

―¿Joshua también puede ir? ―Oh.

―Sí, también puede venir tu hermano ―respondí, fingiendo una falsa sonrisa, a pesar de que sabía que no me podía ver a través del teléfono.

Esa era la conversación que me tenía preocupada durante el lapso que pasó entre aquella llamada y la llegada de Izan. Porque ¡yo no quería que Joshua viniera! Primero, Joshua me caía mal, segundo, yo le caía mal a Joshua, tercero ¡mis hermanos y Jane me matarían si sabían que lo había invitado!, pero ¿qué más podía hacer? No podía decirle a Izan que él podía venir y su hermano no. Quién sabe, ¡tal vez se enojaría y no querría venir! Realmente, me cuestionaba por qué preguntaba eso si sabía que Joshua y yo nos odiábamos, pero seguro era porque no quería quedarse solo en la fiesta.

Aunque tampoco pensaba dejarlo sólo, de todas formas.

En eso pensaba mientras llegaban los invitados y los saludaba. Una de las primeras en llegar fue Jane, junto con su hermana menor, Jordan.

Porque sí, puntualidad era el segundo nombre de Jane…

―¿Ves, Jane? Te dije que no iba a haber nadie, debíamos llegar media hora más tarde, así ya la fiesta hubiera comenzado.

...Aunque tal vez no era el segundo nombre de Jordan.

―Hey, Jordan ―saludó Alexandre a la niña. Ella le sonrió y chocaron las manos.

―Me dijiste que me enseñarías tus videojuegos cuando viniera, creo que ya es hora. Tengo muchas ganas de verlos ―dijo Jordan pegando algunos saltitos, emocionada.

―Lo prometido es deuda, vamos ―le respondió Alex. Jordan susurró un “sí” antes de girarse la gorra―. Jane, estaremos en mi habitación.

―Dejen la puerta abierta, no hagan nada malo ―comenzó a enumerar Jane, pero Alex y Jordan la ignoraron y comenzaron a caminar hacia las escaleras― ¡No quemen la casa, por favor!

Cuando desaparecieron de nuestra vista, solté una carcajada contenida y Jane me dio un codazo.

―¡Auch!

―No te burles, tonta.

―¡Puedo burlarme, nunca encontraste mi tesoro!

―Agh ―suspiró, caminando directo a la cocina.

―Últimamente estás de un humor de perros, y no me dices por qué ―comencé a decirle, mientras la seguía, intentando alcanzarla.

―No es nada importante ―respondió, mientras entraba a la cocina. Adrián estaba ahí, buscando algo en la nevera, todavía no nos había visto. Antes de poder responderle a Jane, esta retrocedió y chocó conmigo, porque estaba en la entrada de la cocina, detrás de ella.

―¡Auch! ¡Me quieres matar, Jane! ¿Que día es hoy? ¿el día de golpear a Amelie Willi…?

―Ah, hola, Jane —me interrumpió mi hermano, al fin percatándose de nuestra presencia. O, de la presencia de Jane.

―Oh, um, hola ―respondió Jane, saludando con la mano y dando un paso hacia atrás.

―¿Hace mucho que llegaste? ―Preguntó Adrián, cerrando la nevera después de haber sacado una botella de refresco. Yo sólo esperaba que no fuera la última.