No° 8. La Convención.

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Tras regar a Jim y decirle que no hable con extraños hasta su regreso, Doble D salió de su habitación y bajó las escaleras. Kevin le esperaba sentado en el sillón.

-Tu casa está llena de estas... cosas –le dijo él en cuanto le vio, tomando una de las notas adhesivas de color amarillo.

-Ah, sí. Era lo que te contaba antes... mis padres me las dejan.

-Ajá..., pero es extraño.

Kevin volvió a poner la nota en su lugar y se levantó. Al estar en su casa entendía mucho mejor lo que sentía Edd. Era evidente que se debía sentir muy solo, siendo que solo veía a sus padres los fines de semana, y eso apenas era a veces.

Por esto trataba de dedicarle mucho más tiempo a él que el que le dedicaría a alguien más.

-Bueno, ¿vamos? –Le dijo.

Doble D asintió.

Afuera los esperaba la motocicleta de Kevin. Doble D le había perdido un poco el miedo, aunque sabía que las probabilidades de estrellarse seguían ahí, pero ya que había vivido la experiencia ahora le temía mucho menos. Kevin sabía más o menos cómo hacerlo subir. Con un poco de tiempo juntos ya entendía mejor algunas cosas sobre él.

-Ven acá –le dijo, haciéndole espacio atrás suyo.

Doble D estaba quieto, mirando un tanto nervioso la motocicleta. Como Kevin lo esperaba, trató de mirarle a los ojos y explicarle así que aún le daba miedo.

-Vamos, solo Betsy nos puede llevar.

Él se mordió los labios.

-Si algo sucede yo te voy a proteger, no te preocupes.

Doble D suspiró y, asustado pero decidido, ya que confiaba plenamente en Kevin, se sentó detrás de él, abrazándolo con nerviosismo.

-Un día de estos vamos a estrellarnos –susurró.

-Para nada, voy conduciendo a Betsy desde hace mucho.

Él estuvo unos pocos segundos sin contestar.

-...Kevin –dijo al fin.

-¿Sí?

-... ¿Por qué se llama Betsy? –Preguntó Doble D, haciéndolo reír.

...

-Vamos, Cerebro de Mosquito.

Eddy caminaba muy rápido, Ed apenas podía seguirle el paso.

-¡Espera, Eddy!

-¡Ni hablar! ¡Tenemos que llegar antes o al mismo tiempo que ellos a la convención para ñoños de Doble D, si no los perderemos!

-¿Por qué tenemos que ir, Eddy?

Pero Eddy no contestó. Sabía que no servía de absolutamente nada explicar a Ed, puesto que su inteligencia era prácticamente nula. Continuó su camino, sin disminuir la velocidad, e incluso aumentándola. Tenía que averiguar si lo que había visto la vez anterior era real o si su mente solo le estaba jugando una mala pasada. Juraba haber visto a Doble D, uno de sus mejores amigos, de juguetón con su mayor enemigo, Kevin. No podía permitir esta clase de traición, era imperdonable.

A menos que pudiera usarla de algo.

Sonrió mientras se le ocurrían varias estafas. Entonces se detuvo en cuanto vio que estaban en la entrada, y es más, que Kevin y Doble D acababan de llegar.

Rápidamente se dio la vuelta y tomó a Ed por el brazo, arrastrándolo para ocultarse.

Iba a atraparlos.

Sonriente, sacó de su mochila la cámara de fotos que le había robado a su hermano.

...

La convención estuvo mejor de lo que Kevin hubiera esperado. Era verdad, estuvo repleta de nerds y otras clases de antisociales, pero se pasó el día con Doble D, y por eso mismo éste solo tuvo tiempo para él, y nadie más que él, lo que le encantó. Empezaron solo mirando algunas exposiciones que había, hasta que Doble D decidió dedicarse a buscar a ese escritor que tanto le gustaba.

-¡Estará vendiendo y firmando su nuevo libro! –Le decía emocionado, adelantándose y caminando más rápido que se costumbre.

-Uy, qué emoción –decía Kev, sarcástico. Aunque Doble D no parecía entender eso.

Acabaron encontrando al autor, sentado detrás de un gran escritorio. La fila compuesta por ñoños para conseguir ese libro era una de las cosas más largas que Kevin jamás había visto. Y Doble D no pareció disgustado por esto, en realidad no pareció ni notarlo, formándose sonriente.

Completamente indispuesto a hacer esa cola, Kevin miró la hora en su reloj.

-Mira, Doble D, son casi las 4. ¿Te parece si salgo a conseguir algo para almorzar mientras tú haces esta fila?

-¿Ah? –Él se volvió, aparentemente no pensaba en nada más que en el libro-. Sí, claro, Kevin. Yo espero.

-Bueno... ¿nos encontramos en uno de los bancos que hay afuera?

-Sí, está bien.

Kevin se marchó feliz de no tener que aguantar esa fila, y Doble D se quedó en ella, esperando ansioso. Un poco lejos de la convención, Kev encontró un sitio donde vendían sándwiches. Mientras regresaba, más de una vez tuvo la impresión de que lo seguían, pero cuando se volvió no consiguió ver a nadie. Acabó pensando en que eran cosas suyas, y regresando a donde su tonto lo esperaba.

Se lo encontró en uno de los bancos de afuera, con las narices metidas en el libro, completamente ajeno a lo que a su alrededor había. Consiguió ver que iba casi por la mitad. Sorprendido, puesto que se lo acababa de comprar, se sentó a su lado y lo besó en la frente.

-Eres un ñoño –le dijo.

Doble D sonrió al verle, y tras llegar a un punto, guardó el libro en su mochila.

-Lo siento, era mientras te esperaba. ¿Qué trajiste?

Kevin le tendió un sándwich y una bebida. Doble D desenvolvió la comida sonriente, dejando la mano a un lado. Kevin, con aspecto despreocupado y la mirada en otra parte, tomó la mano de Edd mientras se llevaba la bebida a la boca.

Doble D pegó un saltito.

-K-Kevin...

-¿Qué? –Él se volvió, con cara de yo no fui. Doble D se acercó un poco a él, como queriendo decirle un secreto, y susurró:

-¿N-No te preocupa que nos vean?

Él sonrió divertido.

-Dime, Edd. ¿Quién de la escuela vendría acá más que tú?

Él pareció calmarse, dándose cuenta de que, de una forma cómica, era cierto. Sonriente, apoyó la cabeza en el hombro de su novio, cerrando los ojos. Pensó en que su primera cita con Kev fue más que perfecta.

Cuando se hizo más tarde regresaron. Kevin dejó a Doble D en la puerta de su casa, despidiéndose con un beso, y regresó a la suya. Le costó dormir por alguna razón. Se la pasó increíble con Doble D, pero tenía un mal presentimiento. Como si haberle dado la mano públicamente hubiese sido un error.

...

-¡Hecho!

Eddy sacó las últimas imágenes de la impresora. Ahora lo tenía todo más que claro: Doble D era un maldito traidor, y ahora tenía que hacérselo saber al mundo. Con una gran sonrisa maligna, miró las mejores imágenes: en la primera, Kevin y Doble D dados de la mano en el banco y en la segunda Doble D apoyando su cabeza en el hombro de Kevin. También tenía otra de ellos dos subiéndose a la motocicleta de Kevin.

-Bueno –dijo en voz alta-. Esto pasa cuando te metes con Eddy. Si Doble D se niega a usar a Kevin para nuestra estafa, haré que todos los demás vean estas fotos. 

You Got Something I Need. {YAOI, Español}. KEVEDDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora