No° 13. Gracias.

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La noche pasó tranquila, Kev le abrazó durante toda ella. Y lo mejor fue que pesar de que no pudo hablar, no le fue difícil comunicarse con Kevin; ahora sabía que podía decirle cosas sin necesidad de palabras.

En la mañana Doble D despertó con mucho mejor aspecto. Ya no se sentía débil como antes y a pesar de que no podía hablar, ya no estaba muy frustrado.

Buscó a Kevin a su alrededor al no sentirle en la cama. Intrigado, se dio cuenta de que no estaba en la habitación. ¿Le habría pasado algo? Se preguntó si habría salido a buscar alguna cosa y luego volvería, hasta que recordó la hora. Al verla, se dio cuenta de que ya estaba en la escuela. Se sintió un poco mal, pensando en que le habría gustado que él se despidiera. Vagando la mirada por la habitación, descubrió en la cama algo en el lugar que Kevin había ocupado esa noche.

Su gorro, y un cuaderno con palabras escritas. Doble D lo tomó para ver mejor lo que decía:

Lo siento, 2D, te hubiera despertado pero estabas muy dormido y me dio lástima hacerlo. Acá tienes tu gorro.

Usa el cuaderno para decir lo que quieras.

Y esta tarde te espera una sorpresa.

Kevin.

Doble D sonrió mirando el cuaderno, parecía nuevo. Poniéndose su gorro, se mordió los labios pensando en qué sería lo que Kevin pensaba hacer esa tarde.

...

-Vamos, vamos... -Kevin caminó hasta la puerta de la habitación de Doble D-. Aquí es.

Entre todos la abrieron y entraron gritando en dirección a Edd. Kevin se quedó ahí, con los brazos cruzados y una sonrisa en el rostro, mirando cómo salía lo que había planeado. Todos abrazaban a Doble D, que lucía muy confundido. Los globos de colores que habían traído llenaron la habitación, haciéndola pasar de ese triste color blanco a algo más alegre. Kevin volvió su mirada a Doble D y descubrió que estaba llorando, emocionado.

Conmovido, Kev se acercó a él y le abrazó por igual. Consiguió llegar hasta su oído, y entonces le susurró despacio:

-Qué sensible eres.

Él no paraba de llorar sonriendo, aunque en silencio, puesto que todavía no era capaz de decir nada. Los demás se deshicieron del abrazo y se los quedaron mirando, mientras ellos continuaban en la misma pose. Algunos se sorprendieron al ver llorar a Doble D.

Finalmente Kevin se alejó un poco y Edd se secó las lágrimas. Curioso, miró a todos lados y luego los globos. Los demás sonreían, conmovidos por la escena.

Luego Doble D se volvió hacia Kevin, con los ojos brillantes. No necesitó decirlo para que él entendiera.

-Sí, lo hice yo –le dijo.

Entonces todos se sentaron a su alrededor, acomodándose en el lugar para pasar una tarde con ellos dos.

Con lo que pasó el resto del día Doble D se enteró de varias cosas: Eddy no había ido a clase y Ed había estado haciendo cosas raras debido a eso, tenían un par de trabajos y además todo mundo había aceptado la relación de Kevin y él.

Nazz le pasó una guía que tenían que hacer para un par de días y Rolf le contó algunas historias de su Nana, todos trataban de distraerlo del hospital. A causa de las risas, varias veces un doctor se vino a quejar por el ruido, pero eso no les hizo detenerse. Doble D estuvo callado, a veces usando el cuaderno para decir algo pero más que nada divirtiéndose con lo que los demás decían. Nunca había estado tan lejos del grupo de los Eds como ahora, y de alguna forma se daba cuenta de que durante años estuvo sin saber cómo eran los demás. Los conocía apenas, pero por alguna razón todos le trataban como si lo conocieran durante años, ¿sería acaso por la relación con Kevin? Posiblemente, al ser pareja de Kevin inmediatamente formaba parte de ese grupo. De alguna forma, se sintió muy bien en él. Extrañaba el grupo de los Eds, pero ahora creía que quizás valiera la pena conocer mejor a éste.

-¡Ah, Doble D! –Le dijo de pronto Nazz-. Mira, te traje este regalo.

-¡Oh, sí cierto! Rolf también tenía este regalo para Doble D. Lo tejió Nana ella sola –dijo Rolf.

-Nosotros te hicimos esto con Jimmy –también Sarah le tendió algo.

-Basta –empezó Kevin fingiendo fastidio-. ¿No ven que se va a poner a llorar de nuevo?

Pero ya era tarde, las lágrimas volvían a rodar por las mejillas de Doble D, mientras que sonreía y tomaba las cosas.

Nazz solo sonrió mientras que Kevin soltaba un respingo.

-Es el problema de esto –dijo-. Es demasiado sensible.

Doble D dejó las cosas a un lado y le abrazó, provocando que se callara.

-B-Bueno, ya... -le dijo Kevin, que era pésimo para las muestras de cariño en público.

El resto del día se pasó bien, pero más tarde pasó lo que tenía que pasar, llegó el momento de que todos se fueran. En cuanto esto sucedió, Kevin se acostó junto a su novio, mirando las cosas que le habían regalado. Nazz, un libro. Rolf, un sweater tejido por su Nana. Y Sarah y Jimmy un muñeco de felpa hecho a mano. Doble D descansaba en el hombro de Kevin mientras le miraba hojear el libro.

-Pareciera que te conocen desde hace años, todas las cosas son de tu estilo –se burló Kevin.

Doble D no pareció entender la burla y solo sonrió.

-¿Estás feliz?

Él sonrió levemente, asintiendo. Parecía ocultar algo, Kev supuso que se estaba por poner a llorar de nuevo.

-Bien... esa era la idea –dijo-. Ayer te vi un poco decaído, quería ayudarte.

Edd se acomodó en su hombro, cerrando los ojos. Kevin miró la hora en el reloj de pared que había junto a la ventana. Era bastante tarde, Doble D acostumbraba a dormir a esa hora. Lo mejor sería dejarle.

Salió de la cama y besó su frente.

-Me alegro mucho de que te haya gustado esto –le dijo-. Ahora debo irme, no podré quedarme esta noche, tenía que juntarme con Nathan para una de esas tareas.

Comprensivo, Doble D asintió. Tenía una leve sonrisa en los labios, y los ojos extrañamente conmovidos.

Kevin volvió a besarle y tomó sus cosas para irse, pero cuando estaba por cruzar la puerta de salida, oyó un pequeño ruido, señal para que se detuviera. Curioso, se volvió, para encontrarse con su novio sosteniendo el cuaderno en su dirección, con una sonrisa conmovida y las lágrimas corriéndole por la cara. Sus ojos, brillantes, un poco cerrados y las mejillas encendidas en rojo. Kevin miró el cuaderno, donde Doble D le ponía:

Gracias

             :)

Él estuvo quieto, mirándole y con un repentino nudo en la garganta. Dejó sus cosas en la puerta y se acercó a él, besando sus labios.

-No tienes nada que agradecer, tonto –le dijo, la voz casi se le corta-. No... No sigas, vas a hacerme llorar a mí.

Tras eso, Doble D dejó el cuaderno y le abrazó, apretando la cabeza contra su pecho.

-Yo también te amo, tonto –sonrió Kevin.


You Got Something I Need. {YAOI, Español}. KEVEDDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora