Tres

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Saco las llaves de su bolso, tratando de hacer el menor ruido posible. Abrió la puerta sigilosamente y entro cerrando la puerta sin soltarla.

Estaba a punto de subir a su habitación y celebrar su victoria cuando escucho un ladrido que venía detrás de ella.

Su cachorrita maltés Bella corría hacia ella con todo el entusiasmo ladrando para llamar su atención.

Y la de Karen.

Karen era su madrastra. Una mujer autoritaria e insoportable que la obligaba a seguir todas sus estupidas reglas. Se la pasaba quejandose de ella como si fuera una delincuente. Incluso se quejaba de que supiera hablar en coreano. ¿Qué esperaba la mujer entonces si los primeros años de su vida la paso en Corea?

-- ¿Brec? --le llamó-- ¿Eres tú? --

-- Si. --suspiró aceptando su derrota.

-- ¿Donde estabas? --

Bella seguía a sus pies, parandose en dos patas en forma de saludo. Brec la levanto del suelo y la cargo como si fuera un bebé.

-- Fui con Rachel a tomar un café. --

-- Ya sabes que no me gusta que estes con Rachel, no me da buena espina. --

Brec puso los ojos en blanco.

-- Ajá. --avanzo escaleras arriba, ignorando a su madrastra, cada vez mas molesta.

Se sentó en su cama y miró el techo. Por alguna razón, eso le relajaba, le ayudaba a pensar.

Pensó en Brandon. No queria hacerlo, sin embargo no pudo evitarlo. ¿Qué estaba mal con ese chico? Es decir, ¿por que se comportaba tan amablemente luego de haber sido tan insoportable en la mañana?

Se fue perdiendo en su propia mente, pensando en cosas sin sentido como un árbol lleno de ramas que se separan entre si, multiplicándose.

El sonido de su celular la saco de sus pensamientos. Era Rachel.

-- ¡Brec! --gritó su amiga del otro lado de la línea-- Ven rápido. --

-- Estoy en camino. --respondió tranquila y colgó.
Estaba a punto de salir, cuando recordó a Karen. Era demasiado orgullosa para salir asi nada más. Pero, conociendo a los mellizos, Rachel necesitaba ayuda.

Se dio la vuelta buscando un plan.

La ventana.

Se asomo a la ventana. Estaba en el segundo piso. Pero aún así, estaba suficientemente alto para lástimarse al caer.

Miro el muro. Era de ladrillos. Pero no, seguia siendo demasiado peligroso.

Y sin pensarlo dos veces, se dirigió al armario y sacó todas las sábanas. Las extendió y ató las puntas entre si. Ató un extremo a la pata de la cama y lo lazo por la ventana de la misma manera que haría Rapunzel con su cabello.

《Ok, aquí vamos》

Bajó por la soga de sábanas. Estaba a poco mas de un metro del suelo cuando se escuchó un chirrido de la cama arrastrandose por el suelo y la soga dió una sacudida hacia abajo, haciendola caer de espaldas al suelo.

-- Carajo. --murmuró llevandose la mano a la parte trasera de la cabeza.

Se levanto del suelo antes de que Karen se pudiera preguntar que habia sido el ruido que se escuchó desde su habitación.

*****

Llegó a la casa de Rachel y tocó la puerta con fuerza.

La puerta se abrió, Brec esperaba ver a su amiga pidiendo ayuda. Pero en lugar de eso, se encontro con el pequeño Liam, el otro mellizo.

Brec se puso en guardia. Esos niños podian ser la encarnación de Satanás o bien, un par de niños inocentes y adorables.

-- Hola.--saludo el pequeño niño-- Que bueno que llegaste, Rachel... --

El niño no pudo terminar de hablar porque su hermana mayor llego haciéndolo a un lado.

-- ¡Brec! --le gritó tomandola del brazo y arrastrandola a su habitación.

-- ¿Qué pasa? --le preguntó.

-- Brook --respondió con aire soñador-- me invitó al baile de San Valentín --

-- Es chiste ¿verdad? --preguntó molesta.
-- ¡Baje por la ventana y casi me rompo la columna por venir aquí! --

-- ¿Qué? --preguntó confundida-- No entiendo eso. --

-- Salí por la ventana --dijo-- con sábanas atadas entre si, que se cayeron haciendo que me vaya de espaldas al suelo. --

-- Oh... lo siento. --

-- Si eso era todo lo que tenias que decir, me ire a casa antes de que Karen se de cuenta de que no estoy, además, ese baile es dentro de un mes. --

Salió de la habitación y bajo las escaleras corriendo.

-- ¿Ya te vas? --preguntó Rose saliendo de la habitación que compartía con su hermano.

-- Si, tengo que llegar a casa pronto. --

-- ¿Por que? --

-- Porque mi madrastra se enojara. --dijo sentandose sobre sus talones, a la altura de pequeña.

-- Yo tendré una madrastra. --respondió-- ¿Sera mala? --

Brec no supo que responder. Su corazón se enternecio con la pregunta de la pequeña.

-- No creo que sea mala. --le respondió-- Tal vez sea estricta, pero no lo sabras hasta conocerla. --

La niña sonrió.

-- Adiós Rosy. --se levanto y le acaricio la coronilla-- Adiós Liam. --le acaricio a el también.

-- Adios. --repitieron los dos al unísono.

Salió de la casa para dirigirse a la suya.

Diario de una chica raraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora