Dos

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-- Engendros del demonio. --murmuró cerrando la puerta de la habitación donde dejo a los mellizos mirando una película.

Rachel estaba en el comedor, limpiando el rasguño que le hizo Rose, una melliza con el lápiz de color.

Los mellizos son los hermanos pequeños de Rachel. Era de esperarse que fueran unos malcriados. Eran apenas dos chicharos en el vientre de su madre cuando sus padres se divorciaron y su madre se fue sin tener idea de como criarlos ella sola.

En fin. La madre de Rachel la había dejado con los mellizos para ir a emborracharse con sus amigos. Igual que siempre.

Rachel le habia llamado por teléfono para pedirle ayuda con los niños. Después de eso estuvieron sufriendo dos horas tratando de calmarlos hasta que lograron mantenerlos sentados mirando la televisión. Claro que para entonces ya estaban golpeadas, despeinadas rasguñadas y pellizcadas.

-- ¿Estas bien? --preguntó la rubia sosteniendo un papel húmedo en su antebrazo.

-- No me mordieron. --dijo encogiéndose de hombros como si no fuera importante-- Así que supongo que me fue bien. --

Rachel sonrió.

-- ¿Quieres hacer algo? --preguntó.

-- ¿Salimos un rato? --

Ambas chicas cruzaron miradas y se levantaron al mismo tiempo.

Afuera hacia frío como una típica tarde de diciembre, a pleno enero.

Entraron a una cafetería pequeña y acogedora, con pocas mesas. Las únicas personas aparte de ellas, eran una mujer mayor con tres niños pequeños.

Una camarera unos años mayor que ellas se acerco a tomarles la orden.

Rachel pidió un capuchino. Brec pidio un café con leche, doble chocolate, y crema encima. Una de las pocas cosas que la mantenian con vida.

Rachel miraba al chico del mostrador que preparaba café. Mientras tanto, Brec tenia la vista fija en la ventana a espaldas de su amiga.

Fue así como vio al chico de esa mañana. Castaño, con la misma sudadera gris.

-- No volteés. --murmuro fingiendo interés en el menú.

-- ¿Por que? --preguntó la rubia, ignorando completamente la orden de su amiga.

-- ¡No, no, no...! -susurro desesperada. Pero era muy tarde, su amiga había volteado tan bruscamente que se arriesgo a romperse el cuello.

El chico les sonrió.

《Carajo》.

Le dijo algo a la persona que le acompañaba, una chica, su novia probablemente, y se acerco a su mesa.

-- ¡Hey, books! --

Brec siguió mirando el menú, fingiendo que no le había escuchado.

-- ¡Oye! --

-- ¿Qué? --

-- ¿Qué tal books? --

-- No me llames así --

-- Lo siento, ¿te gustan los clásicos? --

-- Era solo mientras conseguía otro
libro. --respondió sin alejar la vista del menú.

-- Ay, Brec. --intervino Rachel.

-- Brec. --repitió el chico-- Lindo nombre.--

-- Gracias. --respondió.

-- Yo soy... --

-- ¡Brandon! --le gritó la chica desde su mesa.

-- ¡Allá voy! --le gritó para luego volver la vista hacía las chicas-- Tengo que irme.--

-- Adiós. --murmuró Rachel haciendo una seña con la mano. Brec apenas levanto la vista.

Brandon se alejo dando traspiés sin despegar su vista de las chicas.

-- Idiota... --murmuró Brec por lo bajo rebuscando en su mochila.

Rachel se río al ver a su amiga, sabía que buscaba algo que leer.

La castaña lanzo a su amiga una mirada asesina.

-- Vamos Brec. --le dijo-- Solo estoy jugando. --

Brec le dio un sorbo a su café.

-- Esta bien. --dijo dejando el vaso en su lugar de nuevo y fijando la vista en la ventana otra vez.

~~~~~
Que tal amores??

Aquí otro bello y sensual capítulo de esta historia.

Brandon en multimedia!!!

Lob yu:

~Ann♡




Diario de una chica raraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora