Seis

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Esta ves logró salir por la puerta. Su padre le dio permiso a pesar de su madrastra que le lanzaba dagas con la mirada.

Se llevo un impermeable y sus botines de plástico. Había avanzado unas cuadras cuando empezó a llover de nuevo.

-- ¿Rachel? --le llamó a su mejor amiga-- ¿Rachel? --

-- ¿Hola? --contesto una voz masculina que tardó unos segundos en reconocer. Era Park.

-- Hola, ¿Park? --

-- Si, soy yo. --

-- Oye, pasale el celular a Rachel, necesito... --se detuvo, seguramente a él no le interesaba.

-- ¿Necesitas? --

-- Dile que necesito que venga por mí, llevó el auto de su mamá ¿no? --

El chico no contestó.

-- ¿Park? --

-- Yo voy por ti. --le dijo al fin-- ¿Donde estás? --

-- Park, no... --

-- Tranquila --le habló el chico-- Me estoy empezando a aburrir aquí. --

-- De acuerdo. --aceptó.

Le dio su dirección y el chico colgó la llamada. Brec espero unos cinco minutos bajo la lluvia hasta que vio un Honda gris estacionase a la orilla de la calle. La ventanilla bajo y pudo ver al chico pelinegro sentado en el asiento del conductor.

-- Sube. --le indicó, ella obedeció de inmediato.

El auto olía a lluvia y a cigarrillos. Estaba perfectamente limpio, como era raro en un chico de su edad.

-- ¿Lista? --le preguntó.

Ella asintió con la cabeza.

Arrancó. No habían avanzado mas de seis cuadras cuando Park sacó un paquete de cigarros y le pidió que encendiera uno.

¿Cómo? ¿Cómo carajos se enciende un cigarro? No le paso el encendedor.

Lo miró confundida. Preguntando con los ojos.

-- Ahí.--señalo el agujero donde ella conectaba su cargador para auto como si le leyera la mente.

La castaña metió el cigarrillo en el agujero y se lo pasó.

Ella no quería que fumara en el auto. Le molestaba el humo, le molestaba el olor. Le molestaba todo en realidad. Pero no dijo nada. Al fin y al cabo, Park había salido de la posible mini-fiesta para ir a recogerla, sería de mala educación quejarse de sus hábitos.

Finalmente llegaron. Entraron a la pizzeria para encontrarsela casi vacía, la poca gente que estaba allí miraba a un chico en un juego de baile.

Ese alguien era Brandon, bailaba y charlaba con unos chicos que nunca antes había visto. Brec se sorprendio de su increible capacidad para hacer amigos.

-- ¡Hey, Brandon! --le gritó Brec.

Brandon sonrió. Sonrio abiertamente como un niño en la mañana de navidad.
La miró directo a los ojos, casi como si estuviera orgulloso de que le hubiera llamado comenzando con un "¡Hey!" y volvió a su juego sin perder la sonrisa.

Brec busco la mesa donde estaban los chicos. Estaba Taylor con las amigas de Rachel.

-- Hola. --saludó sentandose junto a Taylor.

-- Hola. --respondieron todas al unísono.

-- Chicas, ella es Brec. --las presentó-- Brec, ellas son Mayra --señalo a una chica rubia-- y Sara. --señalo a una pelinegra.

Diario de una chica raraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora