Esta ves logró salir por la puerta. Su padre le dio permiso a pesar de su madrastra que le lanzaba dagas con la mirada.
Se llevo un impermeable y sus botines de plástico. Había avanzado unas cuadras cuando empezó a llover de nuevo.
-- ¿Rachel? --le llamó a su mejor amiga-- ¿Rachel? --
-- ¿Hola? --contesto una voz masculina que tardó unos segundos en reconocer. Era Park.
-- Hola, ¿Park? --
-- Si, soy yo. --
-- Oye, pasale el celular a Rachel, necesito... --se detuvo, seguramente a él no le interesaba.
-- ¿Necesitas? --
-- Dile que necesito que venga por mí, llevó el auto de su mamá ¿no? --
El chico no contestó.
-- ¿Park? --
-- Yo voy por ti. --le dijo al fin-- ¿Donde estás? --
-- Park, no... --
-- Tranquila --le habló el chico-- Me estoy empezando a aburrir aquí. --
-- De acuerdo. --aceptó.
Le dio su dirección y el chico colgó la llamada. Brec espero unos cinco minutos bajo la lluvia hasta que vio un Honda gris estacionase a la orilla de la calle. La ventanilla bajo y pudo ver al chico pelinegro sentado en el asiento del conductor.
-- Sube. --le indicó, ella obedeció de inmediato.
El auto olía a lluvia y a cigarrillos. Estaba perfectamente limpio, como era raro en un chico de su edad.
-- ¿Lista? --le preguntó.
Ella asintió con la cabeza.
Arrancó. No habían avanzado mas de seis cuadras cuando Park sacó un paquete de cigarros y le pidió que encendiera uno.
¿Cómo? ¿Cómo carajos se enciende un cigarro? No le paso el encendedor.
Lo miró confundida. Preguntando con los ojos.
-- Ahí.--señalo el agujero donde ella conectaba su cargador para auto como si le leyera la mente.
La castaña metió el cigarrillo en el agujero y se lo pasó.
Ella no quería que fumara en el auto. Le molestaba el humo, le molestaba el olor. Le molestaba todo en realidad. Pero no dijo nada. Al fin y al cabo, Park había salido de la posible mini-fiesta para ir a recogerla, sería de mala educación quejarse de sus hábitos.
Finalmente llegaron. Entraron a la pizzeria para encontrarsela casi vacía, la poca gente que estaba allí miraba a un chico en un juego de baile.
Ese alguien era Brandon, bailaba y charlaba con unos chicos que nunca antes había visto. Brec se sorprendio de su increible capacidad para hacer amigos.
-- ¡Hey, Brandon! --le gritó Brec.
Brandon sonrió. Sonrio abiertamente como un niño en la mañana de navidad.
La miró directo a los ojos, casi como si estuviera orgulloso de que le hubiera llamado comenzando con un "¡Hey!" y volvió a su juego sin perder la sonrisa.Brec busco la mesa donde estaban los chicos. Estaba Taylor con las amigas de Rachel.
-- Hola. --saludó sentandose junto a Taylor.
-- Hola. --respondieron todas al unísono.
-- Chicas, ella es Brec. --las presentó-- Brec, ellas son Mayra --señalo a una chica rubia-- y Sara. --señalo a una pelinegra.
ESTÁS LEYENDO
Diario de una chica rara
Teen FictionNo por tener gustos diferentes tienes que ser rara. No por comportarte diferente al resto eres menos. No por no ser como el montón eres una criatura extraña. Brec es así. No le interesa lo que los demas piensen de ella. Ella simplemente es como qui...