— Si, tengo diez hijos, son unos amores, ya lo verán. —dijo la mujer sonriendo con orgullo— No se preocupen. Seguro jugaran todo el dia en sus
habitaciones. —
— Si, seguro. —Rachel compuso una sonrisa nerviosa.La mujer llevaba la ropa algo holgada y, a no ser que se estaba volviendo loca, a Brec le pareció que estaba embarazada.
— Bien. En el refrigerador y la alacena hay algunas botanas por si los niños quieren comer. —indicó— Ustedes también pueden comer todo lo que quieran. Volveré a las tres. —
Salió de la casa pasando entre los chicos y dejando la puerta abierta detrás de ella.
— Adelante, pasen. Estan en su casa. —
— Gracias. —mustisaron todos a la vez.De una casa con semejante tamaño no se podía esperar menos. La sala era muy grande y moderna, unas escaleras de caracol subian al piso superior justo junto a la entrada. Pero eso no les importo a los chicos.
Lo primero que vieron fue la mesa del comedor en donde habían bolsas de supermercado llenas de dulces y botanas.
El primero en girar la cabeza fue Brandon. Miro la cocina. Cruzo miradas con los chicos y luego todos, en una masa multicolor se abalanzaron a la pequeña puerta de la cocina.
Una puerta por la cual, como descubrieron demasiado tarde, no cabían cinco personas.
Así es, se atoraron.
— Park, me aplastas el brazo. —se quejó Taylor.
— Rachel, tu codo esta en mi estómago. —dijo Park.
— Brandon, estas encima de
mi. —resopló Brec.
— Lo siento, es que Taylor me está empujando. —Intentaron lanzarse hacía dentro de la cocina una vez más. Esta vez, el delgado cuerpo de Brec se deslizo junto al de Brandon y salieron los dos, liberando a los demás y cayendo al suelo.
— Es tu culpa, Brandon. —acusó Taylor frotándose la cabeza.
— A nadie le importa,
¡comida! —gritó Brec levantandose del suelo y corriendo a la alacena.Estaban a punto de sumergir una galleta Oreo en el frasco de crema de chocolate cuando una niña entró en la cocina con una muñeca en la mano. Estaba llorando.
— ¡Mamá! —chilló— ¡Hay chicos en la cocina! —
— Ah... Tu mamá no está aquí. —dijo Brandon.
— ¿D-donde está? —Rachel se acercó a la niña y trató de agacharse junto a ella, pero antes de que pudiera llegar Taylor se adelantó y la hizo a un lado.
— Tenemos algo muy importante que decirte. —le dijo a la pequeña.
El resto de los chicos se miraron extrañados.
— Yo soy tú del futuro. Venimos a advertirte del fin del mundo. —
La niña se quedó mirando a Taylor sorprendida. Brec no sabía si debía reír o tranquilizar a la niña, quien empezó a llorar y salió corriendo.
— ¡Tay! —gritó Rachel antes de salir corriendo tras la niña.
Brec mientras tanto comenzó a reírse como loca.
Brandon le siguió, luego Taylor y Park.
Para cuando Rachel volvió con la niña en brazos, los cuatro chicos se revolcaban en el suelo de la risa.
— ¡Cállense! —les gritó— Asustaron a Lucy. —
— Lo siento Ray, pero tienes que aceptarlo, fue gracioso. —Brec se incorporó entre risas, apoyándose en la barra.
— No, no lo fue. —replicó molesta Rachel— Taylor, ¿serías tan amable de decirle a Lucy que todo fue una broma de mal gusto? —
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Diario de una chica rara
Teen FictionNo por tener gustos diferentes tienes que ser rara. No por comportarte diferente al resto eres menos. No por no ser como el montón eres una criatura extraña. Brec es así. No le interesa lo que los demas piensen de ella. Ella simplemente es como qui...