EMBRUJOS Y HECHIZOS

Capítulo 5

Quizá no era correcto sentirse superior al resto de la humanidad, era un mal sentimiento, pero Dione no podía evitar sentirse así. Que cobardes, pensaba mirando a su alrededor. Todos vivían cabizbajos, obedeciendo órdenes continuamente, sometidos a un mundo echo para el bien de solo unos cuantos. La única que se atrevía a decir lo que pensaba era ella y los demás opinaban que ella se lo podía permitir porque era la hija del rey. Pero la verdad es que Dione no tenía miedo, sabía que algún día la obligarían a hacer algo que ella no estaría dispuesta a hacer y entonces sería el momento de actuar. Los consejeros del rey, todos menos Dóminic, intentaban convencer al rey de pararle los pies a esa princesa descarada que se atrevía a insultarles y a mostrarles su repugnancia día tras día. Ella no quería vivir en ese mundo que le había tocado gobernado por hombres malos, injustos, acomplejados, incapaces de disimular esa ridiculez que les acompañaba a donde fueren. Cualquiera de ellos hubiera disfrutado agarrándola del cuello con sus propias manos. Y no era el respeto hacia el rey lo que la mantenía a salvo, aquello no impidió que su madre muriera. Era puro miedo, era el estado en el que apareció el cuerpo del propio hermano del rey, era el embrujo de fuego del que todos creían dueña a Dione. Ella lo sabía y se reía, le divertía que creyeran eso . Pero lo que la hacía tronchar de la risa de verdad era recordar la cara quemada de su tío y su cuerpo deformado. Que pensarían sus hermanas si lo supieran, como iban a reaccionar cuando descubrieran que no era una bruja sino una asesina. Nadie iba saberlo jamás, todos seguirían viendola rodeada en misterio, pues el único ques sabía la verdad, su cómplice en toda esta historia se había marchado lejos, seguramente para no regresar jamás.