Capítulo VIII

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Le contó todo lo que le había ocurrido estas últimas semanas. Ruggero trataba de entenderlo y, sobretodo, ayudarlo. Jorge por fin sentía que alguien lo comprendía y que podía ayudarlo. Estaba seguro de que su mejor amigo lo haría.

-Vaya, amigo -comentó Ruggero-, es demasiado fuerte todo esto. Es un tema demasiado sensible para tocar.

-Lo sé, hermano, lo sé -Jorge suspiró-. No sé qué voy a hacer.

-No te diré que vayas a un psicólogo o psiquiatra o algo por el estilo, porque no se trata de eso -Ruggero de quedó pensando un poco y siguió hablando-. Por lo que he entendido, Martina trata de comunicarse contigo, ¿no?

-Sí.

-Bueno. También parece que ella es la que te "extraña", de cierto modo -hizo comillas y Jorge asintió.

-¡No puede ser! -exclamó Jorge mietras se levantaba rápido del sofá.

-¿Qué pasa, Jorge? -preguntó Ruggero.

-El...¡El cuarto blanco! -exclamó levantándose del sillón. Ruggero lo imitó.

-¿Qué tiene?

Jorge no podía hablar, todas esas situaciones extrañas empezaban a tomar un orden. Empezaban a tener coherencia.
No dijo nada, simplemente salió corriendo del departamento. Se subió al auto y empezó a conducir.
Ruggero se quedó confundido. No se inmutó en ir por él. Dejó que se vaya y de una vez arreglar este caos. Se dirigió la cocina y tomó una de las cervezas de su amigo.

Jorge conducía rápido, demasiado rápido. Sus pensamientos revoloteaban en su cabeza sin cesar y el estaba alterado por lo mismo.

-Dios, Dios... Aquel cuarto... Martina...

Palabras salían de su boca casi de manera inconsciente. La velocidad en la que iba superaba por mucho el límite señalado en los carteles de tránsito. Estaba a punto de llegar a su destino, el hospital donde falleció Martina, pero otro carro se le atravesó.

-Mierda -intentó frenar, pero ya era demasiado tarde. Ambos coches se impactaron, ocasionando un terrible accidente.

Después de eso todo se volvió negro. Sin ningún sonido, sin ningún olor. Sin dolor alguno.

-¿Qué pasó? -se preguntó Jorge-. ¿Dónde estoy? -todo estaba completamente oscuro.

Trató de moverse, de nuevo no podía. Algo se empezó a oír a lo lejos.

-¿Llamo al 911? Quiero reportar un accidente automovilístico.

-¿Quién anda ahí? -preguntó asustado?

-¿En dónde se encuentra?
-En la Avenida principal, junto al edificio de S Sounds.
-Vamos en seguida.

-¡¿Qué es eso?! -realmente estaba asustado. No entendía nada. Eran voces desconocidas para él. De pronto, el ruido de una sirena inundó aquél cuarto oscuro.

-¿Quién es la víctima?
-No sabemos, pero vive aquí cerca.
-¿Algún familiar?

El ruido de la sirena se empezó a incrementar. En seguida notó un radical cambio de ambiente. Ahora escuchaba muchas más personas a su alrededor. Muchas de ellas dando indicaciones a otras.

-¿Dónde está?

Se quedó pálido. Indiscutiblemente esa era la voz de ella, de Martina. Había estado llorando, lo había notado.

-¿Estará bien?

Preguntó nuevamente.

Un silencio perturbador hizo presencia. Luego empezó a escuchar una serie de pitidos cerca de él.
Todo lo que había vivido estas últimas semanas empezó a pasar como una película ante él: el accidente de Martina, cuando la vio sin vida, el funeral, los sucesos extraños, las visiones...
Las visiones.

-Jorge.

Y ella apareció justo frente a él.

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Sólo quedan 2 capítulos .
Mañana subo el Capítulo IX.
Besos.

Amor míoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora