3#CAVERNÍCOLA

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Por fin había llegado el fin de semana. Cuando no quedo con Jésica suelo tirarme al sofá con mi pijama de la minie, mi manta, mi bol XXL de palomitas y un maratón de películas.
Pero ese sábado alguien tocó al timbre interrumpiendo mi ceremonia de ser una baga total.

Abrí la puerta con un puñado de palomitas en la boca y al ver a Stefan me atragante.

-¿Que haces tu aquí?-Pregunté con la boca llena.

-Invitarte a una fiesta preciosa.

-Paso.

Y le cerré la puerta en las narices hasta que volvió a picar quince minutos seguidos insistiendo en que le habriera la puerta.

-Apenas te conozco para ir con tigo a ningún sitio, ¡podrías ser un violador!

-Ya te gustaría a ti -Respondió sacándome la lengua.-Mis padres son nuevos en el vecindario y darán una fiesta para todos los vecinos, incluidos tus padres.

-Ah, en ese caso iré.

-No era la fiesta que tu pensabas, pero tengo otra proposición para ti.

-Adelante. -Estaba entusiasmada por saber que sería.

-Tu y yo, ¿tomar helado esta tarde?

-¿Ahora eres un cavernícola?

El pone los ojos en blanco un gesto que me hace mucha gracia y estallo en carcajadas.

-¿Aceptas? -Insiste.

-Hum... Yo aceptar.

-Genial, después iremos directos a la fiesta y seré el único de tu edad así que no tendrás otro remedio que bailar con migo nena.

-Yo no soy tu nena. -Contesto con seriedad.

El no responde simplemente camina hasta su casa, por un momento siento que le he ofendido.

Antes de volver al sofá echó un vistazo a su jardín y veo que Stefan se detiene en seco y grita a los cuatro vientos: -¡Ponte guapa!

RecuerdameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora