8#SHERLOCK HOLMES

56 8 1
                                        

-¿Papa puedo preguntarte una cosa?

-Lo que quieras cariño.

-¿Estuviste todo la fiesta con los padres de Stefan? -Pregunto con miedo a que sean mentira los echos de Stefan.

-Si, ¿Porque? -Pregunta mi padre intersado.

-¿Estuviste presente cuando tu jefe le pidió a Stefan que fuera a ofrecer sus saludos a todos los vecinos?

-Sí, el chico no quería porque decía que tenia que buscar a alguien, pero obedeció a su padre y luego Aron lo mandó a la cama.

Resalta una gran sonrisa de mi cara al saver que no me a mentido, pero desaparece al momento al recordar el problema de la chica del pelo azul. Se quién me puede ayudar con eso.

-Ya he terminado. -Digo levantándome de la mesa para llevar los platos a la cocina.

Entro a mi habitación y después de ducharme y arreglarme salgo de casa de camino a la casa de Alex, hay es donde encontraré a Jésica.

Después de caminar cuarenta minutos hasta el centro, llego al piso de Alex. Necesito un coche.
La puerta esta cerrada y no contesta ni al móvil ni al timbre.
Salgo a la calle y me quelo por la ventana; ventajas de vivir en un primero.
Al entrar hoigo gemidos, pero los ignoro, estarán viendo una película porno.
Me equivocava porque al llegar a la habitación de Alex me encuentro a Alex debajo de la chica del pelo azul.

-¡Hijos de puta! -Grito y vuelvo a salir por la ventana.

Me siento muy pesada al cargar con este secreto. Savia que no me debía fiar de Alex y muchó menos de la anoréxica del pelo azul. Por una parte me siento aliviada de que lo del beso no fuera culpa de Stefan, pero a la vez me siento mal por Jésica; la ponen los cuernos.

Me como mucho la cabeza de camino a casa y decido contárselo todo a Jés mañana.

-Has tardado mucho, ¡Llégamos tarde! -Dice Sophy desesperada por llegar tarde a su primera vita.

Rato después llegamos al parque, Sophy me abandona entrando al recinto de juego.
Veo que abraza un chico de su altura que debe ser Mario. Me sorprende lo mucho que se parece a Stefan o quizás sea que lo echó demenos.

Me aburro así que cojo el móvil y me pongo a jugar al Candy Crucsh.

Se me cae el móvil al sulo del susto que me da alguien que me esta tapando los ojos con unas manos muy frías. Se quien es.

-¿Quien soy? -Dice Stefan.

-¿Un idiota?

-Todo lo contrario. -Dice retirando sus manos de mis ojos y sentándose a mi lado en este helado banco, tanto como sus manos.

-¿Porque tienes las manos siempre tan frías? -Pregunto mirando a mi hermana y a Mario.

-¿Porque tienes el corazón siempre tan frío?

Esta pregunta me sorprende de verdad.

-No creo en el amor. -Digo apartando la mirada de sus intimidantes ojos verdes.

-Yo tampoco creía antes.

-¿Que te hizo cambiar de idea?

-Tu. -Dice cojiendome de la barbilla y obligándome a mirarle a la cara. -Dejame alludare a cambiar de idea también.

-Eso es muy difícil...

-Me gusta lo difícil, Aurora.

-Te devo una disculpa. -Digo.

-No me deves nada nena.

-No soy tu nena, y si te devo una disculpa porque me contaste la verdad y yo no te creí.

-¿Como saves que dije la verdad? -Pregunta interesado.

-Soy una investigadora profesional. -Digo con una curba hacia arriba en mis labios.

-Toda una Sherlock Holmes.

Ambos nos echámos a reír.

-¿Puedo cojerte de la mano?-Me pregunta Stefan.

¿Quiero? No sé.

-¿No crees que es demasiado?

-Esta bien, sólo el meñique.

Estefan alarga la mano, me coje la mía y la posa sobre su regazo, juega con mis dedos y por fin entrelaza su meñique con el mío.

Me pongo roja como un tomate al ver que Sophy y Mario nos miran desde el parque, haciendo exactamente lo mismo que nosotros.
Se ve que es verdad eso que dicen que el amor no tiene edad.

RecuerdameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora