Erick, ya no tenía salida, perdió a su familia por esto, pero... él no se sentía culpable, nada, ni siquiera algo que se acerque a ese sentimiento por haber hecho estas cosas, se sentía vivo, extrañamente vivo, no tenía cargo de culpa y le encantaba el rojo que había en sus manos cada vez que terminaba con los gritos, era encantador, era hermoso, una alarma lo saco de su trance: la policía. Erick sonrió, sabía lo que venía y le divertía, él tenía todo perfectamente calculado o eso creía, luego de haber escuchado las noticias en la bodega y luego de haber terminado con el vendedor al reconocerlo decidió que era hora de regresar con Melanie y tratar de jugar un poco con los oficiales.
Corrió a la casa en la montaña ya que él estaba en el patio, entro y le tranquilizo el olor a leña quemada, a hojas y el olor de Melanie, fue a bajo donde todo su plan entraría en acción, lo último que pudo distinguir fue la foto de él y su madre en el comedor antes de que todo se llenara de humo y de llamas.
Bajo rápidamente y tuvo que darse prisa si quería que su obra maestra fuera apreciada, corto todas las cuerdas o telarañas que había enfrente de él y salió por la parte trasera, cuando salió no había nadie solo atrás de él había un incendio y algunas personas estaba en peligro nada de que le importase, estaba muy emocionado y tenía una imborrable sonrisa maniática plasmada a su rostro, magnifico, algo seguro que el diría.Solo estaba a unos metros de la fama y la gloria, solo a unos metros...
"¡Detente!" - escucho una voz, era un hombre, no más que de la edad de Erick, tenía unos electrizantes ojos azules y una piel blanca y llevaba el cabello cortado como militar, y lo estaba apuntando con una arma ... a él. A Erick le parecía una manera pecima de conocerse ya que en estos casos él era el villano y él era como el súper héroe, a Erick le apetecía tomarse una cuantas copas y acostarse con él, sería muy excitante ya que él le recordaba a alguien, sin embargo, Erick tenía un compromiso, con su propio arte.
"Hola"- le regalo una sonrisa- "supongo que esta es la parte donde me atrapas y salvas a todos"- se burló.
"Eres un desgraciado, hijo de puta, Lehner" - escupió con mucho odio el policía, estaba al borde de las lágrimas, pero él se tenía que contener, se tenía que concentrar por ella.
"Me lo dicen a menudo" - A Erick le parecía algo cómica la situación, el joven era el que tenía el arma, no el, el hombre estaba a punto de llorar, y el que era el culpable no se ponía de rodillas a llorar y a pedir perdón y en especial el hombre era el que tenía la situación bajo su custodia porque él tenía el arma y Erick solo hablaba con él. Creyó que el policía era débil y no parecía que duraría mucho en conciencia y se desmayaría así que Erick prefirió seguir su camino cuando empezó a escuchar mas sirenas, lo tenían rodeado.
Erick volteo a ver al hombre pero lo único que sintió fue el frío revolver contra su cabeza y rostro, derribándolo al suelo.
"Tú no vas a ninguna parte" - Erick escucho como los policías salían de las patrullas armados, listos para disparar contra él, le parecería satisfactorio el dolor que aplicarían si le dispararan pero no tenía tiempo para juegos, tenía que llegar a su obra, pateo al policía que tenía en frente y corrió hacia el sur. Corrió todo lo que sus pulmones le permitieron pero no había escapatoria el policía, con quien estuvo hablando se le presento de nuevo frente a el golpeándolo, Erick cayó al suelo y así todas sus esperanzas grabando el nombre de la placa del policía en su mente : José Kowalski
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Un Mundo Solos
Romance¿Quien eres? Digo, de verdad. No eres tu estatura o tú peso. No eres tu edad. Mucho menos eres tu género o el lugar en donde naciste. Eres tu libro favorito. Eres la canción favorita atrapada en tu cabeza y lo que desayunas los domingos. Eres mil co...