El señor entro a la habitación con fólder gris, yo estaba en la silla y tomaba un vaso de agua cuando el hombre se acercó y recordé lo que Lía había dicho ''no lo mires a los ojos y trata de evadir cualquier pregunta con algo que tenga sentido', si algo muy fácil para un niño, baje la mirada a la mesa y empecé a sentir frio otra vez. El hombre tiro el fólder a la mesa y se sentó al frente mío.
"Así que tú eres el hijo de Lehner, Max"- su voz asía un poco de eco en la habitación, voltee la mirada y vi me reflejo en el gran espejo de la habitación.
"Si señor"- dije yo, mi voz se escuchaba minúscula en este lugar.
"Por favor, llámame José, ahora Max, ¿sabes por qué estás aquí?"- fue mi impresión o ¿su voz se volvió más dura?
"Mi padre está en problemas, y quieren saber dónde está porque yo fui la última persona con la que hablo"- dije, sentí su mirada en mí, era muy intimidan te dé su parte.
"Qué bueno que sabes la razón, Max, si sabes porque estás aquí, porque no nos dices donde pudo haber ido"
"Yo no sé dónde está"- espete con molestia, este era el cuarto policía que venía a interrogarme.
"SI SABES"- dio un golpe a la mesa yo salte por el miedo pero me mantuve en mi lugar, escuche su respiración entrecortada, subí un poco mi mirada y me encontré con un hombre de mas o menos treinta y cinco años, tenía los ojos cerrados y contaba, volví a bajar mi mirada-"Max, todas saben que tú eres el único que sabes donde esta"
"Pero les juro que no sé dónde está"- ya estaba harto, quería volver a casa y que todo se solucionara por su cuenta.
"Max, abre el fólder y mira que hay adentro"- yo obedecí, todo por salir de ahí, pero ese fue el peor error de toda mi vida; vi cortes, sangre, un E marcada en los brazos de todas esas mujeres, moretones, sus partes íntimas estaban llenas de sangre al igual que su cara, todo su cuerpo lleno de hematomas. Aleje rápidamente el fólder de mí.
"Eso es lo que hace tu padre, Max, ayúdanos a encontrarlo, faltan cinco mujeres que el capturo, ayúdanos a encontrarlas, Max"- yo solo negaba y me abrase a mis piernas, mi padre no podía haber hecho tal cosa.
"QUE ME LO DIGAS, TU PADRE ES RESPONSABLE DE TODO ESTO NIÑO, Y TU SOLO TE PRIVAS Y DICES QUE NO NOS AYUDARAS"- lanzo la mesa a un lado y se acercó a mí, me tomo del cuello de mi camisa, yo apreté los ojos, me negaba a verlo los ojos.
Vino el primer golpe, luego el segundo, luego en tercero y luego perdí la cuenta. Trate con todas mis fuerzas pensar a donde pudo haber ido mi padre.
"LA CASA EN LA MONTAÑA"- grite, y eso hizo que se detuviera, escuche como trataban intentar la puerta y José me soltó, yo lloraba y literalmente me hice una bolita y me eche a llorar a una esquina, escuche grito de parte de José y de más gente, sentí unas manos abrazándome, pero no pude ni abrir los ojos, porque todo se desvaneció a mi alrededor.
Me desperté en medio de la noche, tuve una pesadilla, volví al interrogatorio y yo volví a tener siete años, reprimí ese recuerdo, trata de dormir Max y aparta ese recuerdo lo mas que puedas; todo seguía muy oscuro, supuse que serian las tres para las cuatro de la mañana, trate de volver a dormir rogando no mas pesadillas, pero algo me lo impidió, escuche que alguien entraba a la casa, era Lía, escuche quejidos así que trate de no hacer ruido al bajar las escaleras, todo se volvió confuso cuando la vi a ella al final de las escaleras llorando de... ¿dolor?, baje corriendo.
"¡Lía! ¿que te paso...?"- tenia toda la cara hecha un desastre, un corte en el labio, un ojo morado, otro corte en la ceja y en la mejilla otro moretón; esta totalmente fría y temblaba, temía que la hallan asaltado y que ella no les hubiera querido entregar el dinero o peor que la hubieran violado, sabia que Lía era merecedora de una golpisa, pero fue mucho ver como estaba, y no tenia a nadie a quien llamar y si llamaba a la policía le quitarían mi custodia por lo borracha que estaba y yo iba a ir a para a un orfanato.
Ella sollozaba y gemía de dolor no sabia donde mas tenia moretones o si le habían roto algo , me estaba desesperando, la cargue y la deje en su habitación, corrí al baño y vi que teníamos en primeros auxilios, lo bueno era que cuando Lía no esta ebria y quería dinero trabajaba de enfermera y también había algo malo en eso, ella compraba los tranquilizantes en el hospital, con eso se droga.
Saque del botiquín alcohol, algodón, vendas y curitas. Eso me serviría hasta que ella misma recuperara la conciencia y me dijera que a pasado.
"Lía, escúchame esto va arder un poco, pero tienes que calmarte, deja de llorar"- parecía que esta lidiando con una niña, ella solo asintió. Le limpie las heridas mas visibles y las vende y a los cortes les puse curitas, al cabo de un rato se quedo dormida, con el vestido, el maquillaje corrido y los tacones en el piso, yo traje una silla y me senté en ella, la estuve mirando un rato, recordaba las veces en las que ella me cantaba y jugaba conmigo...
"Max, ¿donde estas piojuelo?"- yo me escondí debajo de la cama, trataba de no reírme o si no me encontraría mi mamá, vi sus pantuflas caminado al rededor de la cama.
"Max, voy a encontrarte"- miro debajo de la cama y ahí estaba yo, me saco de donde estaba y empezamos a reír, mi padre volvería después del trabajo y mi madre y yo lo esperábamos con una gran sorpresa, habíamos preparado pastel, batido de moras y galletas con chis-pitas de chocolate, ese día era el aniversario de mis padres y mi madre se encontraba feliz por eso, papá le había prometido una gran sorpresa y mi mama estaba emocionada.
Yo reía en ese momento mi madre me estaba haciendo cosquillas.
Una risa que se escucha ahora muy lejana, Max.
Hasta que escuche un trueno, me abrase a ella y ella sobaba mi cabeza para que me calmase, ella sabia que a mi me daban miedo las tormentas,mi padre solo me decía que debía comportarme como un hombre y superarlo, sabia que tenia que superarlo era absurdo que yo le tema a las tormentas pero simplemente todo el valor juntado se iban cuando escuchaba el sonido del trueno que el gran Zeus había mandado a la tierra ,así como a las personas que le temen a los fuegos artificiales o algo parecido, ellas me entenderán.
"Mamá, papa llegara pronto, vamos hay que preparar todo"- dije yo tratando de ocuparme de otra cosa en que no sean los truenos pero no funciono de nada otro trueno resonó en mis oídos y corrí al lado de mi madre, ella reía.
Una risa que jure no olvidar.
Y me tomo de las manos diciendo que todo estaba bien.
"Max, solo son truenos, no te harán ningún daño, lo prometo"- yo tenia los ojos cerrados y al abrirlos me encontré con una sonrisa de parte de mi madre, nunca olvidare su aspecto el ultimo día en el que todo estuvo bien ,en el que ella y yo eramos felices; ella tenia el cabello negro hecho en una trenza y un pantalón pijama con un polo de mi padre, sus ojos grises resaltaba en todo, se veía como la vida hecha mujer con su sonrisa que lo complementaba todo, cuando en eso tocaron la puerta.
El llamado que acabo con mi vida.
Y su sonrisa se desvaneció, fue a abrir la puerta y ahí nos encontramos con dos policías.
"Buenas noches, es usted la señora ¿Lía Lehner? " - pregunto el policía mas joven.
"Si, soy yo, ¿que es lo que pasa?"- sus ojos grises pasaban un policía a otro, yo por otro lado solo veía el arma del segundo policía.
"Señora, le agradecería que hablemos en privado"- dijo el segundo posando su mirada en mi , mi madre volteo y me vio a mi, se puso de rodillas.
"Max, por favor anda a tu habitación, ¿si?,que todo estará bien, te lo prometo"- dijo estirando su dedo meñique y yo también lo hice entrelazándolos y luego me fui a mi cuarto pensando en que todo se resolvería pero no y esa fue:
Y esa fue la primera promesa rota.
...
Escuche el sonido de mi despertador, me sorprendí al ver que seguía dormido en la silla al costado de Lía, me pare y me fui al baño, salí ya listo, con el cabello mojado y mi mochila a un lado.
Le deje una nota a Lía, indicándole donde deje lo de primeros auxilios y que ya me fui a la escuela, baje y tome una manzana.
Estaba a punto de de salir de casa cuando me volteo la mirada de nuevo a la casa.
"Descansa, mamá."
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Un Mundo Solos
Romance¿Quien eres? Digo, de verdad. No eres tu estatura o tú peso. No eres tu edad. Mucho menos eres tu género o el lugar en donde naciste. Eres tu libro favorito. Eres la canción favorita atrapada en tu cabeza y lo que desayunas los domingos. Eres mil co...