Caeras

Capítulo 15: Jade peligrosa

Nat's pov

Señorita Brooks se le solicita que este presente en 10 minutos en la sala de la directora

Se escucho una voz hablar por los parlantes del instituto mientras yo estaba en la enfermería del mismo

-Ponte estos hielos en las dos rodillas -me dijo la enfermera.

Le agradecí y tome los hielos para después colocármelos en las dos rodillas.

La historia no fue nada breve, del como Jade me persiguió por todo el instituto, cuando llegamos al pequeño parque que hay, me tecleó y mis rodillas acabaron raspadas por el golpe contra el suelo. Y para mi magnífica suerte, había barro. Con suerte no me había golpeado la cara, pero si me la había embarrado un poco. En fin. Las cámaras grabaron todo y la directora, al parecer, se hará cargo de eso.

-Oiga, enfermera -me miró-. ¿Por cuánto voy a tener estas cosas? Arden como la mismísima...

-Eh, eh, palabrotas en mi oficina no -me encogí de hombros en mi lugar- . Te las podrás quitar en veinte minutos. Yo debo ir a mirar mi novela, si quieres que alguien te visite... solo llámala.

Fruncí el ceño cuando la enfermera salió corriendo, entro por una puerta y dos segundos después oí que le puso traba a esta. Me reí y llamé a Alex. Después de eso alguien entro por la puerta.

-¡Hola, hola, hola!

-Oh, Alex -guarde mi celular-. Estaba a punto de llamarte. Cuéntame el castigo de Jade.

-Es fantástico. Oh, espera. Le prometí que no le contaría a nadie -golpeó sus palmas en sus piernas y las movió frenéticamente -Esta bien, te contaré -soltó un chillido-. Se va a encargar de la cocina por las últimas dos semanas. Por cierto, lindo...estilo.

Me toqué la cabeza y fruncí mi cara .

Suspiré y volví al tema.

-Como sea, Jade se lo tenía merecido.

Minutos después un sonido ensordecedor sonó por los altavoces nuevamente, solo que esta vez era una voz distinta a la anterior, una que la conocía perfectamente

Escúchame Natalie Coleman, si tú. ¡Me asegurare de que haya un veneno lo bastante malo en tu comida como para que te agarre diarrea por siete meses! ¡Hablo en serio!

Rodé los ojos y miré a Alex, la cual se miraba las uñas con tranquilidad. Levanto la vista y me sonrío.

- ¿Y? ¿Quieres salir de aquí o, quedarte y no romper las reglas? -puso cara de perrito mojado.

Ladeé la cabeza y mire por la puerta en donde la enfermera se había ido.

-No querría que me castiguen -ella rodó los ojos y se levanto. Se fue hacia la puerta en donde había fijado mi vista.

-Ya verás que no pasará nada abrió la puerta cuidadosamente y, al ver su expresión, supe que no era nada bueno lo que estaba a punto de venir -. Además, la vieja está dormida.

Resoplé.

-Pero, eso esta mal. No puedo irme sin que la enfermera me lo diga- así que de aquí no me muevo.

-Pero la enfermera está dormida- rodó los ojos-. ¿Sabes cuanto tarda mi tía Helga en levantarse? ¡Cinco horas! Y no creo que la enfermera sea menor que mi tía Helga.

-Pues quizá podemos esperar aquí las cinco horas, no creo que sea tan aburrido como parece -mire hacia todos lados. Sentí su mirada-. ¿¡Qué!?

-¿No será tan aburrido como parece? -preguntó lentamente y yo asentí -. ¿¡Te volviste loca!? -gritó.

-Esta la opción de despertarla, decirle que me voy y listo, problema solucionado.

-¿Bromeas? Nos echará a patadas. Así que, quieras o no, vamos a salir de aquí.

Asentí resignada. Con Alex, nunca hay segunda opción.

(...)

Respiré agitadamente y puse mis palmas sobre mis rodillas lastimadas.

-Yo...no...puedo...más -tragué saliva-. Sigue tú, te alcanzaré en cuanto pueda.

Alex frunció el ceño.

- ¿De que hablas? ¡Jamás se deja a un soldado atrás! -dijo en tono militar y yo rodé los ojos.

-Díselo a mis rodillas -murmuré.

Me tomo del codo y corrió. Yo, por supuesto, estaba totalmente demacrada con mi cabello hecho un desastre, parecía telaraña. Mi cara estaba bañada en sudor, al igual que todo mi cuerpo. Y mis rodillas dolían demasiado.

A lo lejos divisé una cabellera completamente familiar.

- ¡Oye Sara! -gritó Alex agitando la mano.

Sara nos miró a las dos, le tomo más tiempo del esperado en acercarse a nosotras.

-Chicas no...las reconocí ¿Puedo preguntar porque Nat esta como si saliera de una tumba? Hueles horrible amiga -se tapó la nariz.

Puse cara de consternación.

- ¿Me consideras tu amiga? -coloqué una mano en mi corazón.

-No te acostumbres, como sea, cuéntenme que pasa.

-Oh, pues. Luego de que Nat le escupiera el agua en la cara de Jade y esta salga corriendo para vengarse. Nat cayó al piso, se embarró la cara y se raspó las rodillas. Estaba en la enfermería y...bueno, era aburrido estar ahí, así que escapamos. Bueno, mas bien he sacado a Nat a rastras.

Asentí dándole la razón.

-Vaya, eso es...

-Horrible -dije.

-...magnífico -completo-. No puedo creer que no me llamaran para esto.

La miré como si se hubiera vuelto loca.

-Estas demente -me solté del agarre de Alex y camine directo a nuestra habitación. Iba quejándome de mis rodillas lastimadas todo el camino, pero no tenía de otra si quería llegar a la habitación.

Alex y Sara no tardaron en posicionarse al lado mío. Pero mientras lo que a mí me parecía una eternidad, ellas sólo daban un paso.

-Oigan, ¿Y Jade?

-Tendremos que mantener alejada a Nat de Jade unos minutos hasta que se bajen los humos -suspiré.

-Si quiera sé porqué se enojo. Después de todo, fue ella la que me apretó los mejillas y hizo que el agua salga disparada a su rostro. No era para tanto.

-solo porque quedó casticaga y no hiciste ni dijiste nada para sacarla de su problema- comento Sara

Se encogieron de hombros seguimos caminando. Sara, al darse cuenta de mi asunto, preguntó:

- ¿Necesitas ayuda Nat? Vas muy lento.

- ¡Lento, pero seguro!

Se encogieron de hombros y caminaron normal pasándome y doblando por el pasillo que luego daría con nuestra habitación.

Traidoras.

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¡No es el mejor capítulo que pude hacer! Además de que es extremadamente corto, un poco. Pero pido piedad.

Hasta la próxima.