Capítulo 19: Llevar a la mafia al rancho.

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Ya había pasado la semana y Alex estaba emocionada por la fiesta, algo que para mí no era tan hermoso.

-Oye Nat ¿crees que hayan chicos lindos? -me pregunto mientras se limaba las uñas.

Me limité a encogerme de hombros.

-No es algo que sea tan importante -Alex paró un momento y me miro como si tuviera un grano en nariz-. ¿Qué?

-¿No es importante? -abrió su boca ofendida-. ¡Claro que es importante!

-No para mí -rodó los ojos.

-Eres aburrida -bufé y me recosté sobre el respaldo de mi cama a seguir comiendo mis papas-. Nat, ya te has comido tres de esas bolsas ¿no es demasiado?

Chillé y tire la bolsa lejos de mí.

-Tienes razón -lloriquee-. Soy una gorda.

Me tape la cara. Tres segundos después alguien entro por la puerta y, por su voz, deduje que era Jade.

-¿Nat, porque lloras?

-Dice que es gorda -respondió Alex. Yo me destapé la cara y mire a Jade, tenía los labios fruncidos y los ojos entrecerrados.

Había pasado una semana. ¡Una puta semana! Pero no, el maldito periodo seguía ¡Se supone que me tiene que durar sólo una semana!

Estaba tratando de auto controlarme para no perder la cabeza, pero me enojaba por todo sin razón, y eso es incontrolable.

-¿Ya estás bien?

-Como sea -rodé los ojos y seguí comiendo mis papitas.

Dulces, dulces papitas.

Jade tiro en su cama boca abajo y Alex siguió depilándose, algo que yo no haría porque...no tenía ganas de hacer nada.

Así que si, seré el mono de la fiesta.

¿¡Y QUÉ!?

-¿Ya elegiste que te pondrás? -asentí-. ¿Qué cosa?

-Lo que raye -Jade suspiro y murmuro un muy audible "No tiene caso", pero no protesté.

No quería ir a la fiesta, por más de que hace una semana lo haya querido, ahora ya no. Sí, soy una amargada. Probablemente si se me acerca alguien hoy le muerda el brazo hasta dejarle marcas.

Pobre.

(...)

-¡FIESTA, FIESTA! ¡Y PLUMA, PLUMA...!

-¡YA CALLATE ALEXANDRA, NO ME DEJAS ESCUCHAR LA MALDITA MÚSICA! -gritó Jade educadamente.

-¡BAILA NENA CON...!

-¡ALEX! -protesté-. ¡CALLATE!

Esta me hizo el saludo militar y se fue tambaleándose y apenas caminando.

-¿¡Tomarás algo, Nat!? -negué ante la pregunta de Jade. Esta se encogió de hombros y tomo otro vaso con algo transparente y se fue.

Alex había estado ebria a los veinte minutos de llegar. Jade estaba comenzando, Sara se había perdido y Lily estaba sentada en un sillón a dos metros de mí, tratando de esquivar a dos personas que intentaban desnudarse con la mirada. Y sí, Lily estaba en el medio. Yo me encontraba sentada en las escaleras leyendo un libro. Si, un libro. Porque no tengo otra cosa que hacer. Y porque claro, los sillones eran blancos.

-Hola, ¿Nat, cierto?

Giré mi rostro para encontrar al descerebrado con un grave problema mental que se había entrometido entre yo y mi mundo.

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