12.

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Capítulo # 12.

Yo no creía en el destino, no creía en las coincidencias, pero ahora comenzaba a creer en ellas. Desde que mi camino se cruzó con el de Riley Hamilton, nada había vuelto a ser lo mismo; de pronto todo había cambiado, de pronto mi vida daba un giro brutal de ciento ochenta grados.

Viernes, 08 de enero de 2016.

11:00.A.M.

Una semana y un poco más había pasado, una semana y un poco más de haber presenciado como su rostro se teñía de decepción, una semana de haber presenciado como esos hermosos rubíes grises se cristalizaban.

Y aquí estaba, en Cullen's Ing. Con una botella del mejor Whisky, sentado frente a una maldita máquina infernal poniéndome al tanto con mis correos y negocios.

El teléfono de la interfaz sonó, sacándome de mis pensamientos.

Era Estela.

—Dime. — Mi tono era brusco y cortante.

En definitiva necesitaba una muy, muy buena distracción.

— Siento haber hablado así, Estela. Mis disculpas. — Rectifiqué enseguida.

— No es nada señor, había conseguido a un técnico de computadoras, puesto que, el anterior renuncio y me daba la libertad de buscarlo; sin embargo usted, debería darle en visto bueno.

— Perfecto. ¿El investigador privado que pedí?

—Encontré a uno de acá de NY señor, pero lo dejaré a su criterio.

Perfecto.

— Envíame el currículo del chico y comunícame con el investigador, que a propósito ¿Cómo se llama?

— Evans Collins.

— Maravilloso. ¿Podrías mandarme un café cargado y unas tostadas?

— Enseguida.

Desde que se anunció el compromiso, Amanda y yo debemos estar más unidos que los gemelos por el condón umbilical, verdaderamente fastidioso y estresante aguantar las preguntas absurdas de los periodistas.

Gilipollas.

La semana próxima a la que entraba debía viajar a Washington DC*, para así poder expandir Cullen's. Ing., simplemente quería pasar menos tiempo acá, no iba a mudarme, pero pensaba que estar lejos de NY, me haría bien, Ava iría conmigo, por lo que estaré tranquilo, desde sus quince años la vida de mi hermanita se había reducido a internados en Europa*

Mis amigos por otro lado debían ocuparse de sus negocios familiares a diferencia de ellos, el mío es propio.

Al gilipollas de Eduardo, se le daba por pasado el "enamoramiento" al parecer Cupido* falló en su puntería y tal vez nosotros exageramos.

Los gemelos por su parte, August estaba intentándolo con alguna chica que aún no conocíamos, según él: "llevándolo con calma", August a diferencia de Collins; es el tierno y atento, pues su hermano gemelo se follaría todo lo que pudiera llevara falda y tuviera vagina.

Me levanté de la silla giratoria y miré mi reloj.

12:30.P.M.

Caminé a la puerta, le informé a Estela que iría a comer y seguí mi camino al ascensor.

Cómo Aman Los Hombres. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora