Especial.

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Especial.

Eduardo Flores.

La música de Heavy Mental* que inundaba aquel lugar estallaba en mis oídos y las copas que llevaba de más, bueno, esas no ayudaban mucho.

Una rubia... ¿O era pelirroja?

Bah me daba igual, el caso es que, estaba de muerte y sabía que había llegado mi hora de ligar, no me hacía falta decir que llevaba ventaja.

— ¡Hola guapa!—Grité de una forma seductora cerca de su oído izquierdo.

Se giró con una sonrisa tan sexy que hizo reaccionar a mi polla, y el provocativo camino que se formaba entre sus dos enormes pechos, tampoco es que ayudase demasiado.

— Hola, Bombón—Replicó con una voz gruesa y basta, mientras trataba de restregar sus implantes de pecho en mi cara.

Maldita sea.

¡Me había topado con un maldito travestí!

No es que los odie o los repugne, no, solo que, no me va la idea de que alguien se oponga a lo que es en realidad.

— Eh...es... me tengo que ir— tan rápido como terminé de balbucear, salí corriendo de allí.

¡Piernas para que las quiero!

Pasé por un lugar obscuro del bar y puedo divisar a una pareja, pero lo que más capto es a la chica forcejeando, me traté de acercar un poco disimuladamente para saber de qué va el asunto.

No me llamen chismoso, solo quería ayudar.

Cuando me estaba acercando, otro hombre robusto llega y aparta al Pelagato* de la chica, la mujer se deslizó por la pared hasta que su culo tocó el suelo. En el momento que una luz la iluminó corrí hasta ella sin pensarlo, empujando todo cuerpo que se atravesase en mi puto camino.

Al llegar a ella, la tomé por los hombros y la estreché contra mi pecho, al principio forcejeaba, pero al darse cuenta que era yo se rinde y solloza contra mi pecho.

La levanté y la llevé a cuestas conmigo quitando a cada persona o ser que se atravesara en mi camino, ella necesitaba descansar.

Juro por Dios, que si ese maldito llegaba a cruzarse en mi camino, le partiré la madre y el culo a patadas.

— Llévame a casa—Me pidió Ava a un sollozando.

— Está bien, tranquila—Respondí mientras le acariciaba el cabello—Llamaré a tu hermano.

— ¡No!— Se apresuró a decir y se separó de mí, debido al gran salto que había pegado. —No, no. Jake, no—dice nuevamente acercándose a mí—Llévame a tu departamento ¿Puedo quedarme allí contigo? ¿O no? —Pidió en un susurro.

La miré desde arriba, agachando la cabeza, mientras mi brazo envolvía ambos hombros pegándole más a mi costado, su calor impregnaba en mi camisa y a su vez el mío en la delgada tela de su vestido, me tomó unos minutos en completo silencio, solo admirándola su carita, parece la del pequeño Gato con botas** de Shrek*** sus ojos verdes esta vez me miran saltones y vidriosos.

Joder, que bella es.

Ava siempre ha sido hermosa y más de uno lo había notado, pero para nosotros siempre era la pequeña niña inocente.

Cómo Aman Los Hombres. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora