Eric
Compruebo el reloj y me doy cuenta de que llego a casa media hora más tarde de lo habitual, pero, como siempre, no encuentro a nadie para recibirme. Subo a mi habitación y dejo la mochila tirada al lado de la cama, me siento en ella y, pensando en todo lo que ha ocurrido hoy, me llevo las manos a la cabeza. No puedo evitar que una sonrisa asome por mis labios, Vega pasó a mi lado en el momento oportuno y me salvó de un día más con esas chicas besando por donde yo piso. Echaba de menos pasar tardes como la de hoy, tomando unos batidos tranquilamente; tranquilamente y punto. Desde luego no podía haber elegido a una novia falsa mejor. O, al menos, eso espero.
—¡Eric! —el grito de mi padre me saca abruptamente de mis pensamientos.
Entra en la habitación abriendo la puerta con brusquedad, e instintivamente me levanto de un salto de la cama, y me quedo mirándole con la esperanza de que no me...
Pero ya es tarde.
Su mano impacta contra mi cara con tanta fuerza que hasta me hace algo de sangre, que me gotea desde la nariz.
—¿¡Se puede saber dónde estabas!? ¡Llevo media hora esperándote para cenar! ¡Y tú hermana también!
—Lo siento, no creí que llegarías tan pronto —digo con la mano llena de sangre bajo mi nariz.
—¿Y qué estabas haciendo? No me digas que has pasado la tarde con otra de esas malditas chicas.
—No... Bueno, sí he estado con una chica, pero ella no es...
—¿Cómo las demás? —termina la frase mi padre— Déjame adivinar, ¿ella es diferente?
Lo cierto es que no lo sé. Solo sé que no está interesada en mí de la misma manera que las otras, o, al menos, eso es lo que parece. Aun así, no soporto que mi padre hable así de ellas. De todas ellas.
—Sí —respondo finalmente, apoyándome contra la pared.
Y me da otra bofetada.
—¡Deja de ser tan estúpido! —me grita.
—Pero tú no la conoces...
—¿Y tú sí?
Pero no respondo. Tiene razón, acabo de conocer a esa chica hoy, no sé nada sobre ella excepto su nombre y que al parecer le encanta el batido Mil Maravillas. Así que simplemente bajo la mirada, y espero a que mi padre me pegue de nuevo por ser tan estúpido, como él dice, pero no lo hace, en lugar de eso se aparta de mí y sale de la habitación.
—Tu hermana te está esperando —me dice antes de salir.
—¿Tú no cenas?
—Se me ha quitado el hambre.
Y camina hasta su dormitorio para encerrarse en él.
Hago lo que me ha ordenado y bajo a la cocina donde, sentada en una de las cuatro sillas que rodean la mesa, veo a mi hermana pequeña de diez años, rubia y con unos enormes ojos azules, apoyada sobre la mesa redonda, esperando con la comida en el plato a que estuviéramos todos para empezar a cenar.
Cada vez que la veo no puedo evitar pensar en mi madre. Se parece tanto, tanto a ella.
—Hola Gadi —la saludo dándole un beso en la mejilla y sentándome a su lado.
—¿Y papá?
—No creo que baje a cenar —digo, pero, al ver la cara de decepción de mi hermana, añado: —Solo está algo cansado, no te preocupes.
—¿Qué te ha pasado en la cara? —pregunta de nuevo señalando el trozo de papel que me he puesto en la nariz para detener la hemorragia.
Rápidamente pienso una excusa y respondo:
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Fingiendo ser la novia del Playboy (Trilogía Playboy #1)©
Teen Fiction*Así es como comienzan las grandes amistades, teniendo que fingir que son novios sin conocerse de nada* *** Eric Ríos, el Playboy del instituto. Es popular, tiene un buen grupo de amigos, y, sobre todo, tiene a la chica que quiere cuando quiere. Y e...