Vega
—Los chicos están tardando mucho en bajar, ¿no creéis? —comenta Naike levantando la cabeza de su delicioso plato de espaguetis.
—Es verdad —asiente Urz con la boca llena; traga y me dirige una mirada interrogante—, ¿tú sabes dónde están?
—Ni idea.
En esos momentos, me parece divisar una melena pelirroja por él rabillo del ojo. Así que alzo la cabeza, y, confirmando mis sospechas, encuentro a Maica de pie junto al marco de la puerta del comedor y le hago señas con la mano para que se fije en mí. En cuanto me ve, corre hacia la mesa en la que estamos sentadas y se sitúa en la silla libre que hay a mi lado.
—¡Pero qué buena pinta! —exclama ante el plato que tiene delante mientras agarra su tenedor.
—¿Cómo estás, Maica? —le pregunta Natacha— ¿te encuentras mejor?
—Mucho mejor, gracias —responde la pelirroja con la boca llena de espaguetis—. Veréis —continúa, tragando antes él bocado de comida—, a mi la sangre me marea muchísimo, y en cuanto vi él corte de Dani... Uf, pensé que hasta iba a vomitar... —hace una pausa poniendo la misma mueca de asco que las demás al imaginarnos el aspecto que habría tenido aquella escena—. Cambiando de tema, ¿dónde están los chicos? No les he visto cuando he entrado.
—Ni nosotras —dice Naike negando con la cabeza—, no tenemos ni idea de donde están.
—¿Deberíamos ir a buscarlos? —propone entonces Urz.
—Me extraña que Eric se esté perdiendo una fabulosa oportunidad de comer gratis —responde Naike— creo que sí deberíamos —concluye, poniéndose en pie junto con las demás—. ¿Vienes Vega?
Entonces alzo la cabeza, y me doy cuenta de que soy la única que sigue sentada. Dudo durante unos instantes, pienso en mi discusión con Eric y en si sería una buena idea aparecer en su habitación tras aquello, pero finalmente asiento y acompaño a las chicas fuera del comedor.
Eric
De verdad que no podemos ser más estúpidos. ¿En qué momento se nos ha ocurrido meternos a seis personas en un ascensor en el que claramente pone que su máxima capacidad es de cuatro?
—¿Pilláis cobertura? —pregunto, levantando mi teléfono todo lo que puedo.
Llevamos más de veinte minutos como idiotas con los brazos levantados para intentar alcanzar al menos una o dos barritas de cobertura, pero no ha habido suerte todavía.
Agacho la cabeza y observo como Óliver y Alex siguen intentando que Lucas, que ahora está apoyado en la pared, vuelva en sí, ya que todavía sigue inconsciente tras haberse desmayado por claustrofobia. Así que, sin saber qué más hacer, me siento en el suelo y descanso la espalda contra las puertas del viejo ascensor; enciendo el móvil para mirar la hora y compruebo que ya llevamos encerrados casi media hora, por lo que ni de broma nos va a dar tiempo a llegar para la cena. De repente oigo sonar mi estómago, que al parecer ha comprendido tan bien como yo que aquella noche los seis la vamos a pasar muertos de hambre.
Vega
Llevamos como cinco minutos llamando al ascensor, pero está claro que no funciona.
—¿Y por qué no subimos a pie? —pregunta Naike, señalando las escaleras.
—Porque nos da pereza —responde Maica mirándola como si fuera obvio.
Las demás asentimos mostrando que estamos de acuerdo, y Natacha continúa pulsando él botón del ascensor.
—Está roto Natacha, ríndete —le digo a la morena negando con la cabeza.
—Agh —resopla ella levantando los brazos— está bien, quizá Naike tenga razón: subamos por las escaleras.
ESTÁS LEYENDO
Fingiendo ser la novia del Playboy (Trilogía Playboy #1)©
Teen Fiction*Así es como comienzan las grandes amistades, teniendo que fingir que son novios sin conocerse de nada* *** Eric Ríos, el Playboy del instituto. Es popular, tiene un buen grupo de amigos, y, sobre todo, tiene a la chica que quiere cuando quiere. Y e...