¿Celos?

326 44 16
                                    

-Aquí estoy.- Dijo Dayanne sentada en la pileta.- ¿De que querías hablar?.

Mikey la miró confundido.

-Tu eras quien quería hablar.

- Oh cierto.- Se rio ella.

Hubo un silencio incomodo.

-Pensaras que soy una puta, una perra o una maraca, pero no, no acostumbró a llevar a hombres al baño para besarlos.

-No pienso nada de eso.- Dijo mikey tomando la mano de Dayanne.

-Entonces ¿Por que actúas tan frío conmigo?.

-Por que... No se que es lo que tu quieres de mi o conmigo, pero...- Suspiro.-Ese fue mi primer beso.

El rostro de Mikey adopto un color carmín.

-¿Y te arrepientes de eso?.- Pregunto ella tímidamente.

-No es eso... solo que todo a pasado muy rápido, todo es muy confuso para mi, y es extraño pensar que pudo gustarle o si quiera atraerle a alguien, y se que aquí y en New York soy igual de invisible, soy el mismo idiota detrás de un hermano cool, y no puedo estar tranquilo pesando que si me acerco a ti puedo terminar en el hospital, y si no lo hago, terminaré arrepintiendome por el resto de mi vida, porque no pude jugarmela por la persona que me gusta y a la única que parece yo gustarle.

Dayanne no sabía que decir.

Lo quería, aun con la semana que llevaba conociéndose, porque Mikey es especial, no es un patán, quizá si algo inocente.

Y le confesó que le gustaba, Mikey lo había dicho.

-Me gustas...-Fue todo lo que Dayanne dijo antes de tomar la barbilla de Mikey y depositar un tierno y corto beso, especial para ambos.

Luego se abrazaron, a lo que Mikey respondió como un "yo también" auditible solo para Dayanne.

Quizá todo esto mejore, quizá, ya lo peor pasó. Pensó Mikey.

Ahora en su lista de cosas por hacer, solo le faltaba encarar a su padre.

¿Estupido? Demasiado. Ni siquiera sabia que le diría, solo sabia que necesitaba una explicación, un poco mas de una semana sin él y ninguna llamada.

Pero este no es el momento para preocuparse de eso.

Este momento es para ser feliz, aunque sea por cinco minutos.

Una chica de ensueño le había declarado que le gustaba, y eso JAMAS le había sucedido a Mikey Way.

Aunque la suerte no estaba del todo con él, a unos metros de allí estaba Struart, tronando los dedos enfurecido.

-Esto no se quedara así.-Le comento a Jorge.- Los ways nos aún quitado a Frank y ahora a Dayanne, lo pagaran.

Jorge termino su cigarro y sonrió con maldad.

---

El camino a la escuela fue silencioso, ninguno hablaría de lo que había ocurrido en la casa del menor, decidieron que mirar el camino tratando de evitar miradas cómplices era mas importante.

En el instituto no era novedad verlos juntos, pero llegar juntos era algo totalmente diferente.

Comenzaba a correr el rumor de que Frank se había enamorado de Gerard y por eso había abandonado su antigua vida.

Ese rumor no era del todo cierto, como no era del todo falso.

Frank no estaba enamorado, solo le atraía Gerard, o eso creía.

Y no había abandonado su antigua vida, solo estaba pensando que era lo mejor para él.

Stuart y Jorge no son personas malas, ellos solo tenían una vida desordenada, al igual que él.

Cuando tienes problemas, a veces, otros problemas te ayudan a salir adelante.

El timbre sonó y entraron cada uno a sus respectivas clases.

Cuando Gerard entro a la sala, ya era lo suficientemente tarde como para él poder elegir su propio lugar, pero realmente no quería sentarse junto a Lindsey, esa chica estaba realmente loca.

Y no es como al ella hubiese hecho algo, su sola presencia le molestaba.

Le molestaban sus colitas infantiles.

Le molestaba que ella también usara el mismo color para teñirse el cabello, de seguro también usa la misma marca.

Le molestaba su forma tan extraña en la que descaradamente le coqueteaba.

Le molestaba ella, y ahora tendría que sentarse con ella por maldita hora y media.

-Hola Gee.-Dijo ella dando un brinco para saludarlo, y depositando un beso en la mejilla de este, dejando la marca del labial "Rojo Puto Maraco intenso".

-Mi nombre es Gerard.- Dijo tratando de sacar la marca de su cara.

-Que pesado eres.- Rió Lindsey.

-Si, lo soy, ahora dejamé sentarme.

.

El timbre volvió a sonar, pero antes de poder salir, Lindsey lo tomo del hombro.

-¿Me acompañas? Tengo que dejar todos estos libros en mi casillero, y son demasiados.- Ella volvió a reír.

-Realmente eres molesta.- Dijo él tomando la mitad de sus libros.

-Aun así me quieres.- Dijo ella mientras caminaba.

Gerard apretó los labios y arrugó el entre cejó.

Caminaban por los pasillos con los libros, y cuando llegaron a los malditos casilleros Gerard le entregó los libros, con la intención de irse.

Pero ella fue más rápida, y lo acerco a ella tomándolo de la nuca, juntando sus labios de manera violenta.

Y antes de que Gerard pudiese reaccionar, se escucho a lo lejos un "Alejate de él, ¡Perra!"

Pero ella en vez alejarse lo apego más, y Gerard trato de soltarse, pero ella le mordió el labio hasta hacerlo sangrar.

Y otra mano lo tomo de la camiseta, alejandolo de Lindsey y apegandolo a sus labios, unos dulces labios ya conocidos por él.

Todo era muy confuso, muy rápido y muy extraño.

Primero Lindsey lo besaba a la fuerza y ahora Frank lo besaba con su consentimiento... o algo así.

Y mientras ambos se besaban, muchos se detuvieron a mirar la llamativa escena, y Frank, al notar esto, levanto su dedo medio, burlándose de lindsey, quien salio corriendo por tal humillación.

DetenciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora