-

277 41 9
                                    

El humor en el ambiente ya no era el que solía ser.

Donna estaba triste, todos lo estaban, pero la tristeza de Donna era la más preocupante. Casi no comía, dormía escasas horas y pasaba la mayoría del tiempo llorando.

¿Por que Donald tuvo que llegar?¿Por que tuvo que deshacer la felicidad de hogar?.

Él ahora estaba quedándose en un hostal en Belleville, se iría cuando los papeles del divorcio estuvieran firmados y Mikey estuviera con él.

-¿Estas bien?.-Preguntó Raymond al ver a Gerard en un constante mar de pensamientos.

-Si, perdón, ¿Que me decías?.

-Enserio Gee, te veo decaído, no as tocado tu plato.

El pelinero miro su bandeja, y claramente, no había comido ni un poco del misterioso puré con carne mechada.

-La comida aquí es un asco.-Dijo moviendo el puré con su cuchara.

-Eso es cierto, Claudia una vez dijo que le apareció un cabello en el arroz.

Ray volvió a ver a su amigo, quien seguía perdido en sus pensamientos.

-¿Que ocurre?, si necesitas desahogarte aquí estoy.-Dijo mientras tocaba su hombro.

-No es nada.-Dijo más para si mismo que para Raymond.-Solo son unos problemas pequeños que me tienen desconectado.

-Puedes confiar en mi.-Lo alentó regalando una sonrisa.

Gerard lo dudó en un comienzo, pero luego pensó que le haría bien soltar un poco de sus problemas, desahogarse siempre era bueno ¿no?.

-Donald nos visito ayer...

-¿Tu padre?.-Ray abrió los ojos de par en par.

El pelinegro asintió con la cabeza.

-Hubo una discucion fea, casi todos lloramos, se abrieron cicatrices, y ahora Donna no esta bien.

Gerard miró a su amigo, y este le hizo una señal para que continuará.

-Donald nos visitó y trajo con él a su pareja actual, quien resulto ser la mamá de Frank.

-El mundo es pequeño.

-Demasiado.-Dejó soltar un suspiro.-Y ella es una perra que trató a Frank peor que basura, ¡Es su madre!, y yo... Yo no pude ayudarlo, no pude gritarle que se fuera, no hice nada.

- ¿Ya hablaste con él?, necesita tu apoyo más que nunca.

-Ayer casi no hablamos, estaba muy herido y shockeado como para hablar.

-¿Él o tu?.-Preguntó el puertorriqueño.

-Ambos.

-Entonces lo mejor seria que hablaran, no puedes dejarlo solo, menos en estos momentos.-Gerard sonrió melancólicamente. -Quiza esto sirva para fortalecer su relación.

-O puede mandarla al carajo.

-Gerard, las relaciones son puestas a prueba constantemente, y a la suya le toco este problema, saldrán adelante, culiaran mucho, tendrán veinte hijos y luego vivirán de las pensiones que ellos les den.

Por primera vez en el día Gerard rio sinceramente.

.

Las pesadillas ya no lo dejaban dormir.

Linda volvió a joderles la vida a todos, asi como alguna vez jodió la de él.

La odiaba con todo su corazón, la odiaba como nunca pudo odiar a nadie. Ella era la culpable de la mayoría de sus penas, y ahora esta aquí, con una pareja nueva, con un estilo nuevo y sin una pizca de pena al ver a su hijo abandonado, ¿Por que ella no podía sufrir como lo hacia él?, quizá eso lo haría sentir mejor.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 04, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

DetenciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora