perra

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Se besaban, y eso no pasaba desapercibido con tanta gente mirándolos.

Y el beso se sentía bien en un comienzo, era como pisar el orgullo de Lindsey con solo un movimiento de labios.

Pero luego, cuando los corazones flotantes imaginarios y la magia comenzaban a apagarse de a poco y la realidad lo abofeteaba, pudo sentir esas miradas, escuchar esas voces, y su propio orgullo se derrumbaba.

"Jamas pensé que el nuevo seria también la nueva perra de Frank"
"¿Frank ya se aburrió de las mujeres? Quizá ya se le acabaron y esta probando con maricones"

Gerard se alejo de Frank, quien lo miro extraño, entonces salió corriendo, dejando atrás a el más pequeño.

Quizá era lo mas cliché del mundo, pero iría a llorar al baño.

Y mientras corría solo pensaba en lo perra que a sido todo el fin de semana, se dejó tocar por Frank, lo beso muchas veces, sintió cosas que jamas había sentido antes, y claramente no se refería a una erección, jamas había sentido atracción por un hombre, y ese maldito enano lo había logrado.

Ese hijo de puta lo hizo dudar de su sexualidad, lo humilló hace un momento, había jugado con Gerard, y eso mataba al pelinegro.

Esta bien, Gerard no amaba a Frank, ni vise versa, pero joder, se supone que eran amigos, y luego del fin de semana claramente eran más que eso.

Pero todo era una mentira, una burla, un juego de parte de Frank, o al menos eso pensaba en azabache.

Y todo tenia sentido en la cabeza de Gerard.

Frank habían estado jodiendo a su hermano, luego llego Gerard al rescate, humillando al inhumillable, y eso lo jodió tanto que trató de acercarse, entablar una relación con él para luego devolverle la mano, y avergonzarlo frente a todos.

Frank... Ahora un hijo de puta a los ojos de Gerard.

Y como el cliché se complementa con más cliché, él enano ahora tan odiado por el azabache apareció en su busca.

-¡Gerard! ¡Gerard por favor responde! ¡Se que estas ahí!.- Gritaba a todo pulmón.

El cubículo en el cual se encontraba el azabache se abrió, dejando que Frank pudiese ver la cara de ira/tristeza de Gerard.

-Gerard, ¿Que te paso?, creí que estábamos dándole una lección a esa perra.

No hubo respuesta.

-Lamento si te molestó, pero creí que necesitabas ayuda con ella, el otro día ebrio me confesaste que la odiabas.

Esta vez tampoco hubo respuesta.

-No creí que te molestaría tanto, pero esta bien, existen otras maneras de humillarlas y bueno yo creí que...

-¿Soy una perra para ti?.- Lo interrumpió

-Vamos Gerard no jodas.

Gerard levantó la mirada, llorando nuevamente, pero esta vez a los ojos de Frank, quien sintió su alma partirse a la mitad al ver la escena.

-¡¿Responde?! ¿Soy una perra más para ti? ¿Soy un juego? ¿Soy el maldito marica con el cual puedes experimentar?.- Gerard alzaba mucho la voz, estaba pasando por una crisis nerviosa y todo su cuerpo temblaba.

Frank se sorprendió demasiado, jamas había pensado ninguna de estas cosas, para él, Gerard era especial, no entendía nada.

-¿De donde sacaste toda esa mierda? ¡Dime! ¿Por que actúas así conmigo?¿Que cresta es lo que te eh hecho?.

-¡Hablar conmigo! estabas mejor antes, con tus amigos de mierda y tu vida de excesos, y no es como si me importara, en cuanto no me metas a mi todo esta bien.

-¡Deja de actuar! No se que mierda fue lo que sucedió contigo... Creí, creí que estábamos en nuestro mejor momento.- Dijo Frank verdaderamente triste, todo lo tomo por sorpresa, y era primera vez que trataba de no perder a alguien, no quería que Gerard se alejara de él.

-Entiendelo, no hay un "nuestro" ni un "nosotros" en nada, yo no soy tu perra, no tu amigo, yo solo estaba agradecido contigo por ayudarme con mi hermano.

Y entonces Frank exploto.

-¡Y Valla manera de agradecerme! ¡Eres un hijo de puta Gerard Way! Jamas debí pensar que serias dijerente, jamas debí acercarme a ti, jamás debí ayudarte ni nada.

-¡El hijo de puta eres tu Frank Iero! ¡Y que bien que no culie contigo, me salve de que me pegaras una enfermedad!

El azabache comenzó a alejarse de a poco, pero antes de que se fuera Frank grito.

-¡Moririas por culiar conmigo! Y anoche me lo dejaste bien en claro, perrita.

La cagó, por supuesto, pero sabia que Gerard no dejaría esto así.

Y el azabache se acerco a él.

Y lo abofeteó.

Y Frank lo tomo de la nuca para besarlo.

Y lo peor es que correspondió.

Pero mientras se besaban, con rabia, con pena, con heridas que ambos se habían hecho, Gerard se quebró en llanto.

El más pequeño lo abrazo.

Quizá era el abrazo más significativo en la vida de ambos, porque significaba que ambos en el fondo querían disculpar al otro, significaba que no querían alejarse.

Significaba que ambos se querían, aunque no quisieran admitirlo con palabras.

Gerard lo miro a los ojos, sonrió con melancolía, y se fue corriendo, dejándolo solo, otra vez.

DetenciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora