No puedo respirar. Mis oídos pitan, mis manos tiemblan, mi tráquea parece haberse cerrado por completo y lucho por llevar el aire a mis pulmones. El jadeo proveniente de mis labios reverbera en la acústica del reducido baño en el que me encuentro, y mi mirada se ha nublado por las lágrimas que invaden mis ojos.
Mis extremidades pesan, mis brazos se han entumecido y el frío recorre cada centímetro de mi espina dorsal; la humedad tibia de mi sangre moja el pantalón del pijama que traigo puesto, pero no puedo hacer absolutamente nada para detener el torrente caliente que proviene de mis muñecas. Mis párpados amenazan con cerrarse por completo, mi cuerpo apenas responde a las demandas de mi cabeza, y el pánico se arraiga en mi sistema. Voy a morir aquí y nadie va a notarlo.
Bailo en el limbo de la semiinconsciencia, y lucho para mantenerme a flote. El dolor en mi pecho es insoportable, la sensación de pesadez es cada vez más intensa...
"No quiero morir. No quiero morir. ¡Maldita sea!, ¡no quiero morir!"
Imágenes inconexas llenan mi entorno. Un familiar rostro aparece en mi campo de visión, y desaparece de inmediato. Siluetas luminosas se arremolinan a mí alrededor, pero no soy capaz de distinguir las facciones de quienes me rodean.
Alguien dice mi nombre con angustia y preocupación, pero no puedo responder. No puedo pronunciar palabra alguna. No puedo moverme...
Mi boca se abre para hablar, pero un ataque de tos me impide decir cualquier cosa. El dolor punzante en mis muñecas apenas me deja pensar con claridad. Todo mi cuerpo se estremece cuando el ardor quema en mis extremidades. Soy vagamente consciente de las palabras tranquilizadoras que son susurradas en mi oído, y de la presión en mis antebrazos que hace que mis manos hormigueen.
El escándalo que se ha apoderado del ambiente, se siente ajeno a mí. Se siente como si estuviera debajo del agua y no fuese capaz de distinguir nada debido a eso. El pánico momentáneo se esfuma con cada segundo que pasa; el dolor en mi pecho pasa a segundo plano, y cada vez me siento más y más desconectada de mi cuerpo.
No soy yo quien se encuentra tirada en el baño, muriendo a causa de un ataque de asma y una hemorragia. No soy yo quien lucha y patalea con desesperación mientras trata de recuperar el aliento. No soy yo quien llora del miedo y de la angustia.
"Déjalo ir..." susurra una voz dentro de mi cabeza. "Déjalo ir, Bess."
Entonces, me dejo ir...
~*~
El sonido agudo taladra en lo más profundo de mi cabeza. Un extraño zumbido invade mi audición, y todo se vuelve un poco más vívido e intenso.
Mis párpados bailan con el movimiento de mis globos oculares, y soy un poco más consciente de lo que sucede a mí alrededor. El olor a alcohol y antiséptico, hace que mi nariz pique; el dolor en mi pecho es sordo, un claro contraste con la insoportable agonía que sentí con anterioridad. El aire dentro de mis pulmones se siente como el mayor de los placeres, y la pesadez es bien recibida por mis músculos agarrotados.
Trato de abrir los ojos una vez más. Ésta vez, tengo éxito, pero vuelvo a cerrarlos en el momento en el que la luz cegadora me golpea de lleno. Entonces, trago duro y noto el ardor en mi garganta. Tengo sed. Estoy cansada. No sé dónde estoy, pero quiero ir a casa...
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DEMON © ¡A la venta en librerías!
ParanormalTRILOGÍA DEMON #1 ¡A LA VENTA EN LIBRERÍAS! "El infierno está vacío. Todos los demonios están aquí." -William Shakespeare.