Seis de las nueve mujeres que viven en este lugar, han dicho que soy una abominación. Las otras tres -esas que no han recalcado mi condición como Sello- han dicho que soy impresionante.
Lo cierto es que no considero que ninguna de las dos definiciones tengan algo de verdad. Lo único que sé hacer -además de atraer a legiones de ángeles sedientos de guerra, justicia, destrucción y victoria divina-, es sobrevivir a la preparatoria y tratar de encontrarle algo de sentido a la locura que se ha apoderado de mi vida durante los últimos meses. A veces, cuando despierto en las mañanas y recuerdo todo lo que ha pasado últimamente, me pregunto si no lo he soñado. Si esto realmente está pasando y si en verdad hay un demonio -que fue arcángel- que me vigila a sol y a sombra.
Todo esto es tan surreal. Tan... increíble.
Daialee no ha hecho otra cosa más que parlotear acerca de las brujas que conforman el Aquelarre de su abuela desde que Mikhail se fue.
Todas ellas, por cierto, fueron convocadas por Gaela -la vieja amiga de Mikhail- para informarles acerca de mi estadía temporal en su hogar. La mayoría protestó. Argumentaron que iba a traer destrucción y caos a su delicado equilibrio energético y más de una se atrevió a decir que los ángeles van a matarlas a todas si descubren que me encuentro aquí.
Solamente dos brujas -y Daialee-, mostraron una aterradora emoción ante la perspectiva de tener que proteger el Aquelarre de una Legión de ángeles furiosos. No me sorprende en lo absoluto que sean las tres más jóvenes de todo el Clan. Mucho menos me sorprende que sean las más intrépidas de todas.
Ahora mismo, no sé si son muy valientes... o muy estúpidas.
Papá solía decir que la juventud hace valiente a todo el mundo y que muchas veces, solemos confundir la estupidez con la valentía. Solía repetirme hasta el cansancio que tomase decisiones arriesgadas y valientes, pero que también fuese sabia a la hora de tomarlas.
En ese entonces no estaba muy segura de qué era lo que quería decir con eso, pero ahora que veo a Daialee y a sus amigas, empiezo a comprender lo que quería decir. Aún no logro decidir si me parecen impresionantes o ingenuas; sin embargo, me gusta pensar que son valientes. Me gusta pensar que son poderosas y que por eso están tan entusiasmadas con la situación. Es lo único que a lo que puedo aferrarme. Lo único que calma un poco el nudo de nerviosismo que se ha formado en mi estómago.
El ambiente en la enorme casa pasó de ser relajado y tranquilo, a tenso y nervioso. Las mujeres que antes habían estado encerradas en sus habitaciones, ahora corretean por toda la casa en busca de hechizos y rituales de protección para mantener a raya lo-que-sea-que-despido que atrae a los ángeles.
Las cuatro brujas de edad más avanzada, se han encerrado con Gaela en una habitación al fondo de la casa; más allá, incluso, de la cocina; dos más, se han instalado en la sala desigual con un montón de tomos antiguos de brujería a su alrededor. Las dos brujas jóvenes han salido al jardín para fortalecer las protecciones que han colocado alrededor del perímetro del lugar -según lo que me explicó Daialee-; mientras que ella no ha hecho otra cosa más que parlotear a mi lado acerca de lo fuertes que son todas estas mujeres.
—Gahlilea —dice, mientras que señala la puerta donde se ha encerrado su abuela—, una de las brujas que se encerró con la abuela, es capaz de hablar con los 'no-vivos'. Dicen que es ciega porque hizo un pacto con un demonio menor. Le dio sus ojos a cambio del poder para comunicarse con los errantes que vagan por la tierra en busca de paz —suena entusiasmada mientras lo cuenta así que me digo a mí misma que voy a poner atención para identificarla cuando tenga oportunidad. No debe ser difícil identificar a una bruja ciega... ¿o sí?—. La abuela nunca ha querido decirme nada acerca de eso, así que supongo que es verdad.
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DEMON © ¡A la venta en librerías!
ParanormalTRILOGÍA DEMON #1 ¡A LA VENTA EN LIBRERÍAS! "El infierno está vacío. Todos los demonios están aquí." -William Shakespeare.