Once.

3.4K 160 123
                                    

Un fuerte olor a hot cakes llegó a mi nariz, abrí los ojos y sí, seguía en casa de Zayn. Él no estaba a mi lado, pero a juzgar por el olor, debía estar en la cocina.

Vi mi reloj de mano, 9:45. Esbocé una sonrisa y luego me levanté de la cama. Habíamos estado bajo las cobijas, así que la tendí y luego fui a la cocina.

Había un plato con hot cakes en la mesa, y una jarra con leche. Me sentí consentida. Había preparado el desayuno.

Él estaba sacando vasos para servir la leche, no traía camisa y mordí mis labios cuando vi un tatuaje en la parte alta de su espalda.

Tomó dos vasos y luego volteó. Yo lo observaba y él levanto sus cejas hacia mi.

-Buenos días, dormilona-me dijo y sonreí.

Caminé y quedamos a 10 centímetros  de distancia.

-Buenos días, madrugador-le dije y se rió.

Tomó mi cintura, acercándome más y luego me dio un beso tierno.

Nos separamos y ya tenía mis manos sosteniendo su cuello.

-¿Cómo dormiste?-me preguntó.

-Mm, bastante bien. ¿Y tú?

-Lo mismo, la cama nunca se sintió tan cómoda.

Reí y volvimos a besarnos.

-Espero tengas hambre, porque yo sí-me dijo.

-Mm, pues huele rico-le respondí.

-Quizá soy yo..

-O los hot cakes.

Se rió y luego nos separamos, me tomó de la mano y me llevó a la mesa. Nos sentamos y mi estómago rugió. Sí tenía hambre.

Nos pusimos a comer en silencio y él lucía tranquilo y feliz.

Terminamos luego de algunos 20 minutos y él bebió un vaso completo de leche.

-Tenía sed-me dijo y reí cuando se llenó un poquito de leche a un lado del labio superior.

-Lo noté-me levanté de mi lugar y tomé la servilleta que estaba frente a él, le limpié donde se había manchado y me observó con timidez.

Acabé luego de unos segundos y sonrió.

-Limpiecito-le dije y puso sus manos en mi cintura.

Movió su silla y me sentó en su regazo. Ahora yo me sentía tímida.

Levantó mi barbilla y me miró fijamente a los ojos.

Me sentí a punto de explotar.

Era hermoso.

Cada facción suya era cada vez más perfecta.

Unió nuestros labios y puse mis manos en su cuello.

Habíamos esperado dos semanas para tenernos así. Saboreándonos el uno al otro.

Fragile | z.mDonde viven las historias. Descúbrelo ahora