Diesciséis. {2}

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Nuestras cabezas se movieron al ritmo hasta que necesitamos respirar.

Me guió hacia la alacena, y sentí desmayarme cuando observé cómo había quedado la mesa.

Estaban dos platos junto a sus respectivos vasos y cubiertos. Una botella de lo que parecía champagne en el centro. Y dos pequeñas velas acomodadas perfectamente al lado de la bebida.

Me sentí como una princesa.

-Permítame, señorita Reed-dijo sosteniendo la silla para sentarme.

-Gracias, profesor-sonrió ante esto y luego rodeó la mesa yendo a su asiento.

No pude hacer más que observarlo, perderme en esos ojos y en sus labios tan deseables.

-¿Te divertiste de compras?-preguntó con una sonrisa.

-Sí, debo admitir que ahora me arrepiento de haberme negado al principio.

-¿Ah sí?

-Sí.

-Pues no puedo decir lo mismo, ya que te extrañé.

Mordí mis labios, si su plan era matarme, lo estaba logrando.

-También te extrañé, en especial esa mueca de molestia cuando te doy la contra.

-Eres muy terca.

-¡Tu no me haces justicia!

Se rió y juré enamorarme del sonido.

-¿Comenzamos con nuestra cita, señorita Reed?-sus ojos estaban posados firmemente en los míos.

-Jamás esperé tanto por escuchar eso, profesor Malik-él sonrió y se levantó de la mesa.

Observé un poco más la casa y me sentí tonta por no haberla reconocido en la mañana.

Zayn volvió con una cazuela de metal y la colocó en el centro, moviendo el champagne.
El olor entró a mi nariz y me sentí embriagada, si así olía..¿qué tal su sabor?

Zayn sirvió en mi plato, lo suficiente, aunque juraría que podría comerme la cazuela entera, jamás tuve tanta hambre. Eran ravioles con salsa de pollo, arvejitas y albahaca, comida italiana, éste hombre no iba a dejar de sorprenderme..

Cuando nuestros platos estaban llenos, me di el lujo de abrir el champagne y ambos reímos cuando la tapadera salió volando.

Serví en nuestras copas y ambos dijimos "salud" antes de beber. Me sentía en una cena real.

-Provecho, preciosa-sentí atragantarme con la bebida después de oírlo.

Me había llamado preciosa. Y me encantaba. Y solamente quería escucharlo a él llamarme así.

-Provecho, guapo-respondí y sonrió.

Ambos comimos 50% en silencio y 50% hablando sobre cualquier cosa.

Cuando sentí mi estómago lleno, bebí lo último que quedaba de mi copa y Zayn retiró los platos, haciéndolos más allá en la mesa con su mano.

Fragile | z.mDonde viven las historias. Descúbrelo ahora