Setenta y Uno.

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Cuando abrí los ojos lo primero que escuché fueron susurros, y al voltear a mi lado vi a Zayn. Yo seguía en el sillón y él estaba también junto a mi, me tenía abrazada.

Al parecer estaba soñando que hablaba con alguien. Lo moví un poco y él abrió los ojos. No sabía que reacción iba a tener conmigo así que esperé que dijera algo.

—Aly, lo siento...—habló en voz baja y noté como se le cortó.

Lo abracé más fuerte y puse mi cabeza en su cuello. No podía decir nada.

—No debí enojarme contigo, mamá usó esto como excusa para dejarme de hablar—continuó él y levanté la mirada.

—Fue mi culpa, lo siento de verdad, debo poner mas atención a lo que digo—respondí.

—No, no es así. No importa, si ella deja de apoyarme por estar enamorado entonces no me importa tener su apoyo—continuó y besé su mejilla.

No sabía qué decir. Me dolía que las cosas terminaran así. Si yo me hubiera ido al parque ayer eso no habría pasado.

—Por favor no te sientas culpable—dijo de nuevo y asentí simplemente.

Nos quedamos abrazados un rato más y no pude evitar las lagrimas.

Anoche pensé que hasta ahí habíamos llegado. Por más que Zayn me amara, su religión era más importante y lo que le dijo su mamá no había sido cualquier cosa.

Y sin embargo aquí estaba él, pidiéndome perdón a mi por haberse enojado. ¿Era posible que alguien te amara tanto?

Cerré los ojos y él besó mi cabello. Pasando los minutos ambos nos quedamos dormidos y poco a poco sentí más tranquilidad.

Cuando desperté Zayn ya no estaba junto a mí, me levanté del sillón y fui a tomar una botella de agua. Mi migraña estaba a punto de volver. Tomé el paquete de pastillas y entonces vi a Zayn salir del dormitorio.

Me sonrió cortamente y le devolví la sonrisa antes de ingerir la píldora. Se acercó hacia mi y tomó mi cintura. Puse la botella en la mesa y voltee a verlo.

Sus ojos ya no lucían tan tristes o rojos. Parece que el tampoco había podido dormir en la noche.

—¿Te duele?—preguntó y negué moviendo la cabeza.

—Siento que puede volver en cualquier momento así que mejor tomé la pastilla antes de que pasara—respondí y asintió.

Se acercó y besó mi frente y nos quedamos así en silencio. Parecía que no había un tema de conversación para hacernos sentir mejor.

—Algo de lo que dijo mamá es verdad—hablo él y levanté mi mirada—no es un pecado lo que estamos haciendo, pero no es algo favorecido ante mi religión.

De verdad me sentía horrible.

—Zayn...—comencé y el hizo una mueca.

—Lo sé, pero ella tiene razón y es ilegal—se encogió de hombros y negué con la cabeza.

—Será ilegal pero no estamos haciendo ningún daño a nadie, ellos simplemente no lo entienden—respondí y él frunció sus cejas.

Fragile | z.mDonde viven las historias. Descúbrelo ahora