Cincuenta.

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Había tomado la decisión de ir a casa de Zayn, ayer después de que Harper se fue seguimos hablando por mensajes y me dijo que su papá ya había regresado de Londres. Entonces él se iría a su casa en Leeds hoy por la tarde.

Pensé en decirle que si podíamos vernos, pero me parecía mejor idea ir a su casa sin pensarlo y dejar que el asunto fluya por si mismo.

Él me preguntó cuántos días tenía pensado quedarme en casa de mamá y no supe responder. Si por mi fuera, no me habría ido de su casa cuando dijo que necesitábamos pensar a solas. Pero creo que después de todo si nos ayudó a meditar.

Comencé a guardar unas sudaderas en mi mochila y unos beanies que mamá compró para Zayn. Ese fue el regalo de cumpleaños de parte de ella.

Mi celular vibró y lo saqué mi abrigo, era Harper.

"Irás a casa de tu bombón?" decía el mensaje.

Reí y comencé a escribir.

"Eso creo, aunque aún estoy reuniendo voluntad."

"Vamos, él te va a recibir bien."

"Y si no lo hace?"

"Claro que lo hará. A caso no estuvieron hablando desde ayer?"

"Sí, pero no sé..."

"Deja la inseguridad Ivy. Quieres que te de un aventón?"

"Ash. Serías tan amable de?"

"Claro que sí engendro. Estaré ahí en 15 minutos, y más te vale que ya hayas terminado de reunir tu voluntad."

"Okay, mamá."

Reí por lo mandona que era y bloqueando mi celular lo guardé de nuevo en mi abrigo.

Tomé mi mochila y apagando la luz del baño, salí de mi dormitorio y me dirigí hacia la sala.

Mamá estaba en la cocina leyendo el periódico y me acerqué hacia ella.

—Ma—la llamé cuando llegué hasta ella y volteó hacia mi sonriendo.

—¿Ya te irás hija?—preguntó poniendo el periódico en la mesa.

—Sí, Harper me dará un aventón—respondí y sonrió.

—Bueno, ¿llevas los beanies de tu novio?—sonreí mordiéndome los labios y asentí.

—Sip, están en la mochila—respondí y tomó mi mano.

—Okay, entonces te veré la próxima semana, ¿verdad?—preguntó.

—Si ma—asintió y me abrazó.

Duramos así unos segundos y sentí nostalgia de dejarla sola.

—Salúdame a tu novio y pórtense bien—me dijo al separarnos y reí.

—Claro que sí ma—se rió también.—Esperaré a Harper allá fuera, no debe tardar en llegar.

—Okay, te quiero mucho y cuídate eh—dijo y asentí.

Fragile | z.mDonde viven las historias. Descúbrelo ahora