Capítulo 16. Los cinco sentidos

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La escena era muy extraña. Allí estaban Hermione y Meghan, sin poder comprender lo que ocurría, mirando a una atemorizada Cho que sujetaba a Lavender para que no se desvaneciera por la sangre perdida.

—¿Meghan? —preguntó Cho, que estaba más pálida de lo habitual y parecía apunto de vomitar—. ¿Qué haces en el Claustro Central?

—Rayos, Asia, hay una hermana desangrándose aquí y tú me preguntas qué hago en... —Meghan estaba tan enfurecida que no encontró las palabras justas. Luego, en un arrebato de operatividad, ordenó: —Lleva inmediatamente a Avellana a la enfermería. ¡Ahora mismo! ¡Y que nadie las vea!

Cho asintió y obedeció, como si Meghan nunca hubiera renunciado y siguiera siendo su líder. Se llevó a la pobre muchacha, que lloraba mientras hacía todo tipo de desagradables quejidos. Tras ellas se formó un largo rastro de sangre hasta que se perdieron de vista escaleras arriba.

Hermione temblaba de pies a cabeza. Aquello la había descolocado completamente. Miró a Meghan, como si de repente ella fuera nuevamente la Líder de la Sororidad, esperando a que le diese una directiva. Meghan la sujetó de la muñeca fuertemente y se la llevó nuevamente al interior del Claustro Central; cerró de un portazo y le dijo:

—Creo que soy la única hermana que ha leído el Libro de pies a cabeza.

—¿Q-qué quieres decir? —preguntó Hermione con la voz temblorosa.

Meghan se dirigió a grandes zancadas hasta el retrato de Ella, que estaba en la pared mirando todo con una fría insulsez, y le pidió:

—Ella, Diosa de la finura textil, Duquesa de la perfección facial, Reina y Señora de la tez delicada, tus vasallas Meghan Grills y Hermione Granger piden por tu eterna sabiduría y ruegan consultar el sagrado Libro.

Ella sonrió levemente y se hizo a un lado. Había una caja fuerte contra la pared; Meghan apuntó con su varita y ésta se abrió. Extrajo un libro gordo y vetusto de color rosa chillón, repleto de plumas en el borde y con una suave textura de piel de algún animal. Lo abrió y se acercó nuevamente a Hermione, que permanecía allí plantada con un aspecto terrible.

—¿Qué es esto?

—Los cinco sentidos de la Sororidad, Pelusa. Son los cinco mandamientos máximos de las hermanas.

CINCO SENTIDOS DE LAS HERMANAS DE LA SORORIDAD DE LAS BRUJAS

VISTA: Todas las Hermanas deberán tener ojos en la espalda para ayudar al prójimo

GUSTO: Ninguna Hermanas cometerán actos lujuriosos que puedan empalagar un paladar templado

OLFATO: Cada Hermana desarrollará un sentido del olfato óptimo que le permita decodificar situaciones y personas antes de conocerlas

TACTO: Las Hermanas deberán poseer una delicadeza extrema para el tacto con el prójimo

OÍDO: Todas las Hermanas se prestarán el oído, siendo sus secretos sagrados y bajo ningún punto de vista se podrán divulgar

Aunque Hermione creía intuir por dónde venía la mano, aun así Meghan explicó:

—La Sororidad está incurriendo en una especie de karma o venganza por no haber acatado estas cinco normas desde hace tanto tiempo. Primero le tocó a Parvati: se quedó ciega. Descartemos el sentido vista. Ahora le tocó a Lavender; alguna fuerza terrible hizo que se quedara sin lengua. Descartamos gusto.

—Entonces... ¿significa que quedan tacto, oído y olfato?

—¡Muy bien, Hermione, tienes la misma capacidad craneal de un niño de siete años! —exclamó con ironía Meghan, irritada.

Hermione Granger en la Sororidad de las BrujasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora