Capítulo 22. La última Tertulia

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Hermione chilló. Algo horrible ocurría. El placer que había experimentado por haber estado en todos lados y en ningún sitio al mismo tiempo, se esfumó de repente. Volvió a su cuerpo y se lanzó de rodillas al piso, agotada. Tardó al menos dos minutos en recordar todo lo que acababa de suceder.

No podría explicar cómo lo sabía, porque en realidad, durante toda la batalla, su alma se había ido lejos. En ese momento, abrieron la puerta del otro extremo del patio bruscamente y apareció Cho Chang con una cara lánguida. Detrás, Ginny la obligaba a caminar, apuntándole con la varita en la espalda.

—¡Hermione! —se oyó el grito de Ron, que apareció detrás de las chicas, y corrió a abrazarla—. ¿Estás bien? ¿Qué ha ocurrido?

—Ella... ha vencido a Theodore.

—¿Estás segura? —preguntó Harry yendo al encuentro de sus amigos.

—Sí —dijo Hermione con la voz entrecortada, y se dejó caer sobre el regazo de Ron.

Estaba exhausta. Su sensación era la de haber corrido una maratón. Además sentía un fuerte dolor en el hombro, en la espalda y en los brazos. De alguna forma, los golpes que había sufrido Ella Hood, también los había sufrido Hermione.

Se limpió el sudor con el dorso de la túnica y se incorporó. Estaba deseosa de salir cuanto antes de aquel sitio, aunque sintiera que no podría caminar ni dos pasos antes de desvanecerse.

—Vámonos ahora mismo de este lugar —suplicó.

—Antes tenemos una cuenta pendiente —dijo Ginny, y empujó a Cho al suelo; esta cayó y quedó tendida boca abajo, indefensa—. ¿Qué haremos contigo, Chang?

Cho habló de una forma casi imperceptible.

—Hermione —musitó.

La muchacha se levantó con dificultad apoyándose en Ron y se dirigió renqueando hacia donde estaba tendida Cho. Se agachó en el suelo, sintiendo mucho dolor en sus rodillas, y miró a Cho.

—Nunca podré perdonar esta traición, Cho —informó con tristeza.

—Por favor —replicó Cho.

Cho sujetó con fuerza el cuello de la túnica de Hermione. Ginny amagó a acercarse, pero se dio cuenta de que no quería atacarla y se detuvo.

Hermione miró a los ojos a Cho largamente. Iba a responderle, iba a decir que su comportamiento había sido deplorable y cobarde, pero de repente, sintió algo en su cuerpo. Tal y como había ocurrido antes, experimentó algo parecido a ser chupada por una arena movediza. Esta vez, la sensación duro una milésima de segundo, y cuando Hermione abrió la boca, lo hizo con la voz de Ella Hood.

Has traicionado a tus Hermanas, cegada por el resentimiento, hermana Asia.

Ron, Ginny y Harry, que miraban la escena completamente boquiabiertos, se apartaron unos pasos, haciendo un corro alrededor de Hermione y la devastada Cho. Un aura difícilmente descriptible las rodeaba. Habían comenzado a volar hojas secas a su alrededor y Hermione, cuando hablaba, emanaba una luz brillante, celestial.

Hermione volvió a hablar con la dulce pero potente voz de Ella Hood:

Las cinco máximas fueron violadas sistemáticamente por las Hermanas durante las últimas generaciones, pero tú has ido demasiado lejos. La Traición no puede perdonarse, jamás.

Serás desterrada de la Sororidad y no serás merecedora del regalo de la Reminiscencia. A partir de ahora, olvidarás para toda la Eternidad todo cuanto tenga relación a tus Hermanas, al Libro Rosa y a la Sororidad.

Hermione Granger en la Sororidad de las BrujasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora