Valerie.
-Acaba de llamarme tu padre. Necesita que lo llames urgente, no quiso decirme por qué ya que dijo que podría acabar incendiando la escuela –reímos un poco. Algo incomodas-.
-Vale, lo llamaré –volteó para ir donde sus amigos- Antes de que no volvamos a hablar en mil años –sonrió nerviosa- Solo quería decirte que sé que nuestra relación de hermanas no es la mejor...
-Hermanastras –le corregí-.
-Hermanastras, lo que sea. Solo quería decirte que deberíamos darnos una oportunidad y unirnos un poco más y...
-Vamos a la cancha de fútbol a jugar un rato –ese idiota de Thorne la interrumpió mientras se acercaba excesivamente a nosotras, o así lo sentí yo. Por alguna razón quería saber qué quería decirme, aunque mi orgullo no accedería a aceptar cualquier propuesta de amistad que me dijera-.
-Después te digo lo que te debía decir –sonrío algo incomoda por la presencia de él y la mía juntos.
-¿Ya te dejas manipular por un idiota por el hecho de tener ojos azules? –dije sarcásticamente, burlándome de la situación-
-No es lo que tú crees –tartamudeaba sonrojándose sin notar el sarcasmo de mi comentario.
-Déjala, idiota –Y superimbécil llegó al rescate-.
-¿Acaso alguien pidió tu súper ayuda? Deja de ser patético, mierda –me volví hacia la cafetería para alejarme de esta gente, no sin antes, cómo no, chocándome con Ravenna-.
-¿Acaso no sabes caminar? –abrí los ojos como platos. ¡¿Quién se creía que era para hablarme así?!
-¿Qué dijiste? –clave mis ojos sobre los de ella, intimidándola y lo logré. Punto para mí-.
-Que si acaso no sabes caminar –dijo dudosa de lo que había dicho. Se arrepentirá.
»Esta vez no te salvas« la empujé haciendo que perdiera el equilibrio. La cafetería estaba algo vacía, a excepción por gente nueva que aún no sabía dónde refugiarse en su primer día.
Ravenna intentó golpearme la cara, crecí entre peleas ¿qué pretendía hacer esa chica? Esquive su patético golpe y la seguí empujando hasta que la arrinconé en una pared. Marianne gritaba mi nombre mientras Lauren buscaba la manera de separarme de ella. Pero la adrenalina que corría por mis venas era mayor a sus intentos fallidos de calmar la situación.-¡¿Acaso no sabes hacer algo más que pelear y escupir maldita mierda?! –y superidiota llegó otra vez a la ayuda- ¡Déjala en paz!
-¡Entonces dile que aprenda a cerrar la boca y dejar de decir lo que no debe! –mi orden sonó más como un chillido-
-Déjala en paz –Louie en un movimiento rápido me tomó por la cintura, hablándome suave, estaba muy cerca de mí- Déjala en paz. Toma un respiro.
Mis cuerpo dejó de estar tenso después del cálido y delicado agarre de Louie
»¿Pero qué...?«
¿Qué era lo que sentí en ese momento? Se mantuvo tomándome por la cintura, manteniéndose en mi espalda un largo tiempo –o así lo sentí yo-, sentía su respiración agitada en la parte alta de mi cabeza, claramente era más alto que yo.-¡Ella empezó! –chilló Ravenna.
-Linda, todos vimos que no fue así, pero ese no es el caso. Vamos, disfrutemos lo que nos queda de día libre –Samantha la tomó por los hombros y la llevó fuera intentando quitarle intensidad a la situación-.
Louie me soltó lentamente y se fue caminando sin mirar atrás hasta la puerta. Cuándo llegó a esta volteó un poco y me miro dedicándome una sonrisa tímida.
-¿Qué fue eso? –Lauren me sacó de mi transe-.
-¿También lo vieron? –Marianne se unió a las risas de Lauren-.
-Ya, déjenlo estar. No fue nada.
-¡¿Cómo vas a decir que no fue nada?! Te tomó por la cintura y si no fuera por Samantha ustedes no se hubieran movido de donde estaban –reían con bastantes ganas recordando la escena de hace unos segundos.
-Ya, ya –sonreí nerviosa- vamos a otro lado, la cafetería sigue llena de tención y de miradas –miré a las pocas personas a nuestro alrededor.
Tomamos nuestras cosas y salimos de allí sin saber a dónde ir. Vagamos el día entero por los pasillos de esa escuela, evitando ir a la cancha de fútbol, ya que ellas no querían ver otra escena mía peleando con la gente.
Ellas hablaban gustosamente de temas desde lo más interesante hasta lo más trivial mientras yo no podía borrar de mi cabeza la sonrisa de aquel chicho, sus ojos azules y su cabello simplemente despeinado.
»¿Pero qué mierdas dices?«
Intenté borrar todo lo sucedido, desde su agarre hasta su sonrisa. Era un chico más, un patético chico más que claramente quería a todas en sus camas y claramente lo lograba, con el físico que tenía dudo que cualquier chica se negara a pasar una noche con él y luego contarle a sus amigas sobre el sexo que obtuvo con un chico guapo. Babosas.Y así el día culminó, las tres tomamos nuestros respectivos caminos a nuestras casas. Fue un día largo y muy duro. Espero el resto de la semana sea diferente.
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Stalker. ©
Teen Fiction"La belleza es el deleite de poder satisfacer las ansias de perfección por un humano"