Lauren.
Después de haber tenido éxito en la audición para las porristas de este año, me dirigí hacia los casilleros donde había dejado mi bolsa.
Caminé orgullosa por la rutina que había presentado, no podía dejar de pensar en ser la capitana otra vez después de haber dejado el cargo. Realmente no lo dejé porque fuese difícil, lo deje porque no estaba pasando por el mejor momento. Familia, amor, amistades... Mi familia siempre fue un desastre en todo menos en lo económico, creían que dándome dinero todos los días y dejándome al cuidado de empleados yo sería la persona más feliz del planeta. El dinero no lo puede comprar todo, no puede devolver el tiempo y comprar unos padres que pudieran darme amor como se es debido. Me sentía triste y caí en una depresión que simplemente no dejaba pararme e ir a entrenamientos. Mis notas bajaban cada vez más y ni hablar de mi autoestima. Jamás imaginé pasar por tales cosas. Dormía más de lo debido y solo salía a comer, sin bañarme, sin intercambiar palabra alguna con mis familiares. Le había perdido el gusto a todo lo que antes amaba, no tenía amigos, mi ex novio era un cerdo y mi familia jamás se inmutó por preocuparse por mi estado mental. Robaba el alcohol de la estantería de mi padre y bebía hasta quedar inconsciente en mi cuarto pensando en que era otra persona, con una vida absolutamente mejor. El dinero jamás me faltó, pero el amor escaseaba como el calor en invierno.
Era insoportable sentirme tan sola, empezaba a enloquecerme y llegué al punto de hablar sólo conmigo misma.
Agradezco el día que salí y encontré a Marianne vagando por mi calle con una castaña de baja estatura, reían a gusto con dos cervezas en mano y me interesé al ver el alcohol en manos de menores de edad... aunque eso no fue lo que me salvo, fueron quienes portaban esas latas.
Y hasta el momento, han sido las únicas que me han visto tan mal, al borde de la locura.
Aún les debo mi vida.
Ya era hora de irme, me cambié rápidamente, deshaciéndome por completo del uniforme que nos habían obligado a ponernos; ya dispuesta a salir sentí a todo un equipo de baloncesto cerca
»No, por favor, hoy no«
En ese equipo se encontraba mi ex novio, no era la mejor persona y por eso mismo jamás terminamos con buenos términos nuestra relación. Era posesivo y machista, controlador con todo aquel que fuera cercano a él. Tenía a media escuela babeando, todas las chicas deseaban tener una aventura con él, decían que era el mejor en la cama y que jamás ninguna chica con la que se ha acostado ha quedado insatisfecha. No por nada le dicen Oxes; fue en una fiesta, antes de conocernos, subió a una de las habitaciones con cinco chicas y él, siendo el único hombre. Las cinco tipas salieron sonrojadas, despeinadas y con el maquillaje corrido, pero con una sonrisa de idiotas que al parecer nadie podría quitárselas esa noche. Todos empezaron a gritar "Oxes" y en realidad no lo habría entendido, hasta que un chico del equipo de baloncesto se acercado a mí, notando mi expresión de confusión. Me explicó que hace mucho las mujeres con las que se acostaba lo habían apodado "Sexo" dicho al revés, ya que era el mejor en follar. Qué idioteces podían llegar a decir las mujeres, es simplemente sexo, no le veo la diferencia de hacerlo con Oxes que con cualquier otra persona, al fin de cuentas siempre será lo mismo.-Pequeña rubia –una voz ronca habló a mis espaldas. Oxes- Hace tiempo no hablamos, mira lo linda que estás –podía sentir su mirada clavada en mi culo. Cerdo.
-Oxes, ¿cómo estás? –voltee para verlo y fingí mi mejor sonrisa.
-Mucho mejor –le hizo una seña a sus amigos para que salieran del lugar y estos le hicieron caso al instante- pudiendo estar a solas contigo, aquí, recordando como en algún momento te tuve contra esos casilleros –señaló los casilleros que se encontraban junto a nosotros- con la falda de porrista zorra por la espalda –mi cara tomó un color rojo intenso al recordar tales escenas, qué repulsivo era este hombre.
-¡Eres un patán! –chille- ¡Deja de hablar así de todas las mujeres, eres repulsivo, patán, un cerdo completo!
-Pero este cerdo te puede hacer callar esa sucia boca con el pene –río sínico.
-¡Eres asqueroso! –esto no me gustaba para nada, su mirada estaba llena de malas intenciones.
-Vamos, nena. Sé que no puedes resistir a que meta mis cuatro dedos por tu vagina, estás pesando en todas las posiciones que podemos hacer en este momento ¿verdad? –sonreía desbordando oscuridad.
Esto no puede estar pasando, ¿qué hago?, me está acorralando contra la pared de estos malditos camerinos mixtos. ¡¿A quién mierda se le ocurre hacer unos camerinos malditamente mixtos?!
Sabía más que nada que mi cara expresa de todo, menos gracia.
Ya me tenía atrapada entre la pared y su pesado cuerpo, tomó mis muñecas con una sola mano y las puso sobre mi cabeza. Sigo gritando y moviéndome pero al parecer de ésta no tengo salida. Separó mis piernas con su pie y empezó a susurrarme obscenidades al oído. No podía hacer nada, estaba inmóvil en este lugar con la persona menos humana de este mundo. No estaba consciente de que estaba llorando hasta que él, exasperado, dijo que parase de hacerlo. Era inevitable, tenía miedo, mi cuerpo sentía que iba a caer en cualquier momento.
Empecé a gritar con todas mis fuerzas, estaba llorando, gritando. No quería esto, no quiero que este tipo me toque.-Por favor, Oxes –balbucee- déjame ir y te daré lo que quieras –solloce- pero por favor, déjame ir.
Él se limitó a reír sínico, como si le divirtiera la situación. Intentaba desabrochar mi camisa. Me moví lo más agresivo que pude, pero nada funcionaba, claramente era más fuerte que yo en muchos sentidos, no tendría oportunidad de escapar de esta.
Estaba a escasos centímetros de mi cara, sentía su aliento chocar con mi cara. Me atreví a ver sus ojos...como era de esperarlo, los traía inyectados en sangre. Baje la mirada hacia el centro de su rostro -¡Por favor!- tenía un poco de polvo blanco en la entrada de una de las fosas nasales. Para nadie era un secreto que Oxes estaba metido en los negocios de su familia y por ende, tenía el privilegio de acceder a las drogas que a él le vinieran en gana. Y claramente, optó por el fuerte de su familia, la cocaína.
Aparte de estar apestando a alcohol, venía absolutamente drogado, esto no podía estar pasándome.
Logró quitarme la camisa de un tirón, haciendo que la mayoría de botones que no había podido desabrochar se desprendieran de mi camisa.
Empezó a meter la mano en mi sostén. Solloce incontrolable y no paré de gritar, pedía ayuda a gritos y sabía que así colmaría la paciencia de este idiota.-Cállate, maldita sea –gritó- cállate, perra. Te follaré como en los viejos tiempos hasta dejarte inconsciente. No podrás caminar en semanas –río- te meteré un puño entero si es necesario. Pero cállate que sé que tú quieres esto, no me lo puedes negar, ¿quién no quisiera tener una aventura conmigo?
-¡Yo, yo no quiero tener nada que ver contigo! –grité lo más fuerte que pude, pero no sonó lo suficiente para que alguien a algunos metros pudiese escucharme. Mi voz ya estaba pagando el precio de mis gritos- ¡Quiero que me dejes, suéltame, estás enfermo, eres un drogadicto sin cura y un alcohólico incurable! ¡Déjame, no me toques! –chille- ¡Ve a cogerte a las miles de zorras que dices tener a tus pies, pero a mí déjame en paz!
-¡Te dije que lo pagarías, zorra! ¡Cuando terminaste conmigo destruiste mi reputación y te advertí que lo pagarías y lo pagarías muy caro! –sus gritos cada vez superaban los míos.
-¡¿Acaso es mi puta culpa?! ¡Terminé contigo porque me follaste de la manera más sucia! ¡¿Drogarme?! ¡¿En serio?! ¡Me drogaste y luego me follaste sabiendo que yo era inconsciente de ello! ¡No iba a quedarme de brazos cruzados viendo como se lo contabas a todo aquel que conocieras! ¡Eres un bastardo, por eso le conté a toda la escuela que la vez que íbamos a acostarnos en la casa de tus padres tu pene nunca se puso erecto, que era inservible aquello que tenías abajo! -Sentí un golpe en mi cara, ese bastardo con la mano que no tenía ocupada me acaba de pegar un puño cerca al ojo. No abrí los ojos después del impacto, solo me limité a llorar descontroladamente.
-¡Esto es lo que te mereces por todo lo que me hiciste! ¡Te mostraré lo "inservible" que soy follandote hasta que te sangre todo! –y dicho esto, haló de mi sostén quitándomelo de un solo movimiento.
-¡Suéltala, hijo de perra!

ESTÁS LEYENDO
Stalker. ©
Teen Fiction"La belleza es el deleite de poder satisfacer las ansias de perfección por un humano"