Stalker. ©

Capítulo 2.

Capítulo 2.

Lauren.

Salí del salón sin evitar que mi desespero por aquella chica no se notase. No sabía a dónde ir, apenas había iniciado la jornada y todos estaban en sus respectivos salones; qué idiotez que me hayan sacado de clase por las cosas que dije, era mi manera de expresarme respecto a lo ridícula que era aquella chica nueva. Derramaba idiotez, con solo mirarla se podía notar la clase de persona que era, esa clase de persona que todos intentan evitar.
No me quedó de otra que ir a la cancha de fútbol, a esta hora estaría sola y allí podría mantenerme ocupada de alguna manera.
Siquiera tenía la mínima molestia de ir mirando por dónde iba caminando, cuando de repente sentí un empujón tan fuerte que hizo que cayera al piso.

-¡¿Pero qué mierdas?! –la exasperación podía notarse en cada palabra que decía.

-Lo lamento, es mi primer día y ya voy tarde –rio ligeramente-.

-Ya, déjalo. Más bien corre, antes de que llegues más tarde o te pongan sanción por evasión de clase. O las dos –reímos. Era un chicho agradable-

-Bueno, me iré, claro no sin antes ayudarte a levantarte, a menos que te parezca cómodo el suelo. En ese caso, sería extraño –me sonroje al notar que seguía en el piso. Me ayudo a levantarme ofreciéndome su mano y yo accedí.

-Lauren –susurre nerviosa... ¿Nerviosa? ¿Lauren Thompson nerviosa? Eso era imposible tan solo decirlo.

-Harrison, pero me dicen Harry–sonrío dejando a la vista una perfecta de blancos dientes y un notable hoyuelo en su mejilla derecha- Espero volverte a ver y tener una conversación más estable. No quisiera irme sin más pero, ya sabes, el primer día es la primera impresión de cada estudiante y toda esa mierda.

Sin nada más que decir, intercambiamos las últimas sonrisas y se fue, desapareciendo rápidamente por el pasillo.
Fue algo extraño, por un momento olvidé lo molesta que me encontraba con tan solo haber visto lo guapo que era Harrison. No era el prototipo de hombre con el que yo y todo el mundo esperaba ver, un chico castaño con el cabello muy despeinado –poco de mi agrado- pero inevitable de encontrarle algo malo, qué ironía.
Por fin llegué a la cancha de fútbol, me senté en una grada de la parte lateral izquierda las cuales miraban hacia el resto del campus, preciso lo que deseaba, una vista agradable, no tener que ver aquel edificio tan opaco y aburridor al cual asistía a diario.

-Al parecer mi primera impresión como estudiante no fue precisamente lo que todos esperaban –gire rápidamente ante el susto de aquella voz que hace unos minutos había escuchado.

-Y al parecer también se te da mal no asustar a la gente –reímos ligeramente- créeme, la mía tampoco fue la mejor. Ven –di pequeñas palmadas al espacio que quedaba al lado mío- siéntate y discutamos lo mal que la gente ve en nosotros que irónicamente está bien.

Y así fue, hablamos durante el tiempo que restaba para la siguiente clase. Me contó que era nuevo –obviamente-, se había trasladado a Pensilvania hace tres años y al igual que en Bradford, Inglaterra, por inconvenientes familiares tuvo que trasladarse nuevamente hasta que al fin quedaron estables aquí en Baton Rouge. No quiero imaginarme qué tan grandes fueron esos problemas para que él, su hermana y su madre se trasladaran tanto. Estaba en último grado y desea estudiar gastronomía. Vivía cerca de la escuela, en una casa no muy grande pero acogedora, aún no hacía amigos, aunque siempre se caracterizó como alguien muy sociable, no ha tenido novia por los cambios de ciudades, países y hasta de continentes, por lo tanto prefería mantenerse alejado de las relaciones. Toca la guitarra y entrena fútbol. Me interesaba demasiado, pero en este momento no tengo la respuesta del por qué.
Creo que después de tantos años al fin había encontrado un mejor amigo.

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Disculpen la tardanza, los estudios no nos dejaban tiempo ni espacio para seguir escribiendo. Ahora sí estaremos más activas y subiremos capítulos sin tanta tardanza. Espero les guste. All the love xx -Roji y Gomi.