Cinquanta uno

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Había muchas cosas que quería hacer antes de irme, hablar contigo era una de ellas.

Porque al parecer soy un masoquista y torturarme a mi mismo es lo que mejor sé hacer.

Te encontré en el parque viendo como unos chicos jugaban basquetbol.

Tus ojos se iluminaron de pura felicidad cuando me senté junto a ti y me sonreíste.

Te devolví el gesto, aunque un poco torcido.

Entonces me abrazaste como hacías antes y comenzaste a sollozar.

Esto sería más dificil de lo que había pensado.

.-.-.-.-. 

El siguiente capítulo será mucho más largo y con diálogos, sólo les aviso.

Por cierto, faltan cinco capítulos para el final.


Cada vez que me dices amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora