Pondré la nota al principio porque cuando terminen de leerlo probablemente ya esté en un avión rumbo a algún país desconocido para huir de ustedes.
Espero que les guste porque fue el capítulo que más me costó escribir y además es oficialmente el más largo de la historia.
No me odien, por favor.
.-.-.-.-.-.-.-.
―Alex, no tienes una idea de lo arrepentido que estoy. Lo he pasado mal todo este tiempo y no creo que pueda soportarlo más, me haces mucha falta.
―Leonardo...
―Sé que no me lo merezco, ¿Qué clase de mejor amigo haría sufrir así a la persona que lo apoyó siempre? Fui un idiota, un estúpido y lo acepto. Y haré lo que tu quieras para probar que hablo en serio, pero perdóname. Por favor.
Mi camisa, ahí donde tenías la cabeza recargada, comenzaba a humedecerse.
― La última vez que dijiste algo como eso todo terminó peor.
―Lo sé, pero mandé al diablo a Natalia y a todos sus amigos, además entré al bachillerato que acordamos cuando éramos unos niños, al que tu también entraste, ahí podríamos empezar de nuevo. Únicamente tú y yo contra todo, como antes.
― ¿Por qué hiciste eso? Creí que tu querías que la gente te viera de una forma diferente y que sólo ellos podrían ayudarte.
― Lo hice porque me di cuenta que no los necesito ni a ellos ni a su popularidad y que tampoco necesito que la gente piense que soy alguien que no soy. Te necesito a ti.
Casi podría jurar que escuché mi corazón, que ya estaba cicatrizando, romperse de nuevo.
― Lo siento, pero no creo que podamos seguir con nuestra amistad.
―Sólo dame una oportunidad, Alex. Sólo una.
―Voy a volver a Italia, Leonardo. Ese es el problema.
Te separaste de mí y me miraste a los ojos, con una expresión de total asombro y tristeza. Las lágrimas brotaban sin detenerse.
―No puedes irte y dejarme así como así.
―¿Por qué no? Tú me hiciste eso antes.
― ¿Qué voy a hacer sin ti?
― Lo mismo que hace unos meses: buscarte otros amigos y seguir como sí nada.
― No es tan simple dejarte ir. Te quiero mucho y lo siento...
Quería que pararas de decir todo eso, porque me hería más, y la única cosa que se me ocurrió para hacerte callar fue tomar tu camisa y acercarte a mi para estampar mis labios con los tuyos.
Te separaste rápidamente y me miraste extrañado.
― Yo te gusto.
No era una pregunta.
―Sí, Leonardo, mucho. Aunque traté de convencerme de que ya no era así.
No esperé a que me contestaras, ya sabía que me dirías: que no sentías lo mismo por mí, que tu me querías pero de una manera muy distinta a la que yo te quería.
Y si me hubieras dicho que sentías algo por mí ya no se podría hacer nada, me iría y probablemente no te vería de nuevo nunca.
Otra cosa que sé hacer muy bien es salir corriendo, y eso hice.
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Cada vez que me dices amigo
ContoLeonardo y Alessandro se conocen de toda la vida. Platican, se cuentan sus secretos y miran las estrellas juntos. Alex está enamorado de su mejor amigo. A Leo le gusta alguien más. Portada hecha por Design Squad. Histor...