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Capítulo 6: Conviviendo y aguantando.


—Puedes dejar tus cosas ahí.

Colton señala un pequeño sillón al que yo me acerco y suelto mi mochila sobre este. Dejo escapar un suspiro y estudio la reducida sala de estar, la cual no pude estudiar la última vez que estuve aquí porque... Uh, ya saben. Estuve demasiado ocupada estudiando otras partes de su increíble anatomía. La habitación no parecía importante en aquel momento.

En este tampoco, si debo ser sincera, pero tengo que aparentar un poco y tratar de mantener mis ojos lejos de él durante un minuto completo, por lo menos.

Lo escucho dar unos pasos en mi dirección y me tenso. Su cercanía, sentir su calor e inhalar su aroma, hace que mis sentidos se pongan alerta, como si de alguna manera me encontrara en peligro.

—Relájate, niña —susurra en mi oído.

Me estremezco y él se aleja un poco riendo entre dientes.

—No soy una niña —murmuro molesta.

—Eso lo dejamos en claro la vez pasada.

Giro sobre mis talones y me encuentro con que sigue demasiado cerca de mí. Está apoyado en una pared con los brazos cruzados sobre el pecho, su mirada barre mi cuerpo con descaro y siento que me sonrojo.

Aprieto mis muslos juntos, mis manos se vuelven puños sobre la ropa y desvío la mirada hacia la barra donde me quemé con el café. El calor me invade al recordarme gritando mientras él estaba sobre mí, dentro de mí, empujando, gimiendo...

¡Dioses! ¿Por qué no puedo parar de pensar en eso? Creo que me he obsesionado.

Más. Me he obsesionado más.

Me he vuelto adicta a Colton.

—Te vas a romper si no te relajas —expresa divertido—. No muerdo.

Esboza una sonrisa lobuna, me guiña un ojo y luego se encamina hacia su habitación.

—Imbécil —mascullo bajito y, al parecer, no me escucha.

Lástima. Habría sido entretenido ver su reacción.

—Durante el tiempo que tu padre tarde en llegar te vas a quedar aquí, dormirás en mi habitación y yo aquí en la sala de estar —lo escucho decir detrás de la puerta—. Mientras él no aparezca, tú no vas a salir de aquí.

—¿Y si necesito...?

—No me interrumpas ¿quieres? —Sale de la habitación con una almohada y un par de frazadas que arroja sobre el sofá de tres lugares—. No hay trabajo, escuela o cualquier cosa que implique salir de aquí. Si necesitas ir a la tienda, me avisas, yo iré por ti. Si necesitas... No sé, pagar algo, yo lo haré por ti. Si necesitas comprar ropa u otras cosas, yo las compraré por ti. Escúchame muy bien, Anya. —Se planta frente a mí y coloca las manos en puños sobre sus caderas—. No quiero que salgas de aquí o me voy a enfadar mucho, y no quieres verme enfadado. ¿Capisce?

Su cuerpo se aleja con rumbo a la cocina, pero yo no puedo moverme por la impresión. ¿De verdad cree que me voy a quedar encerrada aquí Dios sabe cuánto tiempo? Está muy equivocado. Es cierto que estoy oficialmente de vacaciones desde ayer, pero de todos modos tengo planeado comenzar a trabajar ahora que no debo estar asistiendo todos los días a la universidad.

Camino hasta la barra que separa la pequeña sala de la aún más pequeña cocina y me recargo sobre ella.

—¿Y puedo saber qué se supone que haré durante los días que me quede aquí?

Hechizado [A #1] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora